Bottega
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Alma

Alma Ateos buscando a Dios

Todos los filósofos paganos trataron de explicar ese maravilloso impulso que todos tenemos y que se llama Alma.

No pudo ser explicado apropiadamente hasta la encarnación de Dios y su resurrección, porque las limitaciones humanas solo Dios las puede explicar…

Del latín anima, de la misma raíz que el griego ánemos, viento. Por alma, y con el mismo significado que spiritus (en griego psikhé, soplo, aliento, vida), se entiende por lo común el principio vital del cuerpo, o el principio inmaterial que se considera origen de la vida material, de la sensibilidad y del psiquismo del hombre. A veces se da este nombre a la mente humana, o también se la llama espíritu.

El concepto de alma surge a partir de la pregunta que el hombre se ha hecho sobre sí mismo, sobre el núcleo íntimo de su naturaleza, y es un concepto que se vincula simultáneamente a dos cuestiones distintas: por una parte, la naturaleza de la vida, caracterizada por el automovimiento y la reproducción y, por otra, la naturaleza de los actos intelectivos.

San Agustín, subraya el carácter pensante del alma. Para él es una sustancia plenamente espiritual e inmortal, no dependiente del cuerpo, que surge por la voluntad creadora divina, y es el centro de la subjetividad del hombre, que es «un alma racional que se sirve de un cuerpo mortal y terrestre». Es en el alma donde el hombre encuentra a Dios y a la verdad, y es, al mismo tiempo, imagen de la Trinidad. Como en el caso de la Trinidad, el alma es una, pero posee facultades distintas.

Según Santo Tomás, el hombre no es ni alma sola ni solo cuerpo, sino cuerpo y alma a la vez. «El alma, como es substancia inmaterial, no puede ser producida por generación, sino sólo por creación divina. Decir, pues, que el alma intelectiva es producida por el que engendra, equivale a negar su subsistencia y a admitir, consecuentemente, que se corrompe con el cuerpo. Es, por consiguiente, herético decir que el alma intelectiva se propaga por generación», distingue el alma vegetativa, el alma animal, que cuando muere vuelve a la naturaleza y la humana, que es inmortal, y distingue también el anima y el animus (principio vital y entendimiento, respectivamente).

«La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios (cf. Pío XII, enc. Humani Generis, 195: DS 3896; Pablo VI, SPF 8) -no es “producida” por los padres-, y que es inmortal (cf. Cc. de Letrán V, año 1513: Ds 1440): no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final». «Es gracias al alma como el cuerpo constituido de materia es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espíritu y la materia no son dos naturalezas, sino que su unión forma una única naturaleza» (CEC 365). «alma significa el principio espiritual del hombre» (CEC 363).

La Biblia usa el término de «espíritu» (ruah), por el que el alma es elevada gratuitamente a la comunión sobrenatural con Dios (CEC 367)

«Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y la dicha, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios. En estas aperturas, percibe signos de su alma espiritual. “Semilla de eternidad que en sí lleva, irreductible a la sola materia” su alma no puede tener origen más que en Dios» (CEC 33)

«Jesús liga la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11, 25). Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan creído en él (cf. Jn 5,24-25; 6,40). En su vida pública ofrece ya un signo y una prueba de la resurrección devolviendo la vida a algunos muertos (cf. Mc 5, 21-42; Lc 7,11-17; Jn 11), anunciando así su propia Resurrección que, no obstante, será de otro orden. De este acontecimiento único El habla como del “signo de Jonás” (Mt 12,40), del signo del Templo (cf. Jn 2,19-22): anuncia su Resurrección al tercer día después de su muerte (cf. Mc 10,34)» (CEC 994).

La esperanza cristiana en la resurrección está, pues, totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como El, con El y para El (CEC 995).

Esta fe en la resurrección, original del cristianismo, fue lo que suscitó la mayor oposición en los orígenes contra el cristianismo. Lo vemos, por ejemplo, en la predicación de San Pablo a los atenienses, gente que «no se ocupan en otra cosa que en decir y oir novedades… Cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, algunos se echaron a reir, y otros dijeron: Ya te oiremos sobre esto en otra ocasión. Así salió Pablo de en medio de ellos» (Hch 17,21. 32-33). Ya decía San Agustín que ningún otro punto de la fe ha encontrado mayor contestación que la resurrección de la carne (Sal 88, 2,5).

«En la muerte, separación del alma y del cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, quedando en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por virtud de la resurrección de Jesús».(CEC 997)

El alma no proviene de la evolución.
En la actualidad, el modernismo y los movimientos del falso ecologismo nos confunden con animales y la palabra «alma» apenas tiene cabida en el vocabulario filosófico. La pauta la marcó Kant: «alma» -igual que mundo y libertad- es una idea de la razón, y como tal necesaria al espíritu humano. Gilbert Ryle en el concepto de lo mental, en 1949, sostiene que la noción de alma es fruto de un “error”.

Pero veamos las opiniones de los grandes filósofos.

1. Demócrito
Alma es aiuntamiento de átomos sphéricos, que hazen el movimiento en el animal.
2. Archelao
Alma es cierta virtud fallada en los átomos que hazen este movimiento.
3. Anaxágoras
Alma es un entendimiento que mueve todo el universo.
4. Enpédocles
Alma es un seer conpuesto de los principios de todas las cosas y afirma la alma ser conocedora de todas las cosas.
5. Platón en el Timeo
Alma es cuenta que mueve a sí misma, pura, sinplez, sin conposición, que da vida al cuerpo y la mueve y conoce todas las cosas, pero diferentes
6. Platón
Alma es sustancia sphérica que mueve a sí misma y al cuerpo por sí.
7. Platón otra vez en el Timeo
Alma es sustancia incorpórea, principio de mover a sí misma entendimiento y principio de movimiento al cuerpo, dándole movimiento.
8. Virgílio
Alma es un esprito de Dios, que con eterno movimiento mueve el mundo y ansí es nuestra alma que sienpre nos mueve aunque estemos quedos.
9. Tales Milesio
Alma es una fuersa inrrequieta, o principio con que le mueve la cosa.
10. Diógenes
Alma es aire, dize Diógenes.
11. Eráclicto
Alma es un vapor, o humo sutilísimo, que sienpre corre por el cuerpo.
12. Alcmeón
Alma es un cuerpo celeste inmortal que está en nos y se mueve continuamente.
13. Hipo
Alma es agoa.
14. Cricias
Alma es la sangre, porque quitada el animal muere.
15. Pitágoras
Alma es un esprito sotil que está en el animal, que le da vida por medio de la conplixión y composición.
16. Aristótiles
Alma es perfectión del cuerpo natural organizado que tiene vida en potencia.
17. Alexandro, Avicena, Algazeli
Alma es sustancia incorpórea, recibidora de las illuminaciones, que vien del primero con relación segunda y esto tienen Avicena y Algazeli.
18. Séneca
Alma es esprito entelectual ordenado para cierta disposición en sí y en el cuerpo.
19. Calcidio
Alma es sustancia natural, entelectual, que esté en eterno movimiento, bivificadora de las cosas que recibe, que se puede bolver aiuntar al que dexa.
20. Philipón y Aurelio Agostino
Alma es esprito racional entelectual que sienpre bive y sienpre mueve, recibidora de voluntad buena y mala, según la bontad del criador.
21. Fracastoro y el autor
Alma umana es sustancia incorpórea, divina, inmortal, que vegeta sienpre y mueve y entende quando informa el cuerpo y después que el cuerpo la pierde entiende solamente.
22.
La difinición final y verdaderísima de la sanctísima lei es: «Hagamos honbre a nuestra imagen y semeiansa». Y después dize: «Y formó Dios al honbre de polvo de la tierra y espiró en su cara esprito de vida y fue honbre en alma de vida.»
Daniel Arón Afia, Opiniones sacadas de los más auténticos y antigos philósofos que sobre la alma escrivieron y sus difiniciones.
Venecia, año 1568


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