Nuestro llamado a la grandeza. El matrimonio es un ícono del Cielo.

La Biblia comienza con el matrimonio entre Adán y Eva y finaliza con el de Cristo y la Iglesia. La pequeña muestra de éxtasis que el hombre y la mujer experimentan en su unión se supone que sea, cuando es apropiadamente dirigida, un destello de los gozos eternos.
"Por esta razón, el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer". -Esto es un gran misterio, y se refiere a Cristo y a la Iglesia- dice san Pablo.
Cristo dejó la casa de su Padre en el Cielo. Dejó la casa de su madre en la tierra. Para unirse a su esposa, la Iglesia.
Por eso nosotros, la Iglesia, su esposa, debemos hacernos una sola carne con Él.
¿Cómo? En la Eucaristía. "Esto es Mi Cuerpo entregado por ustedes".
Este pasaje resume toda la historia, y se refiere a nuestra creación como varón y mujer, llamados a ser una sola carne y como este misterio apunta a un misterio aún mayor: Cristo y la Iglesia.
¿Saben lo que esto significa? Que toda la confusión sexual en el mundo es el deseo humano del cielo que se ha distorsionado.