Nuestra Señora de la Anunciación, en Nazaret. ¿Qué es lo que hace que una modesta ciudad como Nazaret sea un punto de referencia para todos los cristianos? Nazaret, en el tiempo de Jesús, era sólo …Más
Nuestra Señora de la Anunciación, en Nazaret.
¿Qué es lo que hace que una modesta ciudad como Nazaret sea un punto de referencia para todos los cristianos? Nazaret, en el tiempo de Jesús, era sólo un conjunto de casas situadas entre las montañas de Galilea al norte de Israel. Pero por designio de Dios, este pequeño pueblo se ha convertido en uno de los sitios principales para la realización de la salvación.
En este pueblo vivía una humilde mujer, llamada María, dada en matrimonio a José, que era descendiente de David; del cual, según la promesa de Dios a través de los profetas, descendería el Mesías, el Salvador que liberaría al hombre de la esclavitud del pecado. Hace más de dos mil años, que Dios envió el ángel Gabriel a María para que le anuncie una noticia: "He aquí concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo". A estas palabras, María dijo: He aquí la sierva del Señor, ¡hágase en mí según tu palabra!
De esta manera, el Salvador, anunciado por los profetas, descendió a la tierra, encarnámdose en el vientre de una mujer, de la Virgen María. Nazaret no sólo es testigo de la Anunciación del Ángel a María y de la encarnación del Hijo de Dios, sino que también es el lugar donde creció Jesús guiado por sus padres María y José. A través de diferentes fuentes históricas sabemos que, durante los primeros siglos del cristianismo, Nazaret, y sobre todo, la casa donde el ángel se apareció a María, fueron transformados en lugares de culto para los fieles. Sin embargo, a partir del siglo VII, el pequeño pueblo fue objeto de varios asaltos y que el santuario fue destruido y reconstruido muchas veces. La actual Basílica de la Anunciación fue construida entre los años 1960 y 1969, en el lugar de las iglesias más antiguas, que fueron eregidas en una gruta identificada como el lugar de la Anunciación.
A pesar de que los cristianos siempre han estado presentes en la ciudad, con el transcurso de los siglos, el número de los cristianos ha disminuido considerablemente. Actualmente, Nazaret se ha convertido en el centro administrativo de la Galilea, y tiene casi 72.000 habitantes, de los cuales, el 40% de la población es cristiana. Durante la construcción de la actual Basílica, la iglesia más grande del Oriente Medio, el Papa Pablo VI visitó y consagró la basílica en 1964, pero fue inagurada en 1969 por el cardenal Garrone, cuando los trabajos terminaron. En su visita, el Papa comparó la casa de Nazaret con una escuela, "La escuela del Evangelio" en donde "uno aprende a observar, escuchar, meditar y penetrar en el significado, tan profundo y misterioso, de esta simple, humilde y hermosa manifestación del Hijo de Dios".
El 25 de marzo de 2000, año del Jubileo, el Papa Juan Pablo II celebró la Santa Misa de la Anunciación en la Basílica de Nazaret, mencionando al principio de su homilía: «Quise volver a la ciudad de Jesús, para sentir una vez más, en contacto con este lugar, la presencia de la mujer a la que San Agustín escribió: …
¿Qué es lo que hace que una modesta ciudad como Nazaret sea un punto de referencia para todos los cristianos? Nazaret, en el tiempo de Jesús, era sólo un conjunto de casas situadas entre las montañas de Galilea al norte de Israel. Pero por designio de Dios, este pequeño pueblo se ha convertido en uno de los sitios principales para la realización de la salvación.
En este pueblo vivía una humilde mujer, llamada María, dada en matrimonio a José, que era descendiente de David; del cual, según la promesa de Dios a través de los profetas, descendería el Mesías, el Salvador que liberaría al hombre de la esclavitud del pecado. Hace más de dos mil años, que Dios envió el ángel Gabriel a María para que le anuncie una noticia: "He aquí concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo". A estas palabras, María dijo: He aquí la sierva del Señor, ¡hágase en mí según tu palabra!
De esta manera, el Salvador, anunciado por los profetas, descendió a la tierra, encarnámdose en el vientre de una mujer, de la Virgen María. Nazaret no sólo es testigo de la Anunciación del Ángel a María y de la encarnación del Hijo de Dios, sino que también es el lugar donde creció Jesús guiado por sus padres María y José. A través de diferentes fuentes históricas sabemos que, durante los primeros siglos del cristianismo, Nazaret, y sobre todo, la casa donde el ángel se apareció a María, fueron transformados en lugares de culto para los fieles. Sin embargo, a partir del siglo VII, el pequeño pueblo fue objeto de varios asaltos y que el santuario fue destruido y reconstruido muchas veces. La actual Basílica de la Anunciación fue construida entre los años 1960 y 1969, en el lugar de las iglesias más antiguas, que fueron eregidas en una gruta identificada como el lugar de la Anunciación.
A pesar de que los cristianos siempre han estado presentes en la ciudad, con el transcurso de los siglos, el número de los cristianos ha disminuido considerablemente. Actualmente, Nazaret se ha convertido en el centro administrativo de la Galilea, y tiene casi 72.000 habitantes, de los cuales, el 40% de la población es cristiana. Durante la construcción de la actual Basílica, la iglesia más grande del Oriente Medio, el Papa Pablo VI visitó y consagró la basílica en 1964, pero fue inagurada en 1969 por el cardenal Garrone, cuando los trabajos terminaron. En su visita, el Papa comparó la casa de Nazaret con una escuela, "La escuela del Evangelio" en donde "uno aprende a observar, escuchar, meditar y penetrar en el significado, tan profundo y misterioso, de esta simple, humilde y hermosa manifestación del Hijo de Dios".
El 25 de marzo de 2000, año del Jubileo, el Papa Juan Pablo II celebró la Santa Misa de la Anunciación en la Basílica de Nazaret, mencionando al principio de su homilía: «Quise volver a la ciudad de Jesús, para sentir una vez más, en contacto con este lugar, la presencia de la mujer a la que San Agustín escribió: …