Actualizado 06/06/2017 09:20

Rafael Guízar y Valencia, el primer obispo iberoamericano declarado santo

 Rafael Guízar Y Valencia
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Guízar Guízar funeral

   CIUDAD DE MÉXICO, 6 Jun. (Notimérica) -

   El 6 de junio de 1938, hoy hace 79 años, falleció el obispo mexicano Rafael Guízar y Valencia. Fue el primer obispo iberoamericano en ser canonizado por la Iglesia Católica, en el año 2006.

   Nació el 28 de abril de 1878 en el seno de una familia católica en Cotija (Michoacán). Comenzó su formación en la escuela parroquial de su ciudad natal y , más tardé, en el colegio Jesuita de la Hacienda de San Simón de Cotija. Con una temprana vocación religiosa, el mexicano inició sus estudios eclesiásticos en la diócesis de Zamora (Michoacán) en 1894 y fue ordenado sacerdote en la catedral de Zamora, en 1901.

   Su cercanía con el pueblo quedó patente durante la Revolución Mexicana, en la que disfrazado de vendedor, ayudó a los soldados moribundos, dándoles auxilio espiritual.

Guízar

   La persecución religiosa, que se produjo entre 1913 y 1919 en México, le llevó a exiliarse como misionero en Cuba, Guatemala, Colombia y el sur de Estados Unidos, hasta que finalmente pudo regresar al país.

MUERTE Y CANONIZACIÓN

   Mientras se encontraba en Cuba, en agosto de 1919, fue nombrado quinto obispo de Veracruz por el Papa Benedicto XV. Tras regresar a México en 1920, Guízar y Valencia luchó de manera constante por su seminario, que defendió contra las leyes que suprimían las congregaciones religiosas en México.

   Sus fricciones con el Gobierno mexicano y las continuas persecuciones le llevaron a exiliarse nuevamente durante el período comprendido entre 1926 a 1929. Tras ese periodo volvió al país donde, afectado por numerosas enfermedades y por las malas condiciones sanitarias de la época, falleció el 6 de junio de 1938, concretamente en Ciudad de México. Posteriormente, su cuerpo fue trasladado a Veracruz.

Guízar funeral

   A Guízar y Valencia se le atribuye la cura de la enfermedad del labio leporino y el paladar hendido de un niño que se encontraba todavía dentro del vientre de su madre. Así, el papa Juan Pablo II beatificó su figura en 1995 por el caso que, más tarde, sería conocido como 'el niño milagro'. Su canonización no llegó hasta 2006, de manos del papa Benedicto XVI, convirtiéndose en el primer obispo hispanoamericano en ser declarado santo.

   El milagro por el que se canonizó al mexicano se produjo en el año 2002 después de que a la mujer embarazada, Valentina Santiago, se le detectara una malformación en su embarazo. Al conocer la noticia, la mujer pidió al santo mexicano ayuda. Dos meses después, el niño nació sano y sin ninguna complicación.