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¡AY DE LOS OBISPOS!

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Written by Padre Bonifacio

Bergoglio recientemente «ilustró» a los Obispos italianos con unas «bienaventuranzas del Obispo» muy «particulares»[i]. Como junto a las bienaventuranzas en el Evangelio aparecen también los «ayes» (cf. Lc 6,24-26), quisiéramos humildemente ayudar a completar tal ilustración, por si en Italia o incluso en Roma algunos Obispos que por allí habitan necesitasen mayor inspiración. He aquí los «ayes» que proponemos… Como estamos en tiempos de «sinodalidad» nos sentimos más animados a compartirlos y creemos que los que hablan del diálogo y la escucha no podrán sino estar receptivos y agradecidos por esta pequeña contribución:

Ay de los Obispos que hablan de los pobres y la pobreza material, pero son ricos a sus propios ojos en su miserable corazón. A ellos les será quitado el reino de Dios y les será dado a otros que den los frutos que esperaba el Señor. Por su autosuficiencia, por no ser pobres en el espíritu, por no buscar ni compartir los bienes de lo alto, por no amontonar tesoros en el cielo y por negar a los demás el acceso a los tesoros de la salvación, ¡lo poco que ellos tengan, arrebatado les será!

Ay de los Obispos que aceptan los abrazos y consuelos humanos, pero ni reparan por el pecado, ni desagravian por los sacrilegios, ni conocen la verdadera consolación del Espíritu de Dios. Ellos mismos persiguen a Cristo al traer angustia a sus siervos más humildes, negándoles la justicia y la verdad. ¡Ya tienen su consuelo! No conocerán el consuelo eterno que Dios reserva a los que sufrieron con paciencia por su Reino.

Ay de los Obispos que banquetean y disfrutan de que les den los primeros lugares, de jubileos y fiestas, porque se apacientan a sí mismos, en vez de ofrecer sacrificios y desvelos por el pueblo que les fue encomendado. Puesto que ya se apacentaron en vida, no conocerán los pastos verdes y lugares de descanso reservados para los sufridos y que amaron a Dios y a los pequeños más que a sí mismos.

Ay de los Obispos pusilánimes que no denuncian el pecado ni avisan de los peligros para la fe y para la moral. Queriendo llevarse bien con todos, los mantienen en las tinieblas del error. ¡Con ellos las compartirán eternamente, si a tiempo no se arrepienten!

Ay de los Obispos humanistas, que pretenden manipular a Dios y torcer su santa Palabra para construir en la tierra un reino humano. Su sueño se convertirá en pesadilla, porque abandonaron a Dios, fuente de aguas vivas, para construirse cisternas agrietadas que no retienen el agua.

Ay de los Obispos que prohíben que el Señor sea recibido con la mayor dignidad y reverencia en la sagrada Comunión, incluso contra lo que manda la Iglesia. Enemigos de Dios y de los hombres, que no temen ni al Altísimo ni a sus súbditos, como jueces injustos serán juzgados con mayor severidad por el Juez de todos, si no reparan sus injusticias mientras están a tiempo.

Ay de los Obispos que hablan de la misericordia y el perdón, pero olvidan la santidad y el juicio. Impiden que los hombres se conviertan y así conozcan la verdadera misericordia y reciban el perdón en sus almas. Su temeridad, ¿de qué les servirá ante Dios, sino de vergüenza, pavor y confusión?

Ay de los Obispos que hablan de evitar la ambigüedad pero no hacen otra cosa que confundir con su lenguaje doble, de encontrar bienes en medio de los males y de buscar supuestamente a Dios en los charcos del mundo. Ay de ellos, pues son como serpientes de lengua bífida, y por sus palabras serán juzgados, no siendo admitidos en la bienaventuranza de la claridad sin ocaso ni sombra, no siendo recibidos en la luz de la verdad indeficiente donde no caben sus embustes y componendas. No amasteis ni defendisteis la verdad, tampoco ella os podrá guiar a su reino eterno, sino que seréis llevados por vuestro padre, el Mentiroso, a su inmundo lodazal.

Ay de los Obispos que se llenan la boca de hablar de paz y fraternidad, pero no la conocen ni la dan, porque niegan al Príncipe de la Paz por su amistad con el mundo y con todos los enemigos de Dios y del hombre. La guerra y el odio que llevan en sus corazones los convierten en hijos de su padre Satanás, el homicida desde el principio. Como ellos eran los que persiguieron y mataron a los profetas de Dios, como ellos los que instaban al pueblo a gritar que crucificaran al Bendito Hijo de Dios, escogiendo las falsas libertad, unidad y paz del hombre sin Dios. ¡Tampoco conocerán la paz en los tormentos de las tinieblas exteriores, preparadas para ellos!

Ay de los Obispos que llaman obstáculo a la verdad e incomprensiones a las justas reclamaciones de los siervos de Dios. Ellos son amables y condescendientes con los enemigos del bien, pero duros e intransigentes con los católicos que aman a Dios. Van contracorriente del camino estrecho de la salvación, creyendo que son héroes porque transgreden toda justicia y profanan todo lo santo, para hacerse aceptables al mundo. Ellos escucharán los lamentos y recibirán las quejas de los réprobos por toda la eternidad.

Ay de los Obispos que so capa de «pastoralidad» abandonan los mandamientos de Dios y las normas de la Iglesia, falsificando el evangelio y haciendo de la liturgia una farsa y una muestra de su soberbia y su vanidad. No dieron gloria al Dios del cielo y de la tierra, ¡al abismo caerán!

Ay de los Obispos que ni enseñan la palabra de Dios ni permiten que se enseñe, llenando sus seminarios y enseñanza religiosa de profesores sin fe ni piedad, que enseñan la herejía y doctrinas humanas o de demonios. Escogieron el camino del error, también su Juez verdadero los negará.

Ay de los Obispos que son falsos pastores, mercenarios, lobos rapaces para las ovejas. Devoraron a las que caían en sus manos, ¡por el fuego inextinguible ellos a su vez devorados serán!

Ay de los Obispos que no alertan de los enemigos espirituales, ni creen en su existencia. Su amistad con los enemigos es enemistad con Dios, su actuar como perros mudos los descalifica para cuidar del rebaño. Su falta de fe en el diablo y los demonios es falta de fe en el Evangelio y en su Señor. Su falta de lucha y su negligencia, dejando desamparados a quienes debían proteger, se convertirán en gran vergüenza y derrota para ellos, a manos de aquellos mismos de los que no quisieron hablar. No querían «ver al diablo en todas partes», ¡pues él será su compañía por la eternidad!

Ay de los Obispos que se hacen de humildes y de «sinodales», pero son tiranos infiltrados en la Iglesia. Se reúnen para conspirar contra Dios, contra su Vicario, contra sus siervos, contra la humanidad. Pretenden engañar a unos y oprimir a otros, pervertir a la Iglesia y demoler el Santo Sacrificio que nos trae la salvación. Promueven la agenda de los masones, de los «filántropos benefactores» que quieren reducir la población mundial y llevar a las almas a Satanás. ¡Con el soplo de su boca, el Rey de Reyes, en su Venida, ya próxima, los aniquilará y al infierno vivos descenderán!

¡Ay, Bergoglio…!

[i] https://infovaticana.com/2021/11/23/el-papa-transmite-unas-particulares-bienaventuranzas-a-los-obispos-italianos/

¡¡¡CONVIÉRTANSE, CONVIÉRTANSE DE CORAZON A DIOS SI NO QUIEREN PERECER ETERNAMENTE!!!

 

MUCHOS CARDENALES OBISPOS Y SACERDOTES VAN POR EL CAMINO DE LA PERDICIÓN Y ARRASTRAN TRAS DE SI A MUCHAS ALMAS. (Mensaje de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal)

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Padre Bonifacio

Sacerdote español misionero, superviviente de no pocas batallas por la gracia de Dios, con humor para reírse de sí mismo y celo por todas las almas.

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