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Anti-Summorum Pontificum: los amigos de Benedicto resultan ser sus enemigos - ¿Sorprendido?

La furiosa carta Traditionis Custodes de Francisco, que arremete contra el Rito Romano “da sin miedo en el clavo”, despotricó el 20 de julio en el sitio web CatholicNews.com un adulador arzobispo Augustine Di Noia, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien debe su carrera a Benedicto XVI.

Sin presentar hechos, Di Noia alega que el movimiento del Rito Romano “secuestró” las iniciativas de Juan Pablo II y Benedicto XVI para sus propios fines. Di Noia no nombra estos “fines”.

Di Noia acumula acusaciones gratuitas: “Lo que tenemos ahora es un movimiento dentro de la propia Iglesia, aparentemente avalado por sus dirigentes, que siembra la división al socavar las reformas del Concilio Vaticano II mediante el rechazo de la más importante de ellas: la reforma del Rito Romano."

En realidad, la división es sembrada por radicales como Bergoglio y Di Noia, mientras que las comunidades del Rito Romano han estado celebrando pacíficamente su culto durante décadas. Además, la “reforma del Rito Romano” del Vaticano II fue el Misal de 1965, que fue rápidamente anulado por el [fallido] Novus Ordo de Pablo VI, aunque una Comisión de Obispos había rechazado este último.

Según Di Noia, desde el Summorum Pontificum de Benedicto “la cuestión se ha descontrolado totalmente y se ha convertido en un movimiento, especialmente en Estados Unidos, Francia e Inglaterra, un movimiento que promueve agresivamente la Misa tradicional en latín entre los jóvenes y otros, como si esta ‘forma extraordinaria´ fuera la verdadera liturgia para la verdadera Iglesia".

[Pero] la verdad es lo contrario: El Novus Ordo se ha “descontrolado totalmente” y sólo atrae a un público demasiado envejecido y moribundo. Di Noia trata de resolver este problema culpando a las partes de la Iglesia que se han mantenido sanas. Al menos, lo admite al decir que “la manera de abordar los abusos no es adoptando la ‘forma extraordinaria’, sino promoviendo la verdadera renovación de la liturgia que, en muchos lugares, simplemente no se ha realizado”.

Se ha convertido en un lugar común en la Iglesia conciliar afirmar que “el Vaticano II no se ha implementado todavía” o “la verdadera renovación de la liturgia no se ha producido todavía”, mientras no se hace nada al respecto.

Según Di Noia, “a muchas personas que desean el latín en la liturgia (¡sic!) les habría venido mejor el ‘novus ordo’ en latín que la repristinación de la liturgia preconciliar”. ¿Cómo pudo ocurrir esto si -como acaba de admitir Di Noia- nunca ocurrió “la verdadera renovación de la liturgia”?

Imagen: Augustine Di Noia, © wikicommons, CC BY-SA, #newsOpannchdgp

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