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Sergio Borge
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Homilía del Papa Francisco (Dic. 15, 2014) Lectura Misa del Dia Lunes Diciembre 15 2014 Números: 24, 2-7. 15-17 De Jacob se levanta una estrella. En aquellos días, Balaam levantó los ojos y divisó …Más
Homilía del Papa Francisco (Dic. 15, 2014)

Lectura Misa del Dia Lunes Diciembre 15 2014

Números: 24, 2-7. 15-17

De Jacob se levanta una estrella.

En aquellos días, Balaam levantó los ojos y divisó a Israel acampado por tribus. Entonces el espíritu del Señor vino sobre él y pronunció este oráculo:

"Oráculo de Balaam, hijo de Beor, palabra del varón de ojos penetrantes; oráculo del que escucha la palabra de Dios y contempla en éxtasis, con los ojos abiertos, la visión del Todopoderoso.

Qué bellas son tus tiendas, Jacob, y tus moradas, Israel. Son como extensos valles, como jardines junto al río, como áloes que plantó el Señor, como cedros junto a la corriente. De su descendencia nace un héroe que domina sobre pueblos numerosos".

Y de nuevo dijo: "Oráculo de Balaam, hijo de Beor, palabra del varón de ojos penetrantes, oráculo del que escucha la palabra de Dios y conoce la ciencia del Altísimo y contempla en éxtasis, con los ojos abiertos, la visión del Todopoderoso. Yo lo veo, pero no en el presente; yo lo contemplo, pero no cercano: de Jacob se levanta una estrella y un cetro surge de Israel".

Del salmo 24

R/. Descúbrenos, Señor, tus caminos.

Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina. Tú eres nuestro Dios y salvador y tenemos en ti nuestra esperanza. R/.

Acuérdate, Señor, que son eternos tu amor y tu ternura. Según ese amor y esa ternura, acuérdate de nosotros. R/.

Porque el Señor es recto y bondadoso, indica a los pecadores el sendero, guía por la senda recta a los humildes y descubre a los pobres sus caminos. R/.

San Mateo: 21, 23-27

¿El bautismo de Juan venía del cielo o de la tierra?

En aquellos días, mientras Jesús enseñaba en el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron: "¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?"

Jesús les respondió: "Yo también les voy a hacer una pregunta, y si me la responden, les diré con qué autoridad hago lo que hago: ¿De dónde venía el bautismo de Juan, del cielo o de la tierra?"

Ellos pensaron para sus adentros: "Si decimos que del cielo, él nos va a decir: 'Entonces, ¿por qué no le creyeron?' Si decimos que de los hombres, se nos va a echar encima el pueblo, porque todos tienen a Juan por un profeta". Entonces respondieron: "No lo sabemos".

Jesús les replicó: "Pues tampoco yo les digo con qué autoridad hago lo que hago".
malemp
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jardindelalma
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Sergio Borge
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(RV).- El Papa centró su homilía en el Evangelio del día, en que los jefes de los sacerdotes preguntan a Jesús con qué autoridad realizaba sus obras. Y explicó que se trata de una pregunta que pone de manifiesto el “corazón hipócrita” de aquella gente, puesto que a ellos “no les interesaba la verdad”, sino que sólo buscaban sus intereses, moviéndose “según el viento”: ‘Conviene ir …Más
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(RV).- El Papa centró su homilía en el Evangelio del día, en que los jefes de los sacerdotes preguntan a Jesús con qué autoridad realizaba sus obras. Y explicó que se trata de una pregunta que pone de manifiesto el “corazón hipócrita” de aquella gente, puesto que a ellos “no les interesaba la verdad”, sino que sólo buscaban sus intereses, moviéndose “según el viento”: ‘Conviene ir por acá, conviene ir por allá…’ eran banderolas, ¡eh!, ¡todos! Todos sin consistencia, dijo Francisco. Con un corazón sin consistencia. Y así negociaban todo: negociaban la libertad interior, negociaban la fe, negociaban la patria, todo, menos las apariencias. A ellos les importaba salir bien de las situaciones”. Eran oportunistas: “se aprovechaban de las situaciones”.
Y sin embargo – prosiguió el Papa – “alguno de ustedes podrá decirme: ‘Pero Padre, esta gente era observante de la ley: el sábado no caminaban más de cien metros – o no sé cuánto se podía hacer – jamás, jamás iban a la mesa sin lavarse las manos; era gente muy observante, muy segura en sus hábitos’. Sí, es verdad, pero en las apariencias. Eran fuertes, pero en la parte exterior. Eran rígidos. El corazón era muy débil, no sabían en qué creían. Y por esto su vida era, la parte de afuera, toda regulada, pero el corazón iba de una parte a la otra: un corazón débil y una piel rígida, fuerte, dura.
Al contrario – dijo también Francisco – Jesús nos enseña que el cristiano debe tener el corazón fuerte, el corazón firme, el corazón que crece sobre la roca, que es Cristo, y después, debe ir por el mudo con prudencia: “En este caso hago esto, pero…” Es el modo de ir, pero no se negocia el corazón, no se negocia la roca. La roca es Cristo, ¡no se negocia!”:
“Éste es el drama de la hipocresía de esta gente. Y Jesús no negociaba jamás su corazón de Hijo del Padre, sino que estaba tan abierto a la gente, buscando caminos para ayudar. ‘Pero esto no se puede hacer; nuestra disciplina, ¡nuestra doctrina dice que no se puede hacer!’ les decían ellos. ‘¿Por qué tus discípulos comen el trigo en el campo cuando caminan, el día sábado? ¡No se puede hacer!’. Eran tan rígidos en su disciplina: ‘No, la disciplina no se toca, es sagrada’”.
El Papa Francisco recordó cuando “Pío XII nos liberó de aquella cruz tan pesada que era el ayuno eucarístico”:
“Tal vez alguno de ustedes lo recuerdan. Ni siquiera se podía tomar una gota de agua. ¡Ni siquiera! Y para lavarse los dientes, se tenía que hacer sin tragar agua. Yo mismo de muchacho fue a confesarme de haber hecho la comunión, porque creía que una gota de agua había ido dentro. Es verdad ¿o no? Es verdad. Cuando Pío XII cambió la disciplina – ‘¡Ah, herejía! ¡No! ¡Ha tocado la disciplina de la Iglesia!’ – tantos fariseos se escandalizaron. Tantos. Porque Pío XII había hecho como Jesús: ha visto la necesidad de la gente. ‘Pero pobre gente, ¡con tanto calor!’. Estos sacerdotes que celebraban tres Misas, la última a la una, después de mediodía, en ayunas. La disciplina de la Iglesia. Y estos fariseos eran así – ‘nuestra disciplina’ – rígidos en la piel, pero como Jesús les dijo, ‘putrefactos en el corazón’, débiles, débiles hasta la putrefacción. Tenebrosos en el corazón”.
“Éste es el drama de esta gente”, dijo el Papa, y recordó que Jesús denuncia la hipocresía y el oportunismo:
“También nuestra vida puede llegar a ser así, también nuestra vida. Y algunas veces, les confieso una cosa, cuando yo he visto a un cristiano, a una cristiana así, con el corazón débil, no firme, firme sobre la roca – Jesús – y con tanta rigidez afuera, he pedido al Señor: ‘Pero Señor, tírales una cáscara de banana delante, para que se haga una linda resbalada, se avergüence de ser pecador y así te encuentre, a ti que eres el Salvador. ¡Eh!, muchas veces un pecado nos hace avergonzar tanto y encontrar al Señor, que nos perdona, como estos enfermos que estaban ahí y que iban a ver al Señor para que los curara”.
“Pero la gente sencilla” – observó el Papa – “no se equivocaba”, no obstante las palabras de estos doctores de la ley, “porque la gente sabía, tenía ese olfato de la fe”.
Y concluyó su homilía con esta oración: “Pido al Señor la gracia de que nuestro corazón sea sencillo, luminoso con la verdad que Él nos da, y así podremos ser amables, perdonador, ser comprensivos con los demás, de corazón amplio con la gente, misericordiosos. Jamás condenar, jamás condenar. Si tú tienes ganas de condenar, condénate a ti mismo, que algún motivo tendrás, ¡eh!”. “Pidamos al Señor esta gracia: que nos de esta luz interior, que nos convenza de que la roca es sólo Él y no tantas historias que nosotros hacemos como cosas importantes; y que Él nos diga – ¡Él nos indique! – el camino, que Él nos acompañe por el camino, que Él nos ensanche el corazón, para que puedan entrar los problemas de tanta gente y Él nos dé una gracia que esta gente no tenía: la gracia de sentirnos pecadores”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).