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80 años de casados y siguen enamorados. La fidelidad es posible... mira por qué.Más
80 años de casados y siguen enamorados.

La fidelidad es posible... mira por qué.
Libor Halik
👍 😇
Tamara Rodero
👍 👍 👍 Beautiful, thanks
Tamara Rodero
👏 👏 🙏
Patricia Manta
MUCHAS GRACIAS POR COMENTAR
THANKS... 👍 👏 👏 🤗
Pablo Apóstol
The secrets of an 80-year marriage
Maurice, 101, and Helen Kaye, 101 this week, have been married for eight decades. Six great-grandchildren later, she reveals why a good argument 'keeps it interesting’
People always want to know the secret to our 80-year marriage. Well, if I could bottle it I’d certainly sell it, but the truth is that I don’t quite know what makes it work. We like each other’s …Más
The secrets of an 80-year marriage
Maurice, 101, and Helen Kaye, 101 this week, have been married for eight decades. Six great-grandchildren later, she reveals why a good argument 'keeps it interesting’
People always want to know the secret to our 80-year marriage. Well, if I could bottle it I’d certainly sell it, but the truth is that I don’t quite know what makes it work. We like each other’s company, of course, and he’s always made me laugh a lot. He’s the biggest kidder on the earth. Arguing keeps it interesting too – you can’t keep agreeing all the time. But really, I think it must be something God-given.
Pablo Apóstol
We met in 1928, when I was 15. My mother had a clothes shop in Woolworth Road, south London, and Maurice was working for his father, who was a manufacturer. One day Maurice came to the shop to sell us some goods, and before we knew it he’d stayed for three hours. “Are you going to throw him out, or am I?” said my mother in the end.
2 más comentarios de Pablo Apóstol
Pablo Apóstol
I thought he was quite nice, but the truth is that I agreed to go on a date because he was the only boy I knew who had a car. That was really something, because in those days most people still used horses and traps.
The car was a Morris Oxford, which Maurice would say was “vastly superior” to any other Morris car. It even had a pump horn! You didn’t take any tests back then – Maurice’s father …Más
I thought he was quite nice, but the truth is that I agreed to go on a date because he was the only boy I knew who had a car. That was really something, because in those days most people still used horses and traps.
The car was a Morris Oxford, which Maurice would say was “vastly superior” to any other Morris car. It even had a pump horn! You didn’t take any tests back then – Maurice’s father was simply shown a few gearstick moves by the salesman and off he went. Maurice himself was a natural. He just got in, drove away and didn’t stop until he was 100. Then the children made him give up his car, which I don’t think he’ll ever forgive them for.
Pablo Apóstol
We went off on a few dates and he proposed with a very nice engagement ring, but we couldn’t marry until 1934 (when I was 21), because my mother believed that my older sister should get married first. Our wedding was wonderful. It was in London and we must have had about 200 guests. I was very small so I’d had my dress made, copying a design that the actress Claudette Colbert wore in the film It …Más
We went off on a few dates and he proposed with a very nice engagement ring, but we couldn’t marry until 1934 (when I was 21), because my mother believed that my older sister should get married first. Our wedding was wonderful. It was in London and we must have had about 200 guests. I was very small so I’d had my dress made, copying a design that the actress Claudette Colbert wore in the film It Happened One Night. I had handmade flowers that I’d bought from Marshall & Snelgrove’s department store in Oxford Street stitched to the top.
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Key to a happy marriage is a hard working husband
27 Jan 2014
Vo
Flor María
El valor de La Fidelidad
La Fidelidad
Concepto: La fidelidad es la lealtad hacia una persona. El término proviene del latín fidelĭtas y también permite hacer referencia a la exactitud o puntualidad en la ejecución de una acción.
La fidelidad es la virtud para dar cumplimiento a una promesa. Cuando un hombre se casa con una mujer, le promete fidelidad (y viceversa). Se trata de un acuerdo que …Más
El valor de La Fidelidad

La Fidelidad

Concepto: La fidelidad es la lealtad hacia una persona. El término proviene del latín fidelĭtas y también permite hacer referencia a la exactitud o puntualidad en la ejecución de una acción.
La fidelidad es la virtud para dar cumplimiento a una promesa. Cuando un hombre se casa con una mujer, le promete fidelidad (y viceversa). Se trata de un acuerdo que implica una serie de responsabilidades y que no debería ser violado por ninguna de las partes. La fidelidad es un valor: Moral

La persona fiel es aquella que cumple con sus promesas y mantiene su lealtad aún con el paso del tiempo y las distintas circunstancias. La fidelidad supone seguir un proyecto de vida que fue establecido a partir del acto de la promesa.

La fidelidad en un matrimonio puede ser una obligación moral (quienes están casados en un rito religioso deben obedecer el mandato de Dios) o legal (cuando es el Estado el que certifica la unión). Por eso, quienes son infieles pueden ser castigados de acuerdo a la normativa vigente. En la antigüedad, incluso, existían castigos corporales y torturas a los infieles.

Al trascender la relación de pareja, la fidelidad es una virtud que nace a partir del respeto por la confianza que una persona deposita en otra. No sólo se debe ser fiel en el amor, sino también en la amistad y el deber, por ejemplo.

Vivir la fidelidad se traduce en la alegría de compartir con alguien la propia vida, procurando la felicidad y la mejora personal de la pareja.

La fidelidad es un valor fundamental. Ya hemos escrito antes del valor de la lealtad que se aplica muy directamente con amigos, amistades, familiares y compañeros de trabajo. Sin embargo la fidelidad como valor se aplica más directamente a las relaciones de pareja entre novios y entre esposos, y hoy hemos querido profundizar en este tema, porque no es necesario sufrir la infidelidad de la pareja para entender que este es un valor fundamental.

Una de la peores consecuencias de la falta de fidelidad o lealtad se puede ver en el rostro de los que luego se arrepienten y ya nada pueden hacer. Los rostros de los infieles y de los engañados llevan una marca de amargura muy dificil de borrar. Por eso para evitar vivir una vida llena de verguenza y amargura lo mejor es vivir en completa integridad. El engaño a otros inevitablemente nos va a rebotar y a la larga los perdedores seremos nosotros mismos.
Flor María
Fidelidad en una relación de amistad: Si bien, en el inicio de los tiempos, el abanico de tareas que ocupaban al hombre se limitaba necesariamente a las indispensables para vivir: comer, respirar, en el mundo moderno las posibles actividades en las que pueden embarcarse las personas son prácticamente infinitas: desde colaborar en el diseño del airbus A-380 o del Discovery hasta echar la partida de …Más
Fidelidad en una relación de amistad: Si bien, en el inicio de los tiempos, el abanico de tareas que ocupaban al hombre se limitaba necesariamente a las indispensables para vivir: comer, respirar, en el mundo moderno las posibles actividades en las que pueden embarcarse las personas son prácticamente infinitas: desde colaborar en el diseño del airbus A-380 o del Discovery hasta echar la partida de dominó con los amigos, pasando por el desarrollo de teorías matemáticas, oír discos, hacer barbacoas, puzzles y un etcétera largo como un día sin pan.

La amistad es, pues, una relación simbiótica que se funda para obtener respectivamente algo de otro . Una relación de amistad desequilibrada no se prolongará mucho en el tiempo a menos que uno de ellos –o ambos- estén, a su vez, desequilibrados. En las relaciones de amistad normales diríamos que una de las partes incurre en infidelidad cuando sacrifica los beneficios que obtiene de una relación y los que prevé que obtendría en un futuro por los beneficios que espera de otra relación potencial.

En otros términos, dejar a un/a amigo/a por íntimo por otro/a nuevo del que se espera obtener más –en términos afectivos, intelectuales, económicos, etc.- sería incurrir en una deslealtad, o lo que es lo mismo, serle infiel. Pero quizá el ejemplo más claro de infidelidad se plantee en una situación de conflicto de intereses entre los propios y los de amigo, pero sin que se prevea que tal conflicto acabe con la relación. Si en tal conflicto se opta por satisfacer un interés propio puntual en perjuicio de un interés mayor del amigo a pesar de que quizá a largo plazo el balance de lo que se da y obtiene a/del amigo fuera positivo, diría yo que se ha incurrido en una infidelidad.

En suma. Las relaciones de amistad imponen la necesidad de incurrir en sacrificios puntuales, y aquél que declina asumir ese coste estaría rompiendo su debida lealtad y fidelidad.
4 más comentarios de Flor María
Flor María
Fidelidad en una relación de pareja: La relación de pareja se caracteriza por reunir varios de los elementos de las dos relaciones que acabamos de describir. Es una relación tendencialmente perpetua y, por ende, mucho más sólida, en la que ambas partes se juegan mucho y renuncian a la libertad a favor de algo que, evidentemente, compensa esa renuncia . La relación se basa en la afectividad, el …Más
Fidelidad en una relación de pareja: La relación de pareja se caracteriza por reunir varios de los elementos de las dos relaciones que acabamos de describir. Es una relación tendencialmente perpetua y, por ende, mucho más sólida, en la que ambas partes se juegan mucho y renuncian a la libertad a favor de algo que, evidentemente, compensa esa renuncia . La relación se basa en la afectividad, el cariño, la confianza mutua, el respeto y en la admiración por alguna o varias de sus cualidades, pues estos son los mimbres en los que se gestará la futura familia.

Si definimos la fidelidad en la pareja como la lealtad a los valores fundamentales que inspiran esa relación, habremos de inferir por fuerza que en la relación de pareja una de las partes incurrirá en infidelidad en el momento en que conculque uno de tales principios.
Flor María
¿Dónde se coloca la fidelidad? ¿En qué grupo podemos situarla?
La fidelidad no es un valor que se mire a sí misma, que se quiera porque sí, sin más.
Se es fiel a un amigo, a la esposa o esposo, a la empresa donde uno trabaja, a la patria, a la humanidad. La fidelidad acompaña a muchos valores que definen al hombre en su núcleo central, para el bien o para el mal.
Porque también hay personas …Más
¿Dónde se coloca la fidelidad? ¿En qué grupo podemos situarla?

La fidelidad no es un valor que se mire a sí misma, que se quiera porque sí, sin más.

Se es fiel a un amigo, a la esposa o esposo, a la empresa donde uno trabaja, a la patria, a la humanidad. La fidelidad acompaña a muchos valores que definen al hombre en su núcleo central, para el bien o para el mal.

Porque también hay personas que son “fieles” a su jefe criminal, al chantajista que pide negocios deshonestos, a la cita puntual para vender droga o para gastar el dinero de la familia en unas cuantas cervezas de más.

En estos casos la “fidelidad” queda deformada, dramáticamente, hacia vicios y males que son capaces de dañar a los demás y de destruirnos, poco a poco, a nosotros mismos.

Así que existen dos fidelidades. O, mejor, una fidelidad auténtica, al servicio del bien, y una caricatura de la fidelidad, siempre manchada por la mentira, la avaricia, el robo o el crimen.
Flor María
¿Y cómo se construye la fidelidad auténtica? Todo depende, sencillamente, de la fuerza del amor que reina en el propio corazón.
Si uno ama de verdad a su familia, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo, sabrá ser fiel a sus compromisos.
No quiere ser fiel porque sí. Quiere ser fiel para dar una respuesta de amor a aquellos a los que debe algo, a los que quiere ayudar, a los que aprecia y venera …Más
¿Y cómo se construye la fidelidad auténtica? Todo depende, sencillamente, de la fuerza del amor que reina en el propio corazón.

Si uno ama de verdad a su familia, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo, sabrá ser fiel a sus compromisos.

No quiere ser fiel porque sí. Quiere ser fiel para dar una respuesta de amor a aquellos a los que debe algo, a los que quiere ayudar, a los que aprecia y venera en lo más profundo de su corazón. Conforme más débil es el amor, menor es la fidelidad. Las traiciones matrimoniales responden de un modo bastante exacto a esta ecuación.

Por eso hay que evitar el error de querer ser fieles a toda costa, incluso sometiendo el amor como un medio para lograr la fidelidad.

No se ama para ser fieles: se es fiel para amar más y mejor. El amor construye la fidelidad para incrementar el amor.

Podríamos decir que la fidelidad es sólo un momento de paso del amor hacia el amor.

Cuando llega la prueba, cuando se asoma otro hombre u otra mujer, cuando uno se cansa de sus hijos pequeños o de sus padres ancianos, es entonces cuando el pequeño amor que tengamos nos ayuda a decir no a la deslealtad y sí a la fidelidad.
Flor María
Superada la prueba, el amor puede crecer, hacerse luminoso, limpio, radiante, capaz de suscitar envidia en quienes observan las vidas de tantos hombres y mujeres que no ceden a la tentación de una trampa, porque en su corazón hay algo mucho más grande y más fuerte que la búsqueda de un placer provisional y despreciable.
La verdadera fidelidad está en crisis porque quizá hemos dejado de vivir a …Más
Superada la prueba, el amor puede crecer, hacerse luminoso, limpio, radiante, capaz de suscitar envidia en quienes observan las vidas de tantos hombres y mujeres que no ceden a la tentación de una trampa, porque en su corazón hay algo mucho más grande y más fuerte que la búsqueda de un placer provisional y despreciable.

La verdadera fidelidad está en crisis porque quizá hemos dejado de vivir a fondo el amor. Notamos el síntoma de una enfermedad profunda, que nos hiere un poco a todos, que nos carcome, debilita y empobrece.
Lucecita Ángel
La fidelidad: ¿un valor imposible?
¿Es posible mantener la fidelidad con unas estructuras sociales cambiantes? ¿Es la fidelidad un valor inherente a la persona, o está ligado exclusivamente a ciertas instituciones hoy en crisis? ¿Es posible conjugar la fidelidad con una sociedad post moderna cada vez más basada en el valor del cambio?
Inma Álvarez
Fidelidad (del lat. Fidelitas, -atis) f. Más
La fidelidad: ¿un valor imposible?
¿Es posible mantener la fidelidad con unas estructuras sociales cambiantes? ¿Es la fidelidad un valor inherente a la persona, o está ligado exclusivamente a ciertas instituciones hoy en crisis? ¿Es posible conjugar la fidelidad con una sociedad post moderna cada vez más basada en el valor del cambio?
Inma Álvarez
Fidelidad (del lat. Fidelitas, -atis) f. Lealtad, observancia de la fe que uno debe a otro. Ésta es la primera acepción de un término que, a decir de muchos, tiene difícil cabida en la sociedad moderna. No se circunscribe exclusivamente a la fidelidad matrimonial, sino que abarca un abanico más amplio: la fidelidad a la amistad, a las propias creencias y raíces políticas y morales, al trabajo o a la vocación profesional, a la palabra dada, etc.
Quizá el ámbito donde la evolución social ha sido más evidente es en el empresarial, como consecuencia de la globalización, de la necesaria apertura de los sistemas y del consiguiente aumento de la competitividad. De un modelo de empresa, por ejemplo, piramidal, fuertemente jerarquizado y basado en la estabilidad laboral, se ha pasado a una nueva organización del trabajo en la que se exige una gran capacidad de cambio y adaptación a las exigencias de los mercados, y en la que el modelo estructural es más horizontal y flexible, y por tanto más eficiente. La llegada de las nuevas tecnologías ha dinamizado aún más las relaciones dentro de la empresa: sucede con la posibilidad de trabajar a distancia, por ejemplo, desvinculando al trabajador de su ámbito laboral y haciéndolo depender más de su propia iniciativa. Las empresas se crean, destruyen, se funden, se separan, se adaptan a los cambios y evolucionan cada vez de forma más rápida, una vez rotas las barreras nacionales. En otras palabras, cada vez es más difícil encontrar el trabajo para toda la vida.
La globalización no sólo afecta a las estructuras económicas: ha impuesto un modelo de sociedad totalmente distinto, al intensificar las comunicaciones de personas y de ideas; muchas estructuras rígidas, como por ejemplo la pertenencia a un entorno social, a un país o a una cultura, se han debilitado enormemente. La intercomunicación de ideas y culturas ha producido también una atomización social en la que la identidad cultural se ha fragmentado enormemente. Esta posibilidad del individuo de acceder a un mercado de las ideas ha producido una cierta pérdida de identidad social, que hace que el deber de fidelidad se haya difuminado enormemente. Simultáneamente, se asiste también a un fenómeno curioso: frente a la globalización surge también la necesidad de reafirmar la vigencia de ciertas estructuras, lo que podría explicar, en parte, el cada vez mayor auge de los nacionalismos. Las empresas lanzan continuamente campañas de fidelización para acotar mercados excesivamente cambiantes; aparecen nuevas señas de identidad, como la pertenencia a clubs, etc.
Lucecita Ángel
UNA SOCIEDAD BASADA EN EL CAMBIO
En fin, no se trata de entrar en profundidad en fenómenos tan complejos, sino de dar breves pinceladas que permitan comprender por qué la fidelidad como valor parece haber perdido su significado real y su contenido tradicional. Hay instituciones seculares, como los contratos de palabra, que tenían su sentido en una sociedad de estructuras estables y reducidas, …Más
UNA SOCIEDAD BASADA EN EL CAMBIO
En fin, no se trata de entrar en profundidad en fenómenos tan complejos, sino de dar breves pinceladas que permitan comprender por qué la fidelidad como valor parece haber perdido su significado real y su contenido tradicional. Hay instituciones seculares, como los contratos de palabra, que tenían su sentido en una sociedad de estructuras estables y reducidas, donde las partes basaban su acuerdo en relaciones personales directas, y que hoy es casi imposible aplicar. No hace mucho, uno tenía a gala, por ejemplo, el ser cliente de un Banco durante generaciones; o de comprar siempre en los mismos establecimientos. Ese tipo de instituciones sociales ha entrado netamente en crisis, digamos, por necesidades del guión. No digamos el Ejército, por poner un caso cercano en España: de un concepto de lo militar basado en la obediencia, la fidelidad, etc., se pasa a un modelo de ejército profesional en el que parece equipararse a una profesión más. Pero, junto a estas instituciones, más circunstancialmente ligadas a modelos sociales concretos (el Ejército profesional era una estructura típicamente medieval, por ejemplo; el Ejército que hoy conocemos es una creación del Estado moderno), el valor cambioafecta también a estructuras profundas como el matrimonio o las relaciones personales, e incluso a la propia identidad personal. Algunos expertos temen, por ejemplo, que con la introducción de la realidad virtual se pueda despersonalizar la comunicación humana hasta límites considerados hasta hace poco como ciencia ficción. Y es ahí donde se corre el riesgo de que el cambio de estructuras se convierta en una desestructuración, en unadesatomización que deje al ser humano sin anclajes y empobrecido en sus relaciones con los demás.
Tomando, por ejemplo, el caso de las relaciones de pareja, el cambio sufrido en España desde la introducción del divorcio ha sido rápido y evidente: según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), en 1990 se produjeron 36.272 separaciones y 23.191 divorcios, mientras que en 1997 las cifras eran de 54.728 y 34.147 respectivamente. Aumentan los matrimonios civiles (en 1996 supera el 23%, mientras que en 1990 era el 19%) en la proporción en la que disminuyen los primeros matrimonios. Por otro lado, los medios de comunicación, que son los que dirigen y reflejan la cultura actual, manejan un concepto de matrimonio cada vez más alejado de su definición original. De hecho, encontrar en las series de ficción, en los debates o en los programas de contenido social un modelo de matrimonio de siempre resulta cada vez más difícil. Los personajes se unen, se separan, se unen a otras personas, se plantean la infidelidad, etc. normalmente y sin traumas.
Y, sin embargo, según las encuestas de opinión del CIS (Centro de Estudios Sociológicos), la fidelidad sigue siendo el valor más importante para los españoles en sus relaciones afectivas. Según el sondeo Actitudes y conductas afectivas de los españoles (1995), un 82% consideraba que, si se ama verdaderamente, se es fiel siempre; un 67% creía que una relación amorosa debería durar toda la vida; eso sí, el 45% consideraba que, si se acaba la pasión de los primeros tiempos, lo mejor es abandonar la relación. Según otros estudios del mismo Centro (Hijos y parejas y Los jóvenes de hoy, 1998), la mayoría de los ciudadanos (54%) sigue apostando por el matrimonio canónico como mejor para una pareja estable; para los jóvenes, aunque el porcentaje es más bajo (36%), sigue siendo la opción mejor valorada. Para rematar la paradoja, son los jóvenes, según ese mismo sondeo, quienes opinan que la fidelidad es el valor más importante (98%).
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Lucecita Ángel
¿QUÉ CONCEPTO DE FIDELIDAD?
Según el sociólogo Amando de Miguel, lo que está en crisis no es el valorfidelidad, sino el concepto para toda la vida: lo que está en crisis es lo vitalicio. Las cosas tienden a ser temporales. El trabajo también: ya no existe el puesto de trabajo para toda la vida. Ese tipo de fidelidades son incompatibles con la vida moderna; subsisten, pero como un resto. Ahora …Más
¿QUÉ CONCEPTO DE FIDELIDAD?
Según el sociólogo Amando de Miguel, lo que está en crisis no es el valorfidelidad, sino el concepto para toda la vida: lo que está en crisis es lo vitalicio. Las cosas tienden a ser temporales. El trabajo también: ya no existe el puesto de trabajo para toda la vida. Ese tipo de fidelidades son incompatibles con la vida moderna; subsisten, pero como un resto. Ahora bien, la fidelidad como compromiso: el no engañar, etc., es al contrario, es una paradoja; la fidelidad ahora es más voluntaria, se renueva continuamente el compromiso, porque no es para toda la vida: necesita ser reafirmado, y precisamente por eso es como más auténtico, más libre. No es tan anquilosado, tan rígido como el compromiso para toda la vida. Para este sociólogo, no se puede exigir fidelidad por encima de la voluntad, y como la voluntad cambia, la fidelidad no puede ser para siempre.
A esta visión, que refleja en muchos casos el sentir actual, y que pide, entre otras cosas, un aggiornamento de la doctrina de la Iglesia, el filósofo Alfonso López Quintás contrapone que la crisis actual proviene en gran medida de diversos malentendidos: Se confunde «fidelidad» con «aguante». Aguantar significa resistir el peso de una carga, y es condición propia de muros y columnas. La fidelidad supone algo mucho más elevado: «crear en cada momento lo que uno prometió en un momento de su vida». Para cumplir, por ello, la promesa de crear un hogar con una persona, se requiere soberanía de espíritu, capacidad de ser fiel a lo prometido aunque cambien las circunstancias y los sentimientos que uno pueda tener en una situación determinada. Para una persona fiel, lo importante no es cambiar, sino realizar en la vida el ideal de la unidad en virtud del cual decidió casarse con una persona. Pero hoy se glorifica el cambio, término que ha adquirido últimamente condición de «talismán», y que parece albergar tal riqueza que nadie osa ponerlo en tela de juicio.
De ahí el temor a comprometerse de por vida, pues tal compromiso impide el cambio. Se olvida que, al hablar de un matrimonio indisoluble, se alude ante todo a la calidad de la unión. El matrimonio auténtico perdura por su interna calidad. La fidelidad es nutrida por el amor a lo valioso, a la riqueza interna de la unidad conyugal. «Ob-ligarse» a dicho valor significa renunciar en parte a la «libertad de maniobra» -libertad de decisión arbitraria-, a fin de promover la auténtica libertad humana, que es la libertad para ser creativo.

Opina Gustavo Villapalos que se ha producido un cambio a escala planetaria, en cada país antes o después. Como casi todos los procesos sociales, se inició en EE.UU. y de allí pasó a Europa; la idea de que los compromisos son para siempre pasó a ser sustituida por el valor del cambio como valor social: si una persona no ha tenido más de siete trabajos se la considera una inexperta; el haber trabajado siempre en lo mismo se considera algo negativo. En cuanto al matrimonio, ya no es tan extraordinario haberse casado tres o cuatro veces. Vivimos en la civilización del cambio, a veces, del cambio por el cambio. Todo es renovación, hay que cambiarlo todo: la educación, la pedagogía, por ejemplo, tiene que renovarse continuamente, sin darse cuenta de que seguimos siendo los mismos de siempre. La nueva pedagogía, la nueva literatura, etc., yo creo que son el reflejo de una sociedad que tiene en la fragmentación del tiempo y el cambio como valores fundamentales.
Hoy, hablar de fidelidad
-continúa Villapalos- parece una cosa anticuada, una cosa demasiado solemne y moralizadora; no está demasiado de moda, efectivamente. Nos encontramos en la antítesis, pero la fidelidad sigue siendo una virtud angular. Porque ¿qué haremos cuando nadie pueda confiar en nadie, nadie pueda confiar en que, cuando las cosas vengan mal, la otra persona se va a mantener a nuestro lado? Se desvirtúa el presente, porque si no hay confianza, tampoco hay una relación verdadera. Por otro lado, está ese temor a los compromisos permanentes, para toda la vida: suscita incluso pánico. La gente se ha acostumbrado a la idea del cambio, de manera que ya nada satisface.
Lucecita Ángel
¿Cómo explicar, entonces, la alta consideración que las encuestas sobre valores otorgan a la fidelidad en nuestra sociedad? Amando de Miguel opina que no hay tal crisis de la fidelidad: En el plano afectivo, en el amor, etc., las cosas son como siempre, la gente que se enamora es fiel; eso sí, antes había una fidelidad forzada, uno «tenía» que estar enamorado para toda la vida; pero ahora, si …Más
¿Cómo explicar, entonces, la alta consideración que las encuestas sobre valores otorgan a la fidelidad en nuestra sociedad? Amando de Miguel opina que no hay tal crisis de la fidelidad: En el plano afectivo, en el amor, etc., las cosas son como siempre, la gente que se enamora es fiel; eso sí, antes había una fidelidad forzada, uno «tenía» que estar enamorado para toda la vida; pero ahora, si uno descubre que está enamorado de otra persona, es absurdo que siga con la primera, la verdadera fidelidad es ir con la persona de la que uno se enamora. Creo que la Iglesia debería adaptar sus planteamientos a los tiempos actuales, reconocer la realidad de ahora. Creo que el concepto actual de fidelidad es más fiel, no va a la letra del compromiso. Hay más sinceridad, porque no se pretende continuar con un compromiso que se ha convertido en letra muerta. Eso explica que, precisamente, sea ahora cuando la fidelidad se valore más que nunca, pero precisamente porque se entiende que no es para toda la vida. ¿Quién va a estar en contra de la fidelidad? Ésa es una pregunta bastante tonta. Uno siempre es fiel a sus amigos, pero ¿y si el amigo deja de ser amigo? ¿Serviría de algo seguir guardándole fidelidad? La fidelidad por necesidad debe sobreentender un sentido de la fugacidad.
Lucecita Ángel
FIDELIDAD PARA TODA LA VIDA
El filósofo Julián Marías cree que la fidelidad es un valor fundamental que debe mantenerse. ¿Está en crisis en la sociedad española? Pues no lo sé. Que parcialmente está en crisis, pues sí, pero ya no puedo decir más. Lo cierto es que una gran parte de los españoles sigue creyendo en ella. Lo que pasa es que los que están en contra cunden mucho, están más organizados …Más
FIDELIDAD PARA TODA LA VIDA
El filósofo Julián Marías cree que la fidelidad es un valor fundamental que debe mantenerse. ¿Está en crisis en la sociedad española? Pues no lo sé. Que parcialmente está en crisis, pues sí, pero ya no puedo decir más. Lo cierto es que una gran parte de los españoles sigue creyendo en ella. Lo que pasa es que los que están en contra cunden mucho, están más organizados y hablan más públicamente, y dan la impresión de ser la opinión mayoritaria. Yo creo que no lo es. Yo no creo en las estadísticas, cada vez creo menos en ellas. En cuanto veo que se habla de números y de porcentajes, desconfío. Porque las estadísticas se hacen siempre con un número muy limitado de personas, a la inmensa mayoría nadie les pregunta nada, y tampoco es seguro que la gente conteste muy sinceramente. Con todo, si existiera una estadística veraz y sincera, se vería que las personas que están unidas en matrimonio o que piensan estarlo son la mayoría.
Lucecita Ángel
Realmente me sorprende que la gente valore tanto la fidelidad -opina Gustavo Villapalos-, precisamente por ese temor a las relaciones para siempre. Será que el valor fidelidad ha sido sustituido por la fidelidad circunstancial; pero sí queda la idea de que, sin esa confianza en la otra persona, no es posible la convivencia.
Para Alfonso López Quintás, en España todavía se conserva, en alguna …Más
Realmente me sorprende que la gente valore tanto la fidelidad -opina Gustavo Villapalos-, precisamente por ese temor a las relaciones para siempre. Será que el valor fidelidad ha sido sustituido por la fidelidad circunstancial; pero sí queda la idea de que, sin esa confianza en la otra persona, no es posible la convivencia.
Para Alfonso López Quintás, en España todavía se conserva, en alguna medida, la concepción del matrimonio como un tipo de unidad valiosa que debe crearse incesantemente entre los cónyuges. De ahí el sentimiento de frustración que produce la deslealtad de uno de ellos. Esto no impide que muchas personas se dejen arrastrar por el prestigio del término «cambio», utilizado profusamente de forma manipuladora en el momento actual.