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Papa Francisco a la FAO: “Lucha contra el hambre pasa por la búsqueda del diálogo y la … 20 de junio de 2013.- (Camino Católico) Mayor conciencia y responsabilidad, ante el «verdadero escándalo de …Más
Papa Francisco a la FAO: “Lucha contra el hambre pasa por la búsqueda del diálogo y la …

20 de junio de 2013.- (Camino Católico) Mayor conciencia y responsabilidad, ante el «verdadero escándalo de millones de personas que sufren y mueren de hambre», el Papa Francisco apremia a «dar vigor a la acción internacional en favor de los pobres», pues «se puede y se debe», hacer algo más que meras promesas, a menudo, no mantenidas. Así como tampoco se puede seguir presentando como coartada la crisis global. Es urgente que la FAO y toda la comunidad internacional, actúe con apremio y apertura de corazón, contraponiéndose a intereses económicos miopes y a la lógica del poder.

El Santo Padre ha recibido en audiencia, este jueves, a unos 400 participantes en la 38 sesión de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, pronunciando un denso discurso en español, recordando la inalienable dignidad de la persona humana y sus libertades fundamentales, la urgencia de atender a los más necesitados, con responsabilidad hacia el futuro y la importancia de la familia rural. Con el Evangelio y el samaritano, el Obispo de Roma exhortó a no permanecer indiferentes, a la equidad y a la justicia. Y puso de relieve la necesidad de que la comunidad internacional y la misma FAO emprendan una seria reconstrucción ante la crisis de valores que caracteriza la situación del mundo en la actualidad. Asegurando que la Iglesia Católica, con sus estructuras e instituciones, les acompaña en este esfuerzo por una solidaridad concreta y la Santa Sede sigue con interés sus iniciativas. El discurso completo del Papa es el siguiente:

Señor Presidente,
Señores Ministros,
Señor Director General,
Ilustres Señoras y señores,

1. En continuidad con una larga y significativa tradición, que comenzó hace ya sesenta años, me alegra recibirles hoy en el Vaticano a todos ustedes, participantes en la 38 Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Doy las gracias al Señor Presidente Mohammad Asef Rahimi, y a los Representantes de muchos países y culturas diversas, unidos en la búsqueda de respuestas adecuadas a necesidades primarias de tantos hermanos y hermanas nuestros: tener el pan de cada día y sentarse dignamente a la mesa.

Saludo al Director General, el profesor José Graziano da Silva, a quien he tenido ocasión de encontrar al comienzo de mi ministerio como Obispo de Roma. En aquella ocasión me manifestó que la situación mundial es especialmente difícil, no sólo a causa de la crisis económica, sino también por los problemas ligados a la seguridad, a demasiados conflictos abiertos, al cambio climático, a la conservación de la diversidad biológica. Todas estas son situaciones que requieren un compromiso renovado de la FAO para hacer frente a los múltiples problemas del mundo agrícola y de cuantos viven y trabajan en zonas rurales.

Las iniciativas y las soluciones posibles son muchas y, no se limitan al aumento de la producción. Es bien sabido que la producción actual es suficiente y, sin embargo, hay millones de personas que sufren y mueren de hambre: esto, queridos amigos, constituye un verdadero escándalo. Es necesario, pues, encontrar la manera de que todos puedan beneficiarse de los frutos de la tierra, no sólo para evitar que aumente la diferencia entre los que más tienen y los que tienen que conformarse con las migajas, sino también, y sobre todo, por una exigencia de justicia, equidad y respeto a todo ser humano.

2. Creo que el sentido de nuestro encuentro es el de compartir la idea de que se puede y se debe hacer algo más para dar vigor a la acción internacional en favor de los pobres, no sólo armados de buena voluntad o, lo que es peor, de promesas que a menudo no se han mantenido. Tampoco se puede seguir aduciendo como coartada, la crisis global actual, de la que, por otro lado, no se podrá salir completamente hasta que no se consideren las situaciones y condiciones de vida a la luz de la dimensión de la persona humana y de su dignidad.

La persona y la dignidad humana corren el riesgo de convertirse en una abstracción ante cuestiones como el uso de la fuerza, la guerra, la desnutrición, la marginación, la violación de las libertades fundamentales o la especulación financiera, que en este momento condiciona el precio de los alimentos, tratándolos como cualquier otra mercancía y olvidando su destino primario. Nuestro cometido consiste en proponer de nuevo, en el contexto internacional actual, la persona y la dignidad humana no como un simple reclamo, sino más bien como los pilares sobre los cuales construir reglas compartidas y estructuras que, superando el pragmatismo o el mero dato técnico, sean capaces de eliminar las divisiones y colmar las diferencias existentes. En este sentido, es necesario contraponerse a los intereses económicos miopes y a la lógica del poder de unos pocos, que excluyen a la mayoría de la población mundial y generan pobreza y marginación, causando disgregación en la sociedad, así como combatir esa corrupción que …