En el Cristo roto, en el crucificado, todo el dolor del mundo es asumido y redimido.

Hace unos meses visité a un amigo sacerdote y tenía este crucificado, quebrado, con partes faltantes, con una bella y misteriosa expresión en su rostro...

Mi amigo no sabía que hacer con él y se lo pedí. Me cautivó y me atrajo de inmediato, porque así, todo roto, me parecía que expresaba tanto, tanto...

Expresa el amor que se da sin medida, sin reservas. Expresa la locura de un Dios crucificado.

Expresa también el dolor de la humanidad, dolor físico, moral o espiritual.

En el Cristo roto, en el crucificado, todo el dolor del mundo es asumido y redimido.

Quizá en este día vos también te sentís roto. Sentís que estás quebrado, te sentís desarmado, deforme y herido.

Mira la Cruz. Mirá al Crucificado. Sus heridas nos han curado.

Miralo, adoralo, abrazalo y abrazate a tu propia Cruz, aunque no entiendas.

Deja que la Madre, que siempre está ahí cerca de la Cruz, te sostenga y te ayude a sonreír.

Con la esperanza segura de que la luz y el amor tienen la última palabra.

P. Leandro Bonnin