Mel Gibson apoyó el 10 de septiembre en Chicago el rosario de la "Coalición por los Sacerdotes Suspendidos", que incluye al padre James Altman.
Los obispos que persiguen a sus sacerdotes toleran cualquier tipo de tontería, denunció Gibson, "pero si uno de sus sacerdotes dice algo que se parezca a la ortodoxia, entonces entran en acción" y "lo expulsan del servicio".
Gibson califica esto de "martirio blanco" y signo de "una enfermedad muy profunda de la Iglesia". Está de acuerdo con la perogrullada del arzobispo Viganò de que la miseria comenzó con el fallido Vaticano II.
Cuando Gibson quiso apoyo para su Pasión de Cristo de 2004, se dirigió a los obispos de EE.UU.: "Esos hombres no pudieron huir de mí lo suficientemente rápido y todos, excepto unos pocos, me dieron la espalda". De este modo, revelaron quiénes eran: "un grupo bastante insípido, y no parece que nada haya cambiado".
Gibson recuerda a los buenos y viejos sacerdotes que en los años 70 fueron perseguidos por los obispos porque vieron el daño que la Nueva Liturgia y los insensatos cambios del Vaticano II estaban causando, y tomaron medidas.
A pesar de que es "bastante pecador", Gibson profesa que conoce "la diferencia entre un pastor y un asalariado" y añade que "creo que la gran mayoría de estos obispos no son más que una panda de asalariados, y dice ¿pagados por quién?, ¿y a Francisco quién le paga?".
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