08:24
boschetto
5
Admiremos y practiquemos el AMOR AL PRÓJIMO que tenía la Santísima Virgen. El amor a Dios y al prójimo se contienen en el mismo precepto. “Este mandato hemos recibido del Señor: que quien ame a Dios …Más
Admiremos y practiquemos el AMOR AL PRÓJIMO que tenía la Santísima Virgen.

El amor a Dios y al prójimo se contienen en el mismo precepto. “Este mandato hemos recibido del Señor: que quien ame a Dios ame también a su hermano” (1Jn 4, 21). La razón es, como dice santo Tomás, porque quien ama a Dios ama todas las cosas que son amadas por Dios. Santa Catalina de Siena le decía un día a Dios: Señor, tú quieres que yo ame al prójimo, y yo no sé amarte más que a ti. Y Dios al punto le respondió: El que me ama, ama todas las cosas amadas por mí. Mas como no hubo ni habrá quien haya amado a Dios como María, así no ha existido ni existirá quien ame al prójimo más que María. El P. Cornelio a Lápide, comentando el pasaje que dice: “Se ha hecho el rey Salomón un palanquín de madera en el Líbano” (Ct 3, 9), dice que éste fue el seno de María, en el que habitando el Verbo encarnado llenó a la Madre de caridad para que ayudase a quien a ella acude. María, viviendo en la tierra, estuvo tan llena de caridad que socorría las necesidades sin que se lo pidiesen, como hizo precisamente en las bodas de Caná cuando pidió al Hijo el milagro del vino exponiéndole la aflicción de aquella familia. “No tienen vino” (Jn 2, 3). ¡Qué prisa se daba cuando se trataba de socorrer al prójimo! Cuando fue para cumplir oficios de caridad a casa de Isabel, “se dirigió a la montaña rápidamente” (Lc 1, 39).