Decir, “ya el Cisma está”, es probable que sea verdad y es fácil afirmarlo. Decir, “los que sigan unidos a Bergoglio se han unido al Anticristo”, es probable que sea verdad, aunque tal vez algo inexacto, (en todo caso al “falso profeta” que es un hombre que proviene de la religión, el anticristo es un hombre que proviene de la política, según enseña Castellani) también es fácil decirlo. Decir alegremente y muy suelto de cuerpo: los que van a la Misa “una cum Bergoglio” les espera el infierno, también es muy fácil decirlo. MUY FACIL. Cuando se le pregunta qué hacer entonces en lo concreto, para no ir al infierno responde: “ahí no está Cristo, BUSQUESE OTRA IGLESIA DONDE IR.” Probablemente el señor la verdad prevalece piense para sus adentros: “Arréglese como pueda mi amigo, siga buscando inútilmente, algo que no existe en la realidad.”
El señor que se oculta bajo el descarado nombre, la verdad prevalece, no dice quién corno es, y persiste en seguir bloqueando. Y para colmo lo hace en nombre de la verdad. El señor la verdad prevalece, dice que los que no aceptan sus afirmaciones son “bergoglianos” que pergeñan teorías maliciosas. Cuando se le dice que eso no es verdad, NO RESPONDE NADA, SE CALLA LA BOCA. Y redobla la apuesta, y vuelve a publicar y a insistir con lo mismo de siempre.
Podría seguir escribiendo, pero por ahora, no lo voy a hacer. Por el momento, sólo quisiera preguntarle al señor la verdad prevalece, a ver si es tan valiente de decirlo públicamente, ¿cuál es su nombre verdadero? ¿en qué ciudad o país vive? Si es tan audaz para afirmar sus ciertas aunque incompletas doctrinas, empiece por decir quién es. Pienso que no estaría nada mal empezar por ahí. El mío es Marcelo Fernando Gerstner y vivo en la ciudad de Buenos Aires. Y una vez más, DEJE DE BLOQUEAR, si es que busca sinceramente encontrar la verdad.

La secta bergogliana auto excomulgada no tiene poder de excomulgar a ningún católico fiel a Cristo y a la doctrina católica.

Profecías de Ana Catalina Emmerich:

LA ESCISIÓN DE LA IGLESIA
Tuve todavía una visión sobre la gran tribulación, bien en nuestra tierra, bien en países alejados. Me pareció ver que se exigía del clero una concesión que no podía hacer. Vi muchos ancianos sacerdotes y algunos viejos franciscanos, que ya no portaban el hábito de su orden y sobre todo un eclesiástico muy anciano, llorar muy amargamente. Vi también algunos jóvenes llorar con ellos. (AA.III.161)

Vi a otros, entre los cuales todos tibios, se prestaban gustosos a lo que se les demandaba.

Vi a los viejos, que habían permanecido fieles, someterse a la defensa con una gran aflicción y cerrar sus iglesias. Vi a muchos otros, gentes piadosas, paisanos y burgueses, acercarse a ellos: era como si se dividieran en dos partes, una buena y una mala. (AA.III.162)

Quieren ellos ser un solo cuerpo en algo diferente que el Señor.

Se formó un cuerpo, una comunidad fuera del cuerpo de Jesús que es la Iglesia: una falsa Iglesia sin Redentor, en la que el misterio es no tener misterio. (AA.II.89)

LA IGLESIA DE LOS APÓSTATAS
«Vi la iglesia de los apóstatas crecer grandemente. Vi las tinieblas que partían de ella, repartirse alrededor y vi muchas personas abandonar a la Iglesia legítima y dirigirse hacia la otra diciendo: «Ahí todo es mas bonito, más natural y más ordenado» (AA.II.414)