Devocionario de Reparación y Desagravio a los Sagrados Corazones – Casas de Desagravio.

Devocionario de Reparación y Desagravio
a los Sagrados Corazones.

CASAS DE DESAGRAVIO

PROMESAS DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
POR CADA HORA DE DESAGRAVIO
[1]

  1. Mil días de indulgencias.
  2. La Protección continua, para vosotros durante los días calamitosos.
  3. La Salvación Eterna de las almas de vuestros parientes que no se han convertido.
  4. Liberación de mil Almas del Purgatorio.
  5. La anulación de hechizos y conjuros mágicos, ritos satánicos en perjuicio de vosotros y de vuestros familiares.
  6. La Asistencia personal mía, de Jesús y San José en el día de vuestra muerte.
  7. La Promesa de la Bendición que sólo los Santos encuentran, tanto en el Cielo como en la tierra.
  8. El conocimiento inmediato de vuestros pecados, a fin que os enmendéis y os confeséis ante el sacerdote.
  9. La curación de los enfermos, de los cuales Dios disponga en Su Misericordia restablecer la salud.
  10. La Aceptación de la Divina Voluntad en todo lo que Dios os enviare, con ello vendrá la Purificación de todos vuestros males y la Santificación de vuestras almas.
  11. Conocimiento profundo de las cosas Celestiales mediante el Don de la Fe.
  12. La Gracia para perseverar y vencer en los ataques del anticristo.

(Un segmento del Cuarto Mensaje Universal, donde la Virgen hace otras Promesas por la Hora de Oración de Reparación y Desagravio):

Si hacéis una buena confesión y recibís con frecuencia a Jesús Sacramentado:

  • Recibiréis Conocimiento interior para discernir lo que viene del maligno.
  • Recibiréis palabras para instruir en la Fe Católica a cuantos se os acercan con propósitos de conversión. Y por último:
  • El premio de la Consolación que Dios entrega a las almas dóciles y humildes, pero debéis hacer, de vuestra Hora de Desagravio, una hora de Amor y de Fe.

PETICIONES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
PARA LAS CASAS DE DESAGRAVIO

  1. Que las Casas de Desagravio se promuevan en todos los movimientos de la Iglesia.
  2. Que haya multitud de ellas, y que cada una esté reportada con el Párroco que le corresponda.
  3. Que la oración, principalmente los días jueves o viernes, sea iniciando a las 3:00 de la tarde, Hora de la Divina Misericordia.
  4. Que haya una pareja responsable de esa casa: matrimonio o dos personas de la misma familia.
  5. La oración tendrá que ser diaria por las Siete Espadas que atraviesan mi Corazón Inmaculado.

EL ORDEN PARA REZAR LAS ORACIONES

  1. Trisagio a la Santísima Trinidad, Pág. 57.
  2. Comunión Espiritual, Pág. 156.
  3. Lectura del Evangelio del día.
  4. Oración de San Miguel Arcángel, Pág. 156.
  5. Oración al Ángel de la Guarda, Pág. 161.
  6. Letanías de los Santos Ángeles, Pág. 159.
  7. Consagración a la Preciosa Sangre, Pág. 89.
  8. Corona de la Misericordia, Pág. 125.
  9. Antigua Oración a San José, Pág. 54.
  10. Alabanza de Desagravio, Pág. 143.

Durante los Siete Días de la Semana, en recordatorio de mis Siete Dolores y en ejercicio de las Siete Palabras del Oficio del Viernes Santo, emitidas por mi Santísimo Hijo, ofreceréis una Hora de Reparación y Desagravio a los Dos Sagrados Corazones. Lo haréis por los Sacerdotes y las Benditas Almas del Purgatorio.

MEDITACIÓN Y OFRECIMIENTO
PARA CADA DÍA DE LA SEMANA

Las SIETE PALABRAS de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz y los SIETE DOLORES que padeció Nuestra Madre, la Virgen María.

LUNES

1ª PALABRA DE JESÚS EN LA CRUZ:

“PADRE, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN.” (Lc. 23, 34).

Misericordioso, Señor, tan inclinado al Perdón de las almas que Exaltado en la Cruz, Mediador entre Dios y los hombres, para alcanzarnos la absolución de las ofensas cometidas contra Ti, la PRIMERA PALABRA pronunciada por Tus Labios fue de perdón para los que Te crucificaron: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”

Por el Dolor grande que padeció Tu Santísima Madre al pie de la Cruz, al oír las burlas, mofas y ofensas que contra Tu Divina Persona proferían las lenguas de los judíos: Te suplico, Señor, absuelvas a las Almas del Purgatorio del resto de la pena que, por sus pecados, deben pagar en el Purgatorio. Y a los que, mortalmente hemos despreciado Tu Divina Persona con nuestra indiferencia o rechazo: Haz, Señor, que con verdadero dolor y lágrimas, la primera palabra que pronuncien nuestros labios sea para pedirte el perdón de nuestros pecados. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.

1° DOLOR DE MARÍA:

La Profecía del anciano Simeón cuando le dijo: “Una Espada de Dolor atravesará tu Corazón.”.

¡Oh, Bendita Virgen María!, Madre de Dios, por aquel Dolor que tú, Señora, sentiste cuando Simeón te profetizó que habrían de quitarle la Vida a tu Hijo Santísimo y que Él te sería ‘Espada de Dolor’ que traspasaría tu Alma: te suplico humildemente, nos alcances del Señor, verdadero dolor y arrepentimiento por nuestros pecados. Por este PRIMER DOLOR… y por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus Virtudes. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Ave María.

MARTES

2ª PALABRA DE JESÚS EN LA CRUZ:

“EN VERDAD, TE DIGO, HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO.” (Lc. 23, 43).

Rey Supremo, Señor de los Cielos y Tierra, tan Compasivo con los dolores y sufrimientos de las almas que al ver desde el majestuoso Trono de la Cruz, toda la tribulación y angustia que con tanta resignación  padecía por sus pecados el buen ladrón en el patíbulo de la cruz, la SEGUNDA PALABRA que pronunciaste fue prometerle la dicha y felicidad de Tu Compañía en el Cielo: “En verdad, te digo, hoy estarás Conmigo en el Paraíso.”

Por el profundo Dolor que sintió Tu Madre al pie de la Cruz al ver teñido de rojo por Tu Divina Sangre su Manto Sagrado: Te pido, Señor, Te acuerdes de las Almas del Purgatorio para que en vista de la paciencia y resignación con que sufren esos dolores y penas, las lleves a gozar las delicias de Tu Compañía en la Gloria. Y a los que por nuestros pecados merecemos padecer de las penas eternas, danos, Señor, como a Dimas contrición y lágrimas de verdadera penitencia. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.

2° DOLOR DE MARÍA:

La Huida a Egipto, escapando de la persecución de Herodes que quería matar al Niño.

¡Oh!, Serenísima Reina de los Ángeles, Madre de Dios, por aquel Dolor que tú, Bendita Virgen, sentiste cuando tuviste que escapar a Egipto, para salvar de la muerte a tu Hijo Recién Nacido, ya que Herodes había mandado matar a todos los niños menores de dos años: te suplico humildemente, nos alcances del Señor la sanación de todas nuestras culpas y heridas del pasado. Por este SEGUNDO DOLOR… y por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Ave María.

MIÉRCOLES

3ª PALABRA DE JESÚS EN LA CRUZ:

“MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO… AHÍ TIENES A TU MADRE.” (Jn. 19, 26).

Divino Consolador de las almas, que al contemplar desde el patíbulo de la Cruz la profunda tristeza que padeciera Tu Amabilísima Madre, faltándole Tú, único Consuelo, Gozo, Descanso y Alivio de sus Penas, antes de apartarse de Tu vista por la muerte, la TERCERA PALABRA que profirió Tu Santa Boca fue encomendarla a la custodia de Tu amado discípulo Juan, para que le sirviese de alivio en sus Dolores y consuelo en sus Aflicciones: “Mujer, ahí tienes a Tu hijo… Ahí tienes a tu Madre.”

Por el cruento Dolor que sintió el Corazón de esta Soberana Señora, al ver que se le cambiaba al Maestro por el discípulo, al Creador por la criatura, al Hombre-Dios por el puro hombre: Te suplico, Piadosísimo Señor, que en vista de la más intensa de las penas y del gran desconsuelo que por verse ausentes de Ti, padecen Tus queridas Almas del Purgatorio, las consueles con la alegría de gozar de Tu Vida por Eternidades en el Cielo. Y a los que para gozar de las delicias de las criaturas, voluntariamente se apartan de Ti por el pecado: haz que con verdadero dolor, aflicción y pena, lloren amargamente Tu ausencia, déjalos a la Protección y Amparo de Tu Soberana Madre. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.

3° DOLOR DE MARÍA:

 La Búsqueda del Niño Jesús durante Tres Días, cuando se perdió en Jerusalén.

¡Oh!, Santísima Virgen María, Madre de Dios, por aquel Dolor que tú, Señora, tuviste cuando perdiste a tu Amado Hijo y estuviste Tres Días sin hallarle: te suplico humildemente, nos alcances de Su Divina Majestad todas las Virtudes que perdimos por nuestros pecados, para que Le amemos y Le sirvamos con perseverancia, de ahora en adelante. Por este TERCER DOLOR… y por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Ave María.

JUEVES

4ª PALABRA DE JESÚS EN LA CRUZ:

“¡DIOS MÍO! ¡DIOS MÍO!, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?” (Mt. 27, 46).

Divino Asilo y Amparo de las almas que, colgando en el leño de la Cruz, combatido por fortísimos dolores, tormentos y penas por espacio de Tres Horas, al verte tan olvidado y desamparado, sin consuelo, alivio, ni socorro de la tierra ni del Cielo, en medio de tanto Dolor, Te quejaste al Eterno Padre en la CUARTA PALABRA diciéndole: “¡Elí, Elí, ¿lemá sabactaní? Esto es: ¡Dios Mío, Dios Mío!, ¿por qué Me has abandonado?”

Por el gran Dolor que sintió Tu Santa Madre al ver que aunque tan cerca de Ti, no podía aliviar Tus Penas, consuela, socorre y ampara, Piadosísimo Señor, a las Almas del Purgatorio, ya que por verse tan olvidadas y desamparadas de los mortales, se quejan de los tormentos y penas del Purgatorio. Y a los que por nuestras culpas merecemos ser olvidados de Ti, asístenos, Señor, y ampáranos para que, con la ayuda y socorro de Tu Gracia, lloremos amargamente nuestros pecados. Que alcancemos, Señor, el asilo de Tu Divina Misericordia. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.

4° DOLOR DE MARÍA:

Encontrarse con Jesús, cargando Su Cruz, camino al Calvario.

¡Oh!, Soberana Reina de los Cielos, por aquel Dolor tuyo tan amargo, cuando viste a Tu Hijo Querido cargado con el pesado leño de la Cruz sobre Sus Hombros, que era la carga de nuestros pecados: humildemente te suplico, nos alcances de Su Divina Majestad la remisión de todas nuestras culpas, para que podamos gozar de la Vida Eterna. Por este CUARTO DOLOR… y por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan Gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Ave María.

VIERNES

5ª PALABRA DE JESÚS EN LA CRUZ:

“TENGO SED.” (Juan 19, 28).

Omnipotente y Soberano Señor, tan ansioso por el bien y la salud de las almas, que al ver desde la altura de la Cruz el desprecio que habrían de hacer los mortales a la eficaz Medicina de Tu Preciosísima Sangre, para el recobro de la salud perdida, manifestaste al mundo en la QUINTA PALABRA que profirieron Tus Sagrados Labios, la ardiente sed de salvación que Te afligía: “Tengo sed.”

Por el gran Dolor que sintió Tu Santísima Madre al ver la crueldad de los verdugos que en vez de agua Te dieron a beber hiel y vinagre: Te suplico, Señor, apagues con el refrigerio de Tu Divina Sangre la sed grande que padecen las Almas del Purgatorio, por los ardores de las voraces llamas en las que se purifican. Te pido también por nosotros que, enfermos por el pecado, hemos menospreciado ese Remedio eficaz para el recobro de nuestra salud: Haz, Señor, que verdaderamente arrepentidos enmendemos nuestras culpas mediante la penitencia, para que se encienda más y más en nosotros la sed de nuestra Salvación. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.

5° DOLOR DE MARÍA:

Asistir a su Hijo Jesús, en Su terrible Crucifixión y Muerte.

¡Oh!, Dolorosísima Virgen María, Madre de Dios, por aquel Dolor que traspasó tu Amante Alma, cuando viste a Tu Santísimo Hijo Crucificado en la Cruz, puesto entre dos ladrones, mofado y burlado de todos y muriendo en el mayor de los sufrimientos: Te suplico humildemente, nos alcances del Señor el Don de la Gracia Santificante; y que antes de nuestra muerte podamos recibir Su Santísimo Cuerpo, con gran fe, pureza, devoción y amor. Por este QUINTO DOLOR… y por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los Frutos de la Redención. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Ave María.

SÁBADO

6ª PALABRA DE JESÚS:

“TODO ESTÁ CUMPLIDO.” (Juan 19, 30).

Benignísimo Padre y Redentor de las almas, que habiendo satisfecho de todo rigor de Justicia al Eterno Padre con el Precio Infinito de Tu Divina Sangre derramada en el árbol de la Cruz; y como el hombre no podía satisfacer la deuda que por su culpa contrajo, exclamaste diciendo en la SEXTA PALABRA: “Todo está cumplido.” Porque ni había más que satisfacer, ni tenías más que padecer.

Por el Dolor grande que sintió Tu Santísima Madre al verte Llagado de Pies a Cabeza en la Agonía de la Cruz: Haz, Misericordiosísimo Señor, que satisfecha ya Tu Divina Justicia, con el valor de los sufragios y sacrificios que Te ofrece la piedad cristiana, dejen ya de padecer las Almas del Purgatorio todos sus dolores, tormentos y  penas. Y a los que hemos sido mortalmente gravados con la deuda del pecado: Haz, Piadosísimo Señor, que con el valor de Tu Gracia podamos satisfacer la deuda en la tabla de la penitencia. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.

6° DOLOR DE MARÍA:

Recibir el Cuerpo de Jesús, cuando fue bajado de la Cruz y depositado en sus Brazos.

¡Oh!, Soberana Reina, Dulcísima Madre y Señora nuestra, por aquel gran Dolor que padeciste, cuando recibiste muerto en tus Brazos a Tu Hijo, completamente desfigurado: te suplico humildemente, nos ayudes a traspasar nuestro corazón de dolor por el pecado del mundo, para que llenos de misericordia por los demás, podamos llegar a ver a Dios en la Gloria. Por este SEXTO DOLOR… y por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como Él nos amó. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Ave María.

DOMINGO

7ª PALABRA DE JESÚS EN LA CRUZ:

“PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU.” (Lucas 23, 45)

Divino Glorificador de las almas, que concluidos los dolores, tormentos y penas de la Cruz, estando ya para Expirar y en Agonía de Muerte, esforzando la Voz, dijiste en la SÉPTIMA y última PALABRA: “Padre, en Tus Manos pongo Mi Espíritu.”

Y después, cuando inclinaste la Cabeza y Expiraste, Te manifestaste en el Seno de Abraham, para glorificar con Tu Divina Presencia a las Almas del Purgatorio: Por el Dolor de los dolores que penetró el Corazón de Tu Soberana Madre al ver apagada la Luz de Tus Ojos con la Muerte: Te encomendamos, Señor, las Almas del Purgatorio para que, concluidos y acabados ya sus dolores, tormentos y penas, las recibas en Tus Manos y las lleves a contemplarte por toda la Eternidad en el Cielo.  Y a los que tantas veces han intentado quitarse la vida por sus culpas, haz, Piadosísimo Señor, que verdaderamente arrepentidos, digan en la hora de la muerte: Padre, en Tus Manos pongo mi espíritu. Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Padre Nuestro.

7° DOLOR DE MARÍA:

Contemplar el Cuerpo de Su Divino Hijo acostado en el Sepulcro, y su Soledad hasta la Resurrección.

¡Oh!, Afligidísima Virgen María, Madre de Dios, por aquel gran Dolor que sentiste, cuando viste que llevaron a Tu Santísimo Hijo al Santo Sepulcro: te suplico humildemente, nos ayudes y ampares, Bendita Virgen, y en la hora de nuestra muerte supliques a Tu Hijo que, por Su Infinita Misericordia, por Su Pasión y Muerte, y por tus grandes Merecimientos, reciba nuestras almas en la Vida Eterna. Por este SÉPTIMO DOLOR… y por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos… Amén.

  • Meditar en silencio y rezar un Ave María.
  • A continuación, se rezan las Oraciones de la Hora de Desagravio…

***


[1] Julián Soto Ayala “El Discípulo”, Sonora-México. Las oraciones de este Devocionario cuentan con la Aprobación Eclesiástica del Obispo de Ciudad Obregón, Ms. Juan Manuel Mancilla Sanchez, 30 de Enero de 2008.


Fuente:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/wp-content/uploads/2011/08/devocionario2-casas-de-desagravio.pdf

Todas las Oraciones en PDF publicadas en este blog:
https://aparicionesdejesusymaria.wordpress.com/oraciones/


 

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Oraciones de la Tradición Católica.

Oraciones de la Tradición Católica

LUNES

†  En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE FE

Creo firmemente, porque así lo ha revelado Dios, Verdad infalible, a la Santa Iglesia Católica, y por medio de ella nos lo revela también a nosotros:

Que hay Un solo Dios en Tres Personas Divinas, iguales y distintas, que se llaman: Padre, Hijo y Espíritu Santo (inclinar la cabeza).

Que el Hijo se hizo Hombre, tomando, por obra del Espíritu Santo, Carne y Alma Humana en las Entrañas de la Purísima Virgen María. Que Murió por nosotros en la Cruz, Resucitó, subió a los Cielos y desde allí ha de venir al fin del mundo a Juzgar a todos los vivos y a los muertos, para dar a los buenos, Gloria Eterna y a los malos, infierno eterno.

Creo, además, por el mismo motivo, cuanto cree y enseña la misma Santa Iglesia.

ACTO DE ESPERANZA

Espero, Dios mío, por ser Vos Omnipotente e infinitamente Bueno y Misericordioso, que por los Méritos de la Pasión y Muerte de Jesucristo (inclinar la cabeza), Nuestro Salvador, me daréis la Vida Eterna que Vos, Fidelísimo, habéis Prometido al que hiciere obras de buen cristiano, como propongo yo hacerlas ayudado (a) de Vuestra Gracia.

ACTO DE CARIDAD

Os amo, Dios mío, con todo mi corazón y sobre todas las cosas, por ser Vos, Bien Sumo y Perfectísimo, estoy dispuesto (a) a perderlo todo, antes que ofenderos. Y por Vuestro Amor, amo también y quiero amar a mis prójimos como a mí mismo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Me arrepiento, Dios mío, y me pesa de todo corazón haberos ofendido por ser Vos, Bondad Infinita, y porque Os amo sobre todas las cosas. Y propongo firmemente, con Vuestra Santa Gracia, no pecar más en adelante, y en particular evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén.

MARTES

ACTO DE FE

Creo firmemente, Dios mío, porque Vos, Verdad Infalible, lo habéis revelado a la Santa Iglesia: Que en el Misterio de la Santísima Trinidad no hay más que Un Dios, aunque son Tres las Personas, distintas e iguales, que se llaman: Padre, Hijo y Espíritu Santo (inclinar la cabeza).

Creo que la Segunda Persona que Es el Hijo, se hizo Hombre por obra del Espíritu Santo en las Virginales Entrañas de María Santísima. Que Padeció y Murió en una Cruz para salvarnos y redimirnos.

Creo que Jesucristo Es Dios y Hombre Verdadero; que en cuanto Dios está en el Cielo, en la tierra y en todo lugar, que todo lo Ve y todo lo Oye y todo lo Sabe, hasta los más ocultos pensamientos. Y que en cuanto Hombre está en el Cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Creo, Dios mío y Jesús mío, que en los Santos Sacramentos habéis depositado los Méritos de Vuestros Padecimientos que son de Infinito Valor, que solamente ellos pueden borrar la malicia de nuestros pecados. Y por lo tanto, creo que para alcanzar el perdón debo recibir o desear recibir, en caso de necesidad, el Sacramento de la Penitencia que Vos Instituiste para la Salvación de los pecadores.

Creo y digo, Jesús mío (inclinar la cabeza), que el que no recibe el Sacramento de la Penitencia, ya pudiendo cuando está en pecado o lo manda la Iglesia, Os desprecia con la más fea ingratitud, y por su soberbia y omisión criminal da a entender que más quiere ser esclavo del diablo y condenarse, que hijo Vuestro y salvarse.

En fin, creo Dios mío, que me habéis de pedir cuenta de todos mis pensamientos, palabras, obras y omisiones, para hacerme feliz en el Cielo si muero en Vuestra Gracia o infeliz en el infierno, si muero en pecado mortal.

ACTO DE ESPERANZA

Dios mío, creo todo cuanto manda creer la Iglesia, nuestra Madre, y espero por Vuestra Misericordia Infinita y Omnipotente Bondad, y por los Méritos de Jesucristo (inclinar la cabeza), que me perdonaréis mis pecados. Y con todo el dolor de mi corazón Os digo, porque me pesa de haberlos cometido, porque con ellos Os he ofendido a Vos, Dios mío, que Sois la misma Bondad Infinita. Y espero que me daréis Vuestra amistad y gracia, y después en el Cielo, la Eterna Gloria para la cual me habéis creado.

ACTO DE CARIDAD

Dios mío, Os amo con todo mi corazón y Os amo sobre todas las cosas, por ser Vos Infinitamente Bueno y Amable, y también por los innumerables Beneficios que me habéis dispensado de Creación, Conservación y Redención. Y quisiera amaros con aquel ferviente amor con que Os aman los Ángeles y Santos del Cielo y los justos de la tierra.

Y porque sé que éste es Vuestro Deseo y Voluntad, amo a María Santísima, mi Dulce Madre; y además, por amor Vuestro, ¡oh, Dios mío!, amo a mi prójimo como a mí mismo. Y perdono a todos los que me han ofendido y agraviado, y deseo que todos Os amen y sirvan aquí en la tierra, y después en el Cielo por toda la Eternidad. Amén.

MIÉRCOLES

ACTO DE FE

Yo creo, Dios mío, Verdad Infalible, todo lo que me enseña la Santa Iglesia, porque Vos lo habéis revelado.

Creo en la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo (inclinar la cabeza), Tres Personas y Un Solo Dios. Dios Justo, que premia a los buenos y castiga a los malos.

Creo que el Hijo de Dios se hizo Hombre y que Murió para Salvar a mi alma; que Resucitó, que está en el Cielo y en el Santísimo Sacramento. Que se llama Jesucristo (inclinar la cabeza), Verdadero Dios y Verdadero Hombre, Juez de vivos y muertos. Y que Instituyó el Santo Sacramento de la Penitencia, para perdonarme y santificarme.

Os doy rendidas gracias, Dios mío, de haberme hecho católico. Haced, Señor, que viva y muera en Vuestro Amor, diciendo siempre: «Viva la Fe de Jesucristo.»

ACTO DE ESPERANZA

Dios mío, Esperanza mía, Dios Fiel, Omnipotente y Misericordioso: yo, confiado en Vuestras Promesas, espero de Vuestra Infinita Clemencia, por la Sangre de Jesucristo (inclinar la cabeza), el Perdón de mis pecados, las Santas Virtudes y el Paraíso.

ACTO DE AMOR

Dios mío, Amor mío, Padre y Esposo de mi alma, Sumo e Infinito Bien, Os amo con todo el corazón más que a mi vida, porque Sois Digno de ser amado. Y por Vuestro Amor, amo al prójimo como a mí mismo.

¡Oh!, Dios, quisiera amaros tanto como Os aman los Serafines. Quisiera, a costa de mi sangre, haceros conocer y amar de todas las Naciones del mundo.

ACTO DE CONTRICIÓN

Amantísimo Dios mío, Vos me habéis creado para amaros y serviros; y yo, ingrato y desconocido, no he hecho otra cosa que ofenderos; me confundo en ello, Señor, me arrepiento, Infinita Bondad, y ojalá que nunca Os hubiera ofendido. Quisiera, Dios mío, morir de dolor.

Perdonadme, Padre mío, por amor de mi Señor Jesucristo (inclinar la cabeza). Perdonadme, mi buen Jesús, por la Sangre que por mí derramasteis. Yo Os ofrezco amaros siempre, y nunca jamás disgustaros. Propongo, Señor, de santificarme frecuentemente en vida y en muerte con los Sacramentos. Amén.

JUEVES

ORACIONES DE PREPARACIÓN PARA
RECIBIR LA SANTA COMUNIÓN

ACTO DE FE y ADORACIÓN

Santísima y Augusta Trinidad, Un Solo Dios en Tres Personas: yo creo que estáis aquí Presente, Os adoro con la más profunda humildad, y Os tributo de todo corazón la Reverencia que es debida a Vuestra Soberana Majestad. Amén.

ACTO DE FE Y ESPERANZA

Creo Señor, firmemente, que voy a recibir Vuestro Cuerpo, Vuestra Sangre, Vuestra Alma y Vuestra Divinidad. Lo creo porque Vos lo habéis dicho, y espero de Vuestra Bondad Infinita todos los Bienes y las Gracias que dais a los que Os reciben con los sentimientos de una Fe viva y de una total confianza.

ACTO DE ADORACIÓN Y DE HUMILDAD

Os adoro, Señor, en la Santa Hostia, con todo el respeto de que soy capaz. Reconozco humildemente que no soy digno (a) de recibiros, mas decid una sola palabra y mi alma sanará.

ACTO DE AMOR

¡Oh, Jesús!, que me habéis amado hasta Morir por mí y hasta darme en Alimento Vuestra Carne Adorable. Os amo con todo mi corazón y sobre todas las cosas. Ven a tomar posesión de mi corazón que ardientemente desea unirse a Vos.

ORACIÓN DE SANTO TOMÁS DE AQUINO

¡Oh!, Dios Todopoderoso y Eterno, llego al Sacramento de Vuestro Unigénito Hijo, mi Señor Jesucristo (inclinar la cabeza), como un enfermo al Médico de la Vida; como sucio a la Fuente de la Misericordia; como ciego a la Luz de la Claridad Infinita; como pobre al Señor de Cielos y tierra, y como desvalido al Rey de la Gloria.

Ruego, pues, a Vuestra Infinita Bondad y Misericordia, tengáis por bien sanar mi enfermedad, alumbrar mi ceguedad, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los Ángeles, al Rey de los Reyes, al Señor de los Señores, con tanta reverencia y temor, con tanto dolor y verdadero amor, con tal Fe y tal Pureza y con tal propósito e intención, cual conviene para la salud de mi alma. Dadme, Señor, que reciba yo, no solo el Sacramento de Vuestro Sacratísimo Cuerpo, sino también toda la Virtud y Gracia del Sacramento.

¡Oh!, Dios Benignísimo, dadme que reciba yo el Cuerpo de Vuestro Unigénito Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo (inclinar la cabeza), formado de María Virgen, de tal modo que merezca ser incorporado a Su Cuerpo Místico y contado entre Sus miembros.

¡Oh!, amantísimo Padre, concededme Vuestro Hijo Amado, El cual deseo ahora recibir Encubierto y Velado, de manera que merezca yo contemplarle para siempre descubierto, sin velo, Eternamente. Amén.

PARA OFRECER DEVOTAMENTE
LA SANTA MISA

Eterno Padre, Os ofrezco el Sacrificio que de Sí Mismo hizo sobre la Cruz y ahora renueva en este Altar, Vuestro Amado Hijo Jesús: —Para adoraros y daros el honor que merecéis, confesando y reconociendo en Vos el Supremo Dominio sobre todas las cosas, la absoluta dependencia que ellas tienen de Vos, y que en Vos está nuestro primer Principio y último Fin. —Para daros gracias por los innumerables Beneficios recibidos. —Para aplacar Vuestra Justicia irritada por tantos pecados y daros digna satisfacción por ellos. —Para implorar Gracia y Misericordia en mi favor. —Por los afligidos y atribulados. —Por los pobres pecadores, —Por todo el mundo. —Y por las benditas Almas del Purgatorio. Amén.

VIERNES

ACTO DE CONTRICIÓN

Amorosísimo Dios, Trino y Uno, a Quien tanto he ofendido: Padre, Hijo y Espíritu Santo (inclinar la cabeza); en Quien creo con las mayores veras de mi alma; en Quien espero con todo mi corazón; a Quien amo con todos mis sentidos y potencias, porque Sois mi Padre, mi Señor y mi Dios Infinitamente Bueno y Digno de ser amado sobre todas las cosas.

Me pesa, Trinidad Santísima; me pesa, Trinidad Misericordiosísima; me pesa, Trinidad Amabilísima en el alma, con el más vehemente dolor, de haberos ofendido sólo por ser Quien Sois. Propongo y Os doy palabra, mediante Vuestra Infinita Misericordia, de nunca más ofenderos y morir antes que pecar.

Espero en Vuestra Suma Bondad y Misericordia Infinita, y en la Poderosísima Intercesión de Vuestra querida Hija, Madre y Esposa, María Santísima, mi Señora, que me habéis de perdonar todos mis pecados y me daréis Gracia para perseverar en un verdadero amor y cordialísima devoción de Vuestra siempre Amabilísima Trinidad. Amén.

ACTO DE CARIDAD

Agustísima e Inefable Trinidad, Eterno Dios, Trino y Uno, humildemente postrado ante Tu Divina Presencia, como hijo de la Iglesia Católica, creo y confieso que Eres Un Solo Dios en la Esencia, y Trino en las Personas.

Yo Te adoro: Padre Ingénito, Hijo Unigénito y Espíritu Santo Consolador (inclinar la cabeza), Tres Personas Distintas y Un Solo Dios Verdadero. Te deseo alabar, servir y amar como Te aman, sirven y alaban los Espíritus Angélicos, que dividió Tu Sabiduría en tres Jerarquías; cada Jerarquía en tres Coros, para que fueran Sombra de Tu Trinidad Admirable.

Yo Te pido, me des una Fe firme de este Altísimo Misterio; un aborrecimiento eficaz a toda ofensa Tuya, especialmente mortal; un vivísimo dolor de las muchas faltas que contra Ti he cometido; y un Amor ardentísimo Tuyo, con el cual observo Tus Divinos Preceptos y sólo atienda a agradarte y servirte, de modo que merezca verte, como deseo, por toda la Eternidad. Amén.

ORACIÓN POR LA PURIFICACIÓN DE
LA JERARQUÍA DE LA SANTA IGLESIA

¡Oh!, Padre Eterno, Os ofrezco a través de la Inmaculada Virgen María, la Preciosísima Sangre de Vuestro Amado Hijo, para la conversión de la Jerarquía de la Santa Iglesia.

Arrodillándome a Tus sacratísimos pies, Te venero, la Reina del Cielo, con la más profunda reverencia y confieso que eres la Hija de Dios Padre, la Madre del Verbo Divino y la Esposa del Espíritu Santo. Eres Llena de Gracia, Virtud y Dones Celestiales. Eres el Templo más puro de la Santísima Trinidad. Tú eres la Tesorera y Dispensadora de la Misericordia de Dios. Tu Corazón Puro está lleno hasta rebosar en Caridad, Dulzura y Ternura por nosotros, pobres pecadores.

Por lo tanto, con segura confianza me presento ante Ti, Nuestra Madre Amantísima. Te ruego que vuelvas Tus Ojos Puros hacia mí, hacia todos mis seres queridos y especialmente hacia la Santa Iglesia que sufre asalto tras asalto, por parte de unos obispos traidores. Considera la cruel guerra librada por el mundo, la carne y el diablo, contra nuestras almas y contra la Santa Iglesia. Mira cuántos perecen en la contienda. El dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y satanás, como un torrente inmundo sigue vertiendo en la jerarquía de la Iglesia el veneno de su malicia, el espíritu de mentira, impiedad, herejía, blasfemia e impureza. Tantos falsos pastores, hombres de iniquidad, han llenado hasta rebosar de hiel en la Iglesia, que es la Esposa del Cordero Sin Mancha.

Recuerda, Madre Tierna, que somos tus hijos, comprados con la Preciosísima Sangre de Tu Hijo Unigénito. Dígnate orar sin cesar por nosotros, a la Santísima Trinidad, para que podamos recibir la Gracia de ser siempre victoriosos sobre el diablo, el mundo y todas nuestras perversas acciones; la Gracia por la cual los justos puedan santificarse cada vez más, los pecadores puedan convertirse, la jerarquía actual sea purificada de tanta depravación y corrupción, las herejías destruidas, los incrédulos iluminados y los judíos llevados a la Luz de la Fe.

Pide para nosotros, Madre Querida, esta Gracia de la Bondad Infinita de Dios Altísimo y de los Méritos de tu Santísimo Hijo; tú, que estás Llena de Gracia, derrama esta Gracia sobre nosotros, tus hijos afligidos. Te lo pedimos, por el ansioso cuidado con que esperaste a tu Santísimo Hijo, el Amor con que Lo apreciaste, las Lágrimas que derramaste y los Dolores que padeciste durante Su Pasión. Amén.

Oración

Todopoderoso y Sempiterno Dios, Trino y Uno, Padre, Hijo y Espíritu Santo (inclinar la Cabeza), que concediste a Tus siervos conociesen la Gloria de Tu Eterna Trinidad, en la confesión de la Verdadera Fe, y que adorasen Tu Majestad augusta: Te rogamos, Señor, que con la firmeza de esta Fe seamos siempre libres de todas las adversidades de esta vida transitoria, y nos libres de todo mal y pecado, infundiéndonos Tu Celestial Amor. Por Jesucristo (inclinar la cabeza), Tu Hijo, que Vive y Reina en la Unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

SÁBADO

†  En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE ADORACIÓN

A Ti, Dios Padre Ingénito. A Ti, Hijo Unigénito. A Ti, Espíritu Santo Paráclito. Santa e Indivisa Trinidad, de todo corazón Te confesamos, alabamos y bendecimos; a A Ti se dé la Gloria por los siglos infinitos. Amén.

V:  Bendigamos al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R.  Alabémosle y ensalcémosle en todos los siglos. Amén.

  • Tú, que eres Amor infinito.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Tú, que me amaste primero.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Tú, que me ordenas amarte.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Con todo mi corazón.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Con toda mi alma.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Con toda mi mente.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Con todas mis fuerzas.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Sobre todas las posesiones y el honor.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Sobre todos los placeres y goces.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Más que a mí mismo y todo lo que me pertenece.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Más que a todos mis parientes y amigos.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Más que a todos los hombres y Ángeles.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Sobre todo lo creado en el Cielo y en la tierra.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Para Ti solo.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Porque Eres el Bien Supremo.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Porque Eres Infinitamente Digno de ser Amado.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Porque Eres Infinitamente Perfecto.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Aunque no me hubieras prometido el Cielo.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Aunque no me hubieras amenazado con el infierno.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • Aunque me pruebes con la miseria y la desgracia.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • En abundancia y en pobreza.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • En la prosperidad y en la adversidad.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • En los honores y en los desprecios.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • En los placeres y en los sufrimientos.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • En la salud y en la enfermedad.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • En la vida y en la muerte.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • En el tiempo y en la eternidad.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • En unión con ese Amor con el que todos los Ángeles y Santos Te Aman en el Cielo.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • En unión con ese Amor con que Te ama la Santísima Virgen María.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.
  • En unión con ese Amor Infinito con el que Te Amas Eternamente.
           —Te amo, !oh!, mi Dios.

Oremos:

¡Oh!, Dios mío, que posees en abundancia incomprensible todo lo que es Perfecto y Digno de Amor. Apaga en mí todo amor reprochable, sensual y desmesurado por las criaturas, y enciende en mi corazón la Llama más pura de Tu Amor, para que no ame nada más que a Ti o por Ti hasta que al fin, siendo completamente consumido por el Santo Amor por Ti, pueda ir a amarte eternamente con los elegidos en el Cielo, el lugar del Amor Puro. ¡Oh!, Dios mío, concédeme que Te ame, y como única recompensa de mi amor, concédeme que pueda amarte más y más. Amén.

ORACIÓN FINAL
BENDICIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Madre mía, Bendecid a Vuestro (a) hijo (a), y que Vuestra Bendición me prevenga, me acompañe, me guarde, me defienda, me aliente, me sostenga en todo lugar y en todas las circunstancias. Que Vuestra Bendición permanezca en mí, noche y día, en la alegría y en la tristeza, en el trabajo y en el descanso; en la salud y en la enfermedad, en la vida y en la muerte y durante la Eternidad. ¡Oh!, Bendición de María, dichoso quien te desea, vive, recibe y guarda, y que después de haberte obtenido acá en la tierra, para sostener las pruebas y las luchas de este valle de lágrimas, te lleva en el último suspiro como Prenda de Misericordia y de Vida Eterna. Bendecidme, ¡oh!, María.

V:  Dios Te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es Contigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el Fruto de Tu Vientre: ¡Jesús!
R:  Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

DOMINGO

TE DEUM LAUDAMUS

Te alabamos, Señor, Dios Todopoderoso.
Confesamos que eres Señor
de todo el universo.

A Ti, Padre Eterno,
a Quien toda la tierra adora;
a Ti, todos los Ángeles.
a Ti, los Cielos y todas las Potestades
Te adoran y temen;
a Ti, los Querubines y Serafines
Te aclaman sin cesar:

Santo, Santo, Santo,
Es El Señor de los Ejércitos;
llenos están los Cielos y la tierra
de la Grandeza de Tu Gloria.

A Ti, el glorioso Coro de los Apóstoles;
a ti, el loable número de los Profetas;
a Ti Te alaba el inocente y numeroso
ejército de los Mártires.

A Ti, la Iglesia Santa,
Te confiesa en todo el mundo,
Padre Eterno, de Inmensa Majestad,
a Tu Adorable, Verdadero y Único Hijo,
Engendrado de la Substancia del Padre,
y al Espíritu Santo Consolador,
que Procede del Padre y el Hijo.

Tú, ¡oh, Cristo!, que Eres Rey de Gloria.
Tú, que Eres el Hijo Eterno del Padre.
Tú, que para librar al hombre de la servidumbre,
quisiste hacerte Hombre,
y no Te desdeñaste de Encarnar
en el Vientre de una Virgen.

Tú, que después de haber quebrantado
el agujón de la muerte,
abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú, que estás Sentado a la Diestra de Dios,
en la Gloria del Padre.
Y que haz de Venir algún Día
a Juzgar al mundo.

Por tanto, Te rogamos, Señor,
que socorras con Tu Asistencia
a Tus siervos que has redimido
con Tu Preciosa Sangre.

Haz que seamos del número de Tus Santos
en la Gloria eterna.
Salva a Tu pueblo, Señor,
y colma de Beneficios Tu heredad;
gobiérnalos, Señor,
y no Te canses de favorecerlos.

Todos los días Te damos gracias
por los Beneficios que nos haces.
Y alabamos incesantemente Tu Nombre,
y Lo alabaremos siempre,
y en toda la Eternidad.

Dígnate, Señor, preservarnos
de caer este día en pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor;
venga sobre nosotros Tu Misericordia
como lo hemos esperado de Ti.

Derrámese, Señor, sobre nosotros Tu Misericordia,
como lo hemos esperado de Ti.
En Ti, Señor, he puesto toda mi esperanza,
no sea yo confundido eternamente.
Amén.

ORACIÓN:
(PARA GANAR LAS INDULGENCIAS)

Te suplico, Padre Eterno, por Tu Infinita Bondad y Misericordia, y por los Méritos de mi Señor Jesucristo (inclinar la cabeza). Por intercesión de la Santísima Virgen, y de todos los Ángeles y Santos, seáis servido de mirar por la exaltación de nuestra Santa Fe Católica, la paz y concordia entre todos los príncipes cristianos; extirpación de las herejías, conquista de la Tierra Santa; vida salud y acierto en su gobierno al Sumo Pontífice y a todos los superiores y ministros, eclesiásticos y seculares.

Por las necesidades espirituales y temporales de nuestra Madre, la Santa Iglesia; la conservación, aumento y observancia de sus Santos Estatutos a las Sagradas Familias Religiosas; la conversión de los infieles y de los cristianos que están en pecado mortal; el auxilio eficaz para el remedio de los que se hallan en peligro u ocasión de pecar; la perseverancia y aumento en Gracia de los justos; la salvación de todas las almas; el descanso de las que están en el Purgatorio, especialmente de aquellas por quienes más debo pedir.

Y dados los títulos de justicia, caridad y agrado Vuestro, concededme el tesoro de estas Indulgencias, tened, Señor, Misericordia de mí; no permitáis que me coja la muerte sin haberos satisfecho por mis pecados, adquirido todas las Virtudes, recibido los Sacramentos, hechos muchos y muy fervorosos Actos de Amor Vuestro, y logrado la plenaria Indulgencia de mis culpas, con muchos aumentos en Vuestra Gracia. Amén.

  En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

***


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Los 33 Pasos de Jesús Crucificado – Concedido por el Sumo Pontífice Gregorio XIII (1572-1585).

Los 33 Pasos de Jesús Crucificado

Concedido por el Sumo Pontífice Gregorio XIII (1572-1585)

Promesas

Estas oraciones son muy devotas, los que las rezaren podrán alcanzar de Dios lo que pidieren.

Se ha de rezar delante de un Crucifijo comenzando en día VIERNES, por espacio de 33 DÍAS, poniendo atentamente la vista en la Santísima Imagen.

A las personas que esto hicieren les será otorgado lo que pidan si les conviene; el cautivo podrá ser liberado de su cautiverio; el litigante salir airoso de su pleito, siendo lo que pide en servicio de Dios; el calumniado ser consolado a los 33 días; el enfermo por quien se ofrecieren, alcanzar la salud; el que está en pecado mortal, salir de él; el difunto por quien le recen, salir de las penas del Purgatorio; el ausente, aun cuando esté en tierras extrañas, salir con felicidad.

La Señal de la Cruz

  Por la Señal de la Santa Cruz,
†   de nuestros enemigos,
  líbranos, Señor, Dios nuestro.

  En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración

Jesús Amabilísimo, enséñame a tener paciencia, cuando durante el día, pequeñas y mortificantes cruces prueben mi corazón. (300 días de indulgencia)

ACTO DE CONTRICIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS

Padre de la Misericordias y Dios de toda Consolación, cuya Piedad nunca desprecia el corazón contrito y humillado, asegurando Vos Mismo que quieres la muerte del pecador, sino que se convierta y viva: aquí me tenéis, Señor, rendido (a) a Vuestros Pies implorando el perdón de mis pecados.

Ablandad, Señor, este corazón duro, encended este corazón helado; dadme lágrimas de verdadera contrición para que pueda asegurar el perdón de mis pecados, por lo cual os digo con todo mi corazón:

Oración:

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre Verdadero, en Quien creo, en Quien espero y a Quien amo sobre todas las cosas; solo por ser Vos Quien Sois, Bondad Infinita, me pesa en el alma de haberos ofendido y propongo firmemente nunca más pecar asistido (a) siempre por Vuestra Divina Gracia. Amén.

(Hecha la Señal de la Cruz y dicho el Acto de Contrición se contempla la Pasión que señala cada día, y enseguida se rezan cinco Padrenuestros y Avemarías; luego el Ofrecimiento de este Santo Ejercicio para Todos los Días; los Gozos, y se concluye con tres Credos y con La Salve a Virgen de Los Dolores).

1º – VIERNES

Primeramente, has de considerar cuando Nuestro Redentor dio Su Santísimo Cuerpo a Sus discípulos.

    • Cinco Padrenuestro y Avemarías.

Padre Nuestro

V:  Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea Tu Nombre. Venga a nosotros Tu Reino. Hágase Tu Voluntad, así en la tierra como en el cielo.

R:  Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María

V:  Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el Fruto de tu vientre: ¡Jesús!

R:  Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

OFRECIMIENTO DE ESTE SANTO EJERCICIO
(Para Todos los Días).

Penetrado (a) de mayor confianza en Vuestra Bondad Infinita, me entrego a Vos, ¡oh!, adorable Salvador mío. ¿Qué podré ya reservarme de cuanto tengo en esta vida si Os veo Morir por mí? Sí, Dios mío, me abandono enteramente a los Designios de Vuestra Providencia, disponed de mí como Soberana Dueño, colocadme en la pobreza, en la prosperidad o en los trabajos, en los consuelos, en las aflicciones, en la enfermedad o en la salud, en la vida o en la muerte.

Siendo que yo esté a los pies de Vuestra Cruz, unido (a) a Vos, todo lo demás me importa nada, Vuestra Cruz y Vuestra Gracia me suplican en todas mis cosas esperando me concedáis un verdadero arrepentimiento para llorar mis innumerables culpas y la Gracia necesaria para perseverar en Vuestro Santo Servicio hasta el fin de mi vida. Amén.

Por Su Infinita Clemencia
huyen de nuestra caridad
enemigos, pestilencia,
y maligna hostilidad;
solo Vos en realidad
Sois el Divino Dador.

R: Misericordia, Jesús.
Misericordia, Señor.

Por estos PASOS que Tú, ¡oh!, Señor, padeciste en Tu Sagrada Pasión y Muerte, Te suplico me otorgues estos favores que Te pido. Amén, Jesús.

Te adoramos, Cristo, y Te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.

***

GOZOS
A La Sagrada Pasión de Cristo, Nuestro Señor.

En este mundo pedimos
al Crucificado Dios:

R: Misericordia, Jesús.
Misericordia, Señor.

A vuestros Pies, reverentes
remedio pronto esperamos
y por eso, diligentes
y humildes, perseveramos;
y a boca llena Os llamamos:
Nuestro Padre y Protector.

R: Misericordia, Jesús.
Misericordia, Señor.

A punta de flechas
se rinde infiel osadía
de lo que hicieron Tu Imagen
por su ciega idolatría.
¿Quién así vencer podría
si no Virtud Superior?

R: Misericordia, Jesús.
Misericordia, Señor.

A clavos, corona y lanza
flechas juntas a la impiedad,
—para inclinar la balanza
de Vuestra fina Verdad,
así trueca en caridad
agravios del malhechor.

R: Misericordia, Jesús.
Misericordia, Señor.

Al que llagado de culpas
mirase a Jesús, contrito,
en paz y en salvo se queda
indultado del delito;
de medio tan exquisito
ya Moisés fue mostrador.

R: Misericordia, Jesús.
Misericordia, Señor.

De una multitud de enfermos,
del mundo la piscina,
El Ungido es para todos
El Médico y Medicina;
alto el agua cristalina
que anda en ella El Movedor.

R: Misericordia, Jesús.
Misericordia, Señor.

Vamos subiendo las gradas
con el ánimo confiado,
siguiendo bien las pisadas
de Cristo Crucificado;
pues ya nos ofrece, Atado,
las Fuentes del Salvador.

R: Misericordia, Jesús.
Misericordia, Señor.

Todos los males rescata,
ya visibles como invisibles,
vence casos imposibles
cuando Benigno nos trata;
con razón el alma grata
Lo venera Redentor.

R: Misericordia, Jesús.
Misericordia, Señor.

Refieren los navegantes
Sus Milagros a millares
y los de tierra, constantes,
los cuentan por centenares;
Ángeles, hombres y mares
alaban su Defensor.

R: Misericordia, Jesús.
Misericordia, Señor.

    • Tres Credos y La Salve a la Virgen de Los Dolores.

El Credo

Creo en Dios, / Padre Todopoderoso, / Creador del Cielo y de la Tierra. / Creo en Jesucristo, Su Único Hijo, Nuestro Señor, / que fue Concebido por Obra y Gracia del Espíritu Santo, / nació de Santa María Virgen, / Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, / fue Crucificado, Muerto y Sepultado, / descendió a los infiernos / y al tercer día, Resucitó de entre los muertos; / subió a los Cielos / y está Sentado a la Derecha de Dios, Padre Todopoderoso. / Desde allí ha de venir a Juzgar a los vivos y a los muertos. / Creo en el Espíritu Santo, / la Santa Iglesia Católica, / la Comunión de los Santos, / el perdón de los pecados, / la resurrección de la carne / y la Vida Eterna. / Amén.

SALVE REGINA
(La Salve)

Dios te Salve, Reina y Madre, Madre de Misericordia.  Vida, Dulzura y Esperanza nuestra, Dios te Salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. ¡Ea!, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus Ojos Misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, Fruto Bendito de tu vientre. ¡Oh!, Clemente, ¡oh!, Piadosa, ¡oh!, Dulce, siempre Virgen María.

(La Salve se canta, se reza de rodillas, de pie o con brazos en cruz, cinco años de indulgencia).

ORACIÓN PARA HACER LA PETICIÓN
(Para Todos los Días).

¡Oh!, Amantísimo Jesús mío, que por Vuestro inmenso Amor derramasteis la Sangre, siendo clavado en la Cruz para lavar las manchas del pecado original, y después de glorioso quisiste esmaltar el Amor con Vuestro Poder, sufriendo desprecios para que gozásemos nosotros Vuestros Prodigios y Gracias sin fin; por tan innumerables Beneficios, Señor, Os adoramos y Os damos los agradecimientos, pidiéndoos justamente el aumento de nuestra Fe Católica, la destrucción de la herejías, la conservación de nuestro frutos y cosechas, la salud de los enfermos, la seguridad de los navegantes, la paz entre los príncipes cristianos, la victoria contra loa infieles, la redención de los pobres cautivos y como yo soy uno de ellos, Os suplico me atendáis con Ojos de Misericordia para que penetrada mi alma con el Poder de Vuestros Auxilios pueda lograr al cabo los verdadero favores y la gracia  que Os vamos a pedir:

(Aquí se hace la petición)

Así lo haréis y así lo espero, Amorosísimo Crucificado mío, pues Sois mi Padre y mi Dios de todo Consuelo y, sobre todo, no quiero sino lo que dispusiere Vuestra Santísima Voluntad con la cual humildemente me resigno, para me deis lo que más me convenga en este mundo, hasta la vista de Vuestro deseado Rostro.

***

2º – SÁBADO 

La Agonía que tuvo en el Huerto.

3º – DOMINGO

Cuando Lo prendieron y llevaron a la casa de Anás y las afrentas que allí padeció.

4º – LUNES

Cuando Lo llevaron a las casas de Caifás y Pilatos.

5º – MARTES

Cuando Lo desataron y llevaron arrastrado por las calles, y la Sangre que derramó.

6º – MIÉRCOLES

Cuando Lo pusieron delante de los sayones y de los sacerdotes, llegando y tratándolo con malas palabras.

7º – JUEVES

Cuando Lo llevaron a casa de Pilatos, y los malos tratamientos que allí Le dieron.

8º – VIERNES

Cuando Lo sacaron de la casa de Pilatos.

9º – SÁBADO 

Cuando Lo sacaron de la casa de Herodes, y las mofas que en ella padeció.

10º – DOMINGO

Cuando Le pusieron la vestidura blanca, haciendo escarnio de Él.

11º – LUNES

Cuando Lo volvieron a la casa de Pilatos.

12º – MARTES

Cuando fue atormentado en la casa de Pilatos a la vista de Su Madre Santísima.

13º – MIÉRCOLES

Cuando Lo sacaron delante de todos y lo amarraron a la columna.

14º – JUEVES

Cuando Lo desataron y Él cayó en el suelo por no poderse tener, de atormentado, y buscando la vestidura llegó un fariseo y Le puso un pie en la gargata, en tanto que Lo azotaba con gran crueldad.

15º – VIERNES

Cuando Le pusieron La Corona de Espnas.

16º – SÁBADO

Cuando Le pusieron una caña en la Mano y escarmentándole Le decían: “Dios Te Salve, Rey de los Judíos.”

17º – DOMINGO

Cuando Le pusieron una vestidura de escarnio.

18º – LUNES

Cuando Lo sacaron con la Santa Cruz a cuestas, dando caídas en tierra,

19º – MARTES

Cuando la Verónica Le dio su toca y Le limpió el Santísimo Rostro, y Su Santísima Madre Le veneró con reverencia.

20º – MIÉRCOLES

Cuando Le llevaron a Crucificar y Su Santísima Madre iba en Su seguimiento, y los que sucedió al verla tan afligida.

21º – JUEVES

Cuando cruelmente azotado Lo llevaron al Calvario y Lo desnudaron para clavarlo en la Cruz.

22º – VIERNES

Cuando cruelmente azotado, tiraron las ataduras de Su Santísimo Cuerpo para que llegasen los Brazos.

23º – SÁBADO 

Cuando Lo Clavaron en la Cruz.

24º – DOMINGO

Cuando tuvo aquel Dolor tan grande después de haberlo clavado en la Cruz, y volviéndolo boca abajo Lo llevaron arrastrándolo hasta donde habían de clavar la Cruz, y el gran Dolor que sintió la Divina Majestad por las piedras que se entraban por las Heridas de Su Santísimo Cuerpo.

25º – LUNES

El gran Dolor que sintió cuando Lo levantaron en lo alto de la Cruz, pendiente de los clavos.

26º – MARTES

Cuando las burlas y los escarnios que de Su Santísima Madre hicieron los que estaban presentes, y la hiel y vinagre que Le dieron a beber.

27º – MIÉRCOLES

La Primera Palabra que Su Majestad dirigió al Padre Eterno: “Perdónalos, Padre Mío, porque no saben lo que hacen.”

28º – JUEVES

La Segunda Palabra, cuando dijo al buen ladrón: “Hoy estarás Conmigo en el Paraíso.”

29º – VIERNES

La Tercera Palabra, cuando le dijo a Su Madre: “Mujer, he ahí a tu hijo, y a San Juan: “He ahi a tu Madre.”

30º – SÁBADO 

La Cuarta Palabra que Nuestro Señor dijo: “Padre Mío, ¿por qué Me has abandonado?”

31º – DOMINGO

La Quinta Pabra que dijo: “Tengo sed.”

32º – LUNES

La Sexta Palabra que dijo: “Todo está consumado.”

33º – MARTES

La Séptima Palabra, cuando dijo al Padre Eterno: “En Tus Manos, Señor, encomiendo Mi Espíritu.”

***

ACTO DE CONTRICIÓN
A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Amorosísima Virgen María, Madre del Verbo Humanado, os amo, Señora de Dios, a vos y a todos mis prójimos, con todo mi corazón, alma, sentidos y potencias, y por este amor me pesa, Amantísima Hija de Dios Padre; me pesa Amorosísima Madre de Dios Hijo, y me pesa, Dilectísima Esposa de Dios Espíritu Santo, haber ofendido a las Tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad y haber agraviado a Vos, y propongo y favor, y espero de Vuestra Caridad me alcanzaréis del Señor el perdón de mis pecados y gracia para amar a Dios y a Vos todos los días de mi vida con una cordialísima devoción. Amén.

Oración:

Señor Dios, que nos dejaste señales de Tu Pasión Santísima en la Sábana Santa, en la cual fue envuelto Tu Cuerpo Santísimo, cuando por José y Nicodemus fuiste bajado de la Cruz; concédenos, ¡oh!, Piadosísimo Señor, que por Tu Muerte y Sepultura Santa, y por los Dolores y angustias de Tu Santísima Madre María. Señora nuestra, sean llevadas las Almas del Purgatorio, y en particular las de nuestra mayor obligación (se hace la petición) a la Gloria de Tu Resurrección, donde Vives y Reinas con Dios Padre, en Unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

¡Oh!, Piadoso Señor Jesús, dadles el descanso eterno (300 días de indulgencia).

San José, Amigo del Corazón de Jesús, rogad por nosotros (100 días de indulgencia).

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío (300 días de indulgencia).


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1º Domingo de Junio: Historia del Niño Jesús de Praga (1628).

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1º de Junio: Mensaje de Nuestra Señora de Las Sierras, «Ustedes serán transformados y renovados en cuerpo y espíritu.» Por Patricia Chouinard.

«Ustedes serán transformados y renovados en cuerpo y espíritu.»

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Fiesta del Corpus Dómini: Milagro Eucarístico de Stiphout-Países Bajos (1342).

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Fiesta del Corpus Christi: Milagro Eucarístico de Casia (1330).

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Milagro Eucarístico de San Daniel de Girona, España (1297).

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Fiesta del Corpus Christi: Milagro Eucarístico de Bolsena (1263).

Fiesta del Corpus Christi: Milagro Eucarístico de Bolsena (1263)

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Vidente Isabel: «Dichosos los que leyendo este Mensaje abran sus ojos a la Luz y encuentren al Salvador.»

Tomado de la Página:
https://elpastorsupremo.es/category/mensajes-del-dia-siete/

MENSAJE 120 – 1º DE MAYO DE 2024

«“Ave María Purísima[1], sin pecado concebida”, decís, y decís bien. La Gracia del Altísimo[2] preservó a la Madre de Dios del pecado original para que fuera digna Madre[3] del Redentor, concebida sin pecado original. La Gracia encontró en Ella un Vaso Inmaculado, Purísimo, y fue llenado de ella[4].

En la tarde de los tiempos una Luz brilla en la humanidad, es Ella: María. Vestida de Gracia y Coronada de Estrellas[5]. Bajo su Manto a todos los hombres que a Ella se acercan tomándola por Guía y Madre[6], Luz y Puerto, Faro y Camino, Ella os lleve al destino, su Inmaculado Corazón os albergue y sea para vosotros Casa y Refugio en el combate final que ocurrirá en el mundo sin tardar.

Ya se están dando los primeros combates[7] entre el monstruo final y la pobre humanidad descarriada, que anda despavorida huyendo sin saber por dónde escapar. En algunos lugares ha empezado ya la lucha final[8] y a todos alcanza ya. Los primeros combates con una Iglesia empecatada que ya no reconoce la Luz[9] porque se ha separado de ella y, de tanto estar en la oscuridad, sus ojos se han habituado a no ver. Es la inanición del alma; ya no tiene fuerzas para salir de una situación de debilidad.

Mi Iglesia yace, el mundo se pervierte cada vez más y Mis hijos no lo ven y siguen postrados en medio de la oscuridad. Ya no tienen fuerzas para salir de ella y lo que es peor, nadie los va a ayudar a salir. Las ayudas faltarán, el camino se oscurecerá y se perderá el destino final para el que vamos caminando. La vida perderá el sentido[10]cuando falte la Luz[11]; las almas gemirán ante tan triste destino y todo será frío y triste en el mundo[12].

Mi Iglesia[13] perderá el calor y la Luz del Espíritu Santo y ya no podrán ayudar a Mis hijos, los que en ella tendrían que ser ayuda y puerto para Mis hijos descarriados. Se confundirá a los que siguen el camino verdadero y se les apartará de él[14] y Mi Iglesia no será faro y luz, guía y ayuda para ellos. Se habrá perdido la Luz de Dios y el horizonte deseado, anhelado por el alma. Y así, perdidos y manchados por el pecado, Mis hijos se enfrentarán a toda clase de males: guerras, epidemias, terremotos[15], y malicias del hombre que se convertirá en cazador de los hombres.

En medio de estas maldades y sin poder vivir, se encontrarán Mis hijos, perdidos y solos, sin ayuda y sin Luz, habiendo perdido el camino y la paz[16]. La angustia y la agonía cerrará sus almas y sus corazones, y se convertirán en pobres y solitarios, presas del mal y sus secuaces[17]. Deambularán por la faz de la tierra y no encontrarán el camino de salida a una situación insostenible para sus vidas. Ya no se cantará ni se bailará[18], no habrá convites ni fiestas, todo habrá pasado; el tiempo de los dolores[19] habrá llegado por la maldad del hombre que se separó de su Dios y Señor[20] y, yendo por caminos de iniquidad y pecado[21], se encontró solo y perdido. A todos alcanzará[22]. A Mi Iglesia se la llevará por delante una situación de pecado y ceguera fruto de la concesión del pecado que la irá invadiendo como el cáncer al cuerpo, destrozándolo e invadiéndolo, y ya sin remedio de curación. Solo el dolor que será su última concesión para, por medio de él, elevar sus ojos al cielo y pedir perdón y clemencia[23].

La Iglesia sangrante, por el dolor del pecado, ayudará a la Iglesia perdida con su sangre y dolor. Y el Hijo de Dios en el Cielo[24] verá a Sus hijos debatirse en medio de la oscuridad y el mal. El Perdón y la Misericordia llegarán en el momento que, terminado el dolor, los ojos estén fijos en el Señor[25] esperando Su Misericordia[26]. Hasta ese momento el debatirse en el mal y la oscuridad será la tragedia de la humanidad, presa el hombre del mismo hombre en medio de toda clase de calamidades y angustias. A esto se llegará por la maldad del hombre que se separa y se separa de su Hacedor[27] hasta renegar de Él[28]

La contraposición a esta situación será la de unos hijos que escaparán al mal[29]; un resto[30] que huirá de esta situación por la Benevolencia de Dios hacia ellos. Un resto que ya purificó en el tiempo de la calamidad aceptada por el pecado de muchos, y que a ellos les hizo víctima por no querer aceptarla. Una calamidad solo vista por quien renunció a ella, por ver en ella el pecado de Satanás. Una calamidad que a los ojos de los que la aceptaron fue celebrada y vivida en contra de los Mandatos de Dios, Mandatos que fueron transgredidos con voluntad[31] y celebrada la transgresión; este tiempo de calamidad para el hombre fue su perdición y no todos quisieron unirse a él. Este resto huirá de la gran calamidad[32] que asolará el mundo donde tanta sangre se verterá y tantas almas se perderán por la perdición tan grande que se extenderá y en la que muchos sucumbirán.

Éste es un relato de lo que ocurrirá. Dichoso el que sabiendo estas cosas[33] se acoja al Señor[34] y se guarde del mal. 

En aquellos días sucumbirá el rey y toda su corte, el padre y la madre y todos sus hijos, las iglesias cerradas no tendrán al Santo de los santos[35], los colegios no enseñarán, los hospitales no curarán, las manos no se tenderán en ayuda, no amarán los corazones, las almas se entibiarán y se perderán, la música no sonará, las voces no cantarán porque la vida se perdió, el horizonte se alejó, los ojos dejaron de ver, la paz terminó.

Todos buscarán salida de un camino imposible para vivir, pero ese camino no la tendrá; será un camino cerrado, una trampa, la trampa del cazador. En esa agonía y angustia llegará el Señor[36], hasta entonces la humanidad vivirá su Gran Tribulación[37] porque se apartó, se apartó del Señor[38], y se pavoneó de su pecado[39], de su idolatría[40]. Ya no se abrirán los ojos porque, cerrados para siempre, no conocerán la Luz, solo en la muerte verán el último resplandor; algunos lo seguirán, otros no. 

Es la historia de una humanidad. Dichosos los que leyendo este Mensaje abran sus ojos a la Luz y encuentren al Salvador[41] y, cogiéndose de Su Mano, diga: no, a lo que el mundo ahora y en adelante le ofrezca[42] y le ordene para soltarse de la mano que le salva[43] y le ama. 

“¡Oh!, Cruz del Señor, sé nuestra Salvación.”[44]

En un tiempo te amé, te elegí, te formé[45]; ahora te digo: ayúdame, en ti el mundo tendrá una luz porque el Señor la ha puesto en ti, ve y lleva Mi Mensaje de Amor y avisa al mundo, Mi pequeña niña, niña de Mi Amor, de lo que se les viene encima; ilumina el camino a seguir, los que lo sigan escaparán. Es la ayuda que el Señor envía antes que el Cielo cierre sus puertas durante el tiempo de la sequía donde el hombre suplicará, pero sus súplicas no serán escuchadas[46] hasta pasado el tiempo de la purificación[47]. Háblales de Mí, de Mi Amor por ti, de M Amor por las almas, que sus oídos se abran a Mi Voz y sus ojos a la Luz pues la oscuridad está por llegar y, entonces, ya nada se podrá[48]

Acércate a ellos, Mi querida niña, y enséñales el camino[49], Yo te diré lo que debes decirles y abriré sus corazones a tus palabras, que no serán tuyas sino Mías. 

El tiempo de Mi profeta comienza, escuchadle.

Una voz grita en el desierto: preparad el camino, allanad el sendero, porque viene el Señor[50]».

***


[1] Lc 1, 27
[2] Sal 90, 1 ; Lc 1, 32. 35
[3] Lc 1, 43 ; 2, 34
[4] Lc 1, 28
[5] Ap 12, 1
[6] Jn 19, 26-27
[7] Ap 12, 12-17
[8] Ap 19, 11s
[9] Jn 1, 9-11 ; 1 Jn 1, 5-7
[10] Ap 9, 6
[11] Jn 8, 12
[12] Mt 24, 12
[13] CIC 675
[14] Tes 2, 9- 12 ; 1 Tim 4, 1s; 6, 3s ; 2 Pe 2, 1s ; 2 Jn 1, 7-10
[15] Mt 24, 7 ; Lc 21, 10-11
[16] Lam 3, 17
[17] Lc 21, 12 ; Ap 13, 7
[18] Lam 5, 14 – 15
[19] Mt 24, 8
[20] Jer 2, 13 ; 5, 1s
[21] Sal 1, 6 ; Prov 4, 17 ; Is 5, 8.11.18.20-23
[22] Prov 15, 10 ; 16, 4 ; Eclo 16, 1s ; Lam 2, 22
[23] Sal 25, 16 – 22 ; 32, 5 ; Lam 5, 19-22; Bar 2, 11s ; Lc 15, 16 – 21
[24] Mt 26, 63 – 64 ; Hch 7, 56
[25] Sal 25, 15
[26] Sal 33, 18 – 22 ; 130, 7
[27] Gén 1, 26- 27
[28] Lv 26, 14s ; Dt 28, 15s
[29] Dt 28, 62 ; Is 6, 11 – 13
[30] Is 65, 8-9 ; Sof 2, 3; 3, 12-13 ; Rom 11, 1-5
[31] Gén 2, 16- 17 ; 3, 1-6
[32] Lc 21, 23 ; Ap 6, 12 – 17
[33] 33 [33] Ap 1, 3
[34] Sal 31, Sal 91
[35] Dan 8, 11-12 ; 12, 11
[36] Mc 13, 24s ; Lc 21, 25 – 28
[37] Mt 24, 15s ; Mc 13, 14s
[38] Is 3, 8
[39] Is 3, 9
[40] Éx 32
[41] Lc 2, 11.30 ; Tit 3, 4.6
[42] Mt 4, 8-11 ; 1 Jn 2, 15-17
[43] Lc 19, 9-10 ; Jn 12, 47 – 48
[44] Cor 1, 17 – 18; Col 1, 14.20 Oración jaculatoria que, en ese momento del Mensaje, recibe Isabel de Dios.
[45] Jer 1, 5
[46] Lam 3, 8 . 44
[47] Is 6, 9 -13
[48] Ap 9, 18 -21
[49] Sal 32, 8 ; Jn 14, 5-6
[50] Mt 3, 1-3 ; Lc 3, 3-6 ; Jn 1, 23


Fuente:
https://elpastorsupremo.es/wp-content/uploads/2024/05/MENSAJE-120.pdf

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