Ciertamente lo es. Pero no se le exige a ningún Papa, tal vez lo diga por ser jesuita. La Iglesia y más el papa debe de ser santa. Los santos son los verdaderos reformadores. Y son creíbles no por lo que dicen sino por lo que hacen. Que se pueda decir de cada uno de nosotros, yo soy Jesús a quien tú persigues, yo soy Cristo que pasó por la tierra haciendo el bien. Señor pon en mi boca palabras de vida eterna, que no me sean indiferentes las personas con las que me relaciono. Quiero su salvación eterna. ¿No llamamos a Jesús nuestro Salvador? Santidad hable de eso, y deje para otros, cuestiones controvertidas, como el cambio climático.
¡Qué ejemplo nos ha dado el papa en su viaje a Birmania! ¡Que la señora premio Nobel y budista le haya hablado de Jesucristo y de las Bienaventuranzas, y el papa no mencionó ni una sola vez la palabra Jesús! ¡Ya está bien de periferias, de misericordia, de excluidos, todo eso es humo, es cosificar a los pobres!
Acaso, ¿no era precisamente una Iglesia “en salida” y más que nunca “misionera” el objetivo que el papa Jorge Mario Bergoglio ha puesto en primer lugar en el texto programático de su pontificado, la exhortación “
Evangelii gaudium“?
¿Y que puede estar más “en salida” y ser más “misionero” que un viaje del sucesor del apóstol Pedro a una “periferia” del mundo como Myanmar, todavía para evangelizar casi en su totalidad?
