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Salvada del genocidio, gracias al Rosario

Hagamos conocer y amar a María

Inmaculada Ilibagiza creció en una aldea de Ruanda, junto a sus padres y tres hermanos pequeños. Estaba estudiando Ingeniería Eléctrica y Mecánica en la Universidad Nacional de Ruanda.

Cuando regresó a casa para las vacaciones de Pascua, el presidente del país fue asesinado y ese evento provocó un gran genocidio el 6 de abril de 1994. El padre de Inmaculada la mandó a casa de un vecino, un pastor protestante, donde se escondió.

Cuando unos miembros de la mayoría étnica Hutu llegaron a registrar la casa del pastor, Inmaculada le pidió a Dios que los soldados no abrieran la puerta del baño. Terminada su oración, se desmayó y despertó cinco horas después cuando el pastor abrió la puerta.

Este les dijo a las mujeres que los hombres habían registrado toda la casa, incluso buscando en las maletas que podrían esconder bebés, pero cuando uno de los soldados llegó cerca de la puerta del baño, le dijo al pastor: "De acuerdo, confiamos en ti. Eres un buen hombre, no hay nadie aquí”, y se fue.

Estando en el baño, Inmaculada descubrió la existencia de Dios y el poder del Rosario. Su primer pensamiento no fue que se había salvado, sino que Dios existía. Fue entonces cuando comenzó a leer la Biblia y rezar el Rosario.

Una vez libre, Inmaculada se enteró de que toda su familia había sido asesinada. Desesperada, oyó que Dios le decía: "El viaje de tus seres queridos ha terminado en la Tierra, pero no en el Cielo”. Entonces comprendió que tenía libertad para elegir cómo vivir su vida y no quería elegir odiar. Mientras oraba, escuchó la voz de Dios una vez más: "Si eliges el amor, si eliges la bondad, yo estaré contigo".

Testimonio de Inmaculada Ilibagiza, sobreviviente del genocidio ruandés (África del Este), dado en la Universidad Católica de Washington, Estados Unidos, el 13 de febrero de 2020.
Reportado por Renée Rasmussen Immaculée