Francisco, en Redipuglia: "La guerra es querer desarrollarse mediante la destrucción"

El Sumo Pontífice visitó un monumento de la Primera Guerra Mundial levantado en la misma zona donde su abuelo, Giovanni Bergoglio, peleó con el ejército italiano contra el imperio austro-húngaro

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Francisco camina entre las tumbas de los soldados en&nbsp;<b>Redipuglia</b> AFP 162
Francisco camina entre las tumbas de los soldados en&nbsp;<b>Redipuglia</b> AFP 162

El papa Francisco visita un monumento de la Primera Guerra Mundial, levantado en medio de un campo de batalla donde su abuelo peleó en una intensa ofensiva italiana contra el imperio austro-húngaro, y sobrevivió para inculcarle los horrores del conflicto.

Francisco recuerda a quienes cayeron en la Gran Guerra que estalló hace 100 años, y rinde homenaje a las víctimas de todos los enfrentamientos bélicos.

El Sumo Pontífice rezó primero entre las hileras de tumbas de los soldados caídos de cinco naciones que fueron sepultados en el cementerio austro-húngaro.

Después se desplazó hasta el mayor monumento de guerra de Italia, un lugar fastuoso de la era fascista dedicado a los 100.000 soldados italianos caídos, donde celebra una misa al aire libre.

"En este lugar, en este cementerio, sólo puedo decir que la guerra es una locura. La guerra destruye lo más hermoso que Dios ha creado, el ser humano. La guerra trastorna todo, incluso la relación entre los hermanos. La guerra es una locura, es querer desarrollarse, crecer, mediante la destrucción", afirmó Francisco.

El Sumo Pontífice agregó que "todas estas personas cuyos restos reposan aquí tenían sueños, pero sus vidas quedaron truncadas porque la humanidad dijo '¿A mí qué me importa?'".

Esta visita papal, muy oportuna para llamar la atención ante los nuevos vientos de enfrentamientos que soplan en el Medio Oriente y Ucrania, también tiene un profundo significado personal.

El abuelo de Francisco, Giovanni Bergoglio, fue uno de los miles de italianos que pelearon en las trincheras cerca del río Isonzo, en las proximidades de la que hoy es la frontera con Eslovenia, en una campaña que tenía como propósito penetrar las defensas austro-húngaras.

Las 12 batallas son recordadas con el monumento en Redipuglia, que inauguró en 1938 el gobierno fascista de Italia en vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

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"Escuché muchas historias de dolor de los labios de mi abuelo", declaró el Papa.

El abuelo de Francisco fue reclutado a los 30 años cuando Italia entró en la guerra y participó en la campaña de Isonzo; Giovanni Bergoglio recibió un certificado de buena conducta y 200 liras al término de la guerra, según documentos difundidos por la prensa de la Conferencia Episcopal Italiana.

Debido al estancamiento económico de posguerra en Italia, el abuelo de Francisco emigró a Argentina, donde nació Jorge Mario Bergoglio.

En un momento personal durante la ceremonia del sábado, los padres de un soldado italiano que murió el año pasado en Afganistán entregaron a Francisco el gorro emplumado Bersagliere que es distintivo del cuerpo piamontés, famoso por la gran resistencia encarnada con su tradición de marchar trotando.

El abuelo de Francisco, que procedía de la región de Piamonte, pertenecía a ese cuerpo, dijo el sacerdote de la parroquia de Redipuglia, reverendo Duilio Nardin.