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MariaCH
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Lección No. 26 Consagración al corazón de Maria. Virtud del Dominio Propio “El dominio propio templa vuestro carácter. El dominio propio os da finura a vuestras emociones. El dominio propio os da …Más
Lección No. 26 Consagración al corazón de Maria.

Virtud del Dominio Propio “El dominio propio templa vuestro carácter. El dominio propio os da finura a vuestras emociones. El dominio propio os da firmeza a vuestros sentimientos. El dominio propio os evita caídas, os evita pecados, os evita numerosísimas tentaciones. El dominio propio es señal de la Presencia de Dios en vosotros. No os desesperéis ante los problemas de vuestra vida. No os desesperéis ante el sufrimiento. No os desesperéis ante la turbación de espíritu. No os desesperéis ante las enfermedades. No os desesperéis ante las injurias. Dominaos a vosotros mismos y sabed esperar, porque muy pronto recibiréis la recompensa del Cielo. El dominio propio os da sabiduría para manejar diversas situaciones, situaciones que se os van presentando en cualquier momento o en cualquier lugar. Hijos Míos, las almas que carecen de dominio propio son almas ofuscadas, son almas irascibles, son almas que se dejan dominar de sí mismas y suelen cometer imprudencias, torpezas; suelen herir el corazón de los hombres. Las almas que carecen del dominio propio son almas imprudentes, almas torpes en su manera de actuar, en su manera de pensar y en su manera de vivir la vida. Hijos amados, trabajad con entereza por la consecución de esta hermosísima virtud. El dominio propio os va tallando como el artesano va tallando, va puliendo su obra de arte hasta hacerla perfecta. El dominio propio os da perfección, os da semejanza al Corazón Sagrado de Mi Hijo Jesús. Él se dominó a sí mismo en las tentaciones del desierto. Él se dominó a sí mismo frente a todos aquellos que Le injuriaban, frente a todos aquellos que Le atacaban, frente a todos aquellos que Le querían devorar. Él supo conservar la paz en Su Corazón. Él supo conservar el regocijo. Él supo conservar la quietud de Espíritu y por eso actuó con tanta sabiduría, con tanta rectitud y con tanta prudencia. ¿Qué hubiese sido de Mí, hijitos Míos, si en el momento de la profecía del anciano Simeón, hubiese actuado deliberadamente? Hubiese estropeado el Plan de Dios. ¿No es así, pequeños Míos? Por eso os llamo al dominio propio para que os evitéis conflictos entre vosotros mismos. Os llamo al dominio propio para que seáis como hormiguitas que trabajan con entereza, que trabajan con ahínco y cada una sabe cuál es el trabajo que debe hacer. El dominio propio aromatiza vuestro corazón del nardo purísimo de celestial perfume.”