
Ellos observan que “esta forma de castigo colectivo” está llevando al país a una catástrofe humanitaria sin precedentes. Hace diez años Siria era un granero para la región.
Las sanciones nunca fueron autorizadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Entre los que firmaron la carta está monseñor Athanasius Schneider.
En su discurso inaugural, Biden dijo que él quería hacer de Estados Unidos “la fuerza orientadora para el bien en el mundo” y alegando que “la política no debe ser un fuego furioso que destruya todo a su paso”.
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