jamacor
379

Polémicas matrimoniales (XXXIV): el cardenal Maradiaga

Polémicas matrimoniales (XXXIV): el cardenal Maradiaga

Bruno, el 6.10.15 a las 1:59 AM

Hoy, al leer la intervención del cardenal Maradiaga en el Sínodo, pronunciada como homilía en el rezo de la hora tercia, me he acordado de un viejo chiste. Un camarero pregunta al cliente: “¿Qué le ha parecido la sopa? ¿Estaba bien de sal?” El cliente, enfurecido, responde: “¡Esto es intolerable! Había dos cucarachas flotando en ella”. Y el camarero, impertérrito, replica: “Pero de sal estaba bien, ¿verdad?”

Entre las frases piadosas y alusiones al Evangelio de su discurso, el cardenal introduce este consejo asombroso: “TENGAN UN MISMO SENTIR: Todos buscamos la unanimidad que viene del diálogo, no de las ideas defendidas a ultranza. San Pablo nos recuerda: “Tengan los mismos sentimientos de Cristo” (Flp. 2, 5).”

Es difícil no entender esta carga de profundidad que lanza el cardenal Maradiaga como una advertencia a los obispos que pretendan resistirse a la introducción de un divorcio católico y otros despropósitos similares promovidos por el cardenal Kasper y el propio cardenal Maradiaga contra la Escritura, la Tradición y el Magisterio: si os mostráis firmes, os llamaremos “rígidos”; si proclamáis la verdad, diremos que no tenéis misericordia; si defendéis la fe a ultranza, os acusaremos de no saber dialogar.

Produce estupor ver que el cardenal identifica “tener un mismo sentir” y “tener los mismos sentimientos de Cristo” con el diálogo del consenso y no con la unidad de la fe católica, recibida de la Revelación de Cristo y defendida a ultranza. Eso es la idea masónica y relativista de la unidad: lo importante es que nos llevemos bien y sólo está excluido quien pretenda conocer la verdad. Nada tiene eso que ver con la unidad cristiana: un solo señor, una sola fe, un solo bautismo (Ef 4,5). Así lo recuerda el Concilio Vaticano II al hablar de los obispos: “Deben, pues, todos los Obispos promover y defender la unidad de la fe y la disciplina común de toda la Iglesia” (Lumen Gentium 23).

Recordemos una vez más la promesa que el cardenal Maradiaga, como todos los obispos, hizo en su consagración episcopal: “¿Quieres conservar íntegro y puro el depósito de la fe, tal como fue recibido de los apóstoles y conservado en la Iglesia siempre y en todo lugar?” Si creía que no hay que defender esa fe a ultranza, sino dialogar y llegar a un consenso intermedio entre la fe y las ideas del mundo, entre la verdad y el error, debería haberlo dicho entonces, no ahora. El mismo Papa Francisco lo ha dejado clarísimo en su propia intervención de hoy: “el Sínodo no es un parlamento donde para reunir un consenso o un acuerdo común se acude al negocio o al compromiso”.

Está muy bien hablar de misericordia, paz, alegría, Pedro y la Madre Iglesia, pero si todas esas palabras encubren la cucaracha relativista en la sopa, quizá sea mejor que ayunemos del plato que tan cuidadosamente nos ha preparado el cardenal.
infocatolica.com/…/1510050924-pole…