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La verdad que conmueve el corazón

La verdad que conmueve el corazón

Bruno, el 14.01.22 a las 1:07 AM

Al final de un post de hace tiempo, oculto por una gran cantidad de comentarios anteriores, un lector con el apostólico nombre de Ecclesiam, dejó un comentario fascinante que creo que merece su propio post. No solo porque es de agradecer que Eclessiam cuente su experiencia de conversión a Dios, sino porque tangencialmente define muy bien lo que es InfoCatólica.

En InfoCatólica caben muchas cosas, desde noticias actuales hasta discusiones sobre arqueología precalcedoniana, desde la poesía y el arte hasta la oración o las consideraciones piadosas e infinidad de cosas más. Pero la esencia de InfoCatólica, la razón por la que existe es en recordar, anunciar, redescubrir, explicar o simplemente admirar la verdad que conmueve el corazón, de la que habla Ecclesiam en su post y que llevó a su conversión. Especialmente las verdades que, por alguna razón, nuestra época ha desechado u olvidado.

Como consecuencia casi inevitable de la separación de Razón y Fe que se produjo en la Ilustración, el mundo de hoy es casi universalmente irracionalista: la única verdad es que cada uno tiene su verdad, el único conocimiento válido es el de las ciencias empíricas, la metafísica es una invención y otros despropósitos sin sentido y autodestructivos, pero no por ello menos extendidos.

Por influjo de esa tendencia del mundo moderno, una parte de la Iglesia se ha decantado por una evangelización y una catequesis basadas únicamente en la experiencia y el sentimiento, en las que se omiten por sistema la doctrina, el pensamiento, la razón, la moral objetiva, etc, que son despreciados como aspectos del catolicismo que no atraen a nadie o incluso ahuyentan a la gente. Se llega a decir, y ya lo he oído varias veces, que la verdad divide mientras que el amor une. El resultado es, por un lado, un catolicismo sin cimientos o raíces, que fácilmente se seca o se derrumba en cuanto encuentra una dificultad, y por otro, una especie de sincretismo con formas más o menos católicas, para el que todas las religiones, opiniones y formas de vivir son iguales, porque, al final, cada uno tiene sus experiencias y sentimientos y ¿quién osará decir que unos valen más que otros?

Lo verdadero y, valga la redundancia, lo católico es recordar que Cristo salva al hombre entero, con su intelecto, su memoria y su voluntad. Ninguna de esas facultades puede subsistir prescindiendo de las otras y un catolicismo que intente elegir solo una de ellas está irremediablemente abocado a ser desechado y pisoteado como sal sosa por las gentes. La caridad y la verdad son hermanas inseparables, ya que ambas, en su núcleo, se identifican con Dios.

InfoCatólica, por supuesto, intenta alimentar tanto a la razón como a la voluntad o a la memoria y anima a vivir tanto la caridad como la verdad. Sin embargo, para luchar contra el error más extendido en nuestra época, hace ante todo hincapié en la verdad católica. Desde el P. Iraburu hasta el último bloguero estamos aquí para recordar a tiempo y a destiempo la fe que nos salva y que vale más que el oro. Puede que algunos la rechacen y no quieran saber nada de InfoCatólica, pero, como muestra el ejemplo de Ecclesiam, la verdad nunca dejará de fascinar, atraer y conmover a los hombres. Incluso aunque los que la proclamen sean torpes y brutos, como evidentemente somos los blogueros de InfoCatólica.

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Yo soy una persona “millennial", nacida después del 1995, crecida en entorno afectivamente destruido, altísimamente mundana, de clase media-alta; una persona atea desde que alcanzó cierto grado de razón y por la gracia de Dios convertida a la religión verdadera tras varios años de ateísmo.

Pues bien, yo, mi pobre persona, ninguna cosa me sirvió más que aquellas «perfectas síntesis teológicas o parateológicas». Ninguna. A estas alturas, sin los escritos del Padre Iraburu, ya hubiera apostatado.

Porque sus escritos están llenos de verdad, y aunque alguno podrá sostener que soy una persona de “tendencia intelectual", lo cierto es que a la naturaleza humana lo más fuerte que puede conmoverla es la verdad, como dice santo Tomás: «puesto que las potencias [facultades] corporales se someten a las animales, y las animales a las intelectuales, y las intelectuales prácticas a las especulativas, tenemos que, absolutamente hablando, la verdad es lo más digno, lo más excelente y lo más fuerte» (Quaestiones quodlibetales, q. 14, a. 1).

Es decir, si se quiere conmover a esta generación de hombres, y a cualquier otra, «la verdad es lo más digno, lo más excelente y lo más fuerte», la verdad de Dios, la revelación verdadera.

Por eso, por muy afectadas y derruidas que estén las facultades inferiores, nada hay tan poderoso para conmover el corazón del hombre como la verdad.

[Comentario de Ecclesiam]

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