Santa Catalina de Siena : “… en su lugar, siendo Ud. el Cristo en la tierra, se ve el infierno de muchas iniquidades, con el veneno del amor propio …”
«Yo Catalina, sierva y esclava de los siervos de Jesucristo, le escribo a Ud., y en nombre de la preciosa Sangre, con el deseo de ver a Ud. fundado en una verdadera luz. … Ahora es el tiempo suyo de desenvainar este cuchillo, odiar el vicio en Ud. y en sus súbditos, y en los ministros de la Santa Iglesia. A Ud. le digo, ya que en esta vida nadie está sin pecado: y la caridad antes debe moverse por sí misma, y usarla antes en sí, con el cariño de las virtudes, y para nuestro próximo. Por lo que, elimine el vicio; y si el corazón de la criatura no cambie, ni se extraiga de sus defectos, si no con la ayuda de Dios, y a menos que la criatura se esfuerce escuchando a Dios para que saque el veneno del vicio; por lo menos, santísimo Padre, que se quiten de Su Santidad el desordenado modo de vivir y los perversos modos y costumbres de ellos también … Y por lo tanto, si yo hablo acerca de lo que parece ser demasiado y suene como presunción, el dolor y el amor me excusen delante de Dios y de Su Santidad. Qué, dondequiera yo vaya, no tenga donde hacer reposar mi cabeza. Si yo hablo de esta manera (porque donde hay Cristo, debe haber vida eterna), es porque yo veo que en su lugar, siendo Ud. el Cristo en la tierra, se ve el infierno de muchas iniquidades, con el veneno del amor propio … ¡Qué reflorezca en su corazón la margarita de la santa Justicia, sin temor alguno!»
(Santa Catalina de Siena, Carta al Papa Urbano VI)
