01:04:37
Votos de Pobreza - E.S. Marino Restrepo. 11 Mas esto supuesto, pregunto: ¿Los judíos están caídos para no levantarse jamás? No por cierto. Pero su caída ha venido a ser una ocasión de salud para …Más
Votos de Pobreza - E.S. Marino Restrepo.

11 Mas esto supuesto, pregunto: ¿Los judíos están caídos para no levantarse jamás? No por cierto. Pero su caída ha venido a ser una ocasión de salud para los gentiles, a fin de que el ejemplo de los gentiles les excite la emulación para imitar su fe. 12 Que si su delito ha venido a ser la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos el tesoro o riqueza de las naciones, ¿cuánto más lo será su plenitud, o futura restauración? 13 Con vosotros hablo, ¡oh gentiles! Ya que soy el apóstol de las gentes, he de honrar mi ministerio, 14 para ver también si de algún modo puedo provocar a una santa emulación a los de mi linaje, y logro la salvación de alguno de ellos. 15 Porque si el haber sido ellos desechados ha sido ocasión de la reconciliación del mundo, ¿qué será su restablecimiento o conversión, sino resurrección de muerte a vida? 16 Porque si las primicias de los judíos son santas, esto es, los patriarcas, lo es también la masa o el cuerpo de la nación; y si es santa la raíz, también las ramas. 17 Que si algunas de las ramas han sido cortadas, y si tú, ¡oh pueblo gentil!, que no eres más que un acebuche, has sido injertado en lugar de ellas, y hecho participante de la savia o jugo que sube de la raíz del olivo, 18 no tienes de qué gloriarte contra las ramas naturales. Y si te glorías, sábete que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.
19 Pero las ramas, dirás tú, han sido cortadas para ser yo injertado en su lugar.
20 Bien está, por su incredulidad fueron cortadas. Tú estás ahora firme en el árbol, por medio de la fe; mas no te engrías, antes bien vive con temor. 21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, o a los judíos, debes temer que ni a ti tampoco te perdonará.
22 Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios, la severidad para con aquellos que cayeron, y la bondad de Dios para contigo, si perseverares en el estado en que su bondad te ha puesto; de lo contrario, tú también serás cortado. 23 Y todavía ellos mismos si no permanecieren en la incredulidad, serán otra vez unidos a su tronco; pues poderoso es Dios para ingerirlos de nuevo. 24 Porque si tú fuiste cortado del acebuche, que es tu tronco natural, e injerto contra la naturaleza en la oliva legítima, ¿con cuánta mayor razón serán injertas en su propio tronco las ramas naturales del mismo olivo?
25 Por tanto, no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio (a fin de que no tengáis sentimientos presuntuosos de vosotros mismos) y es, que una parte de Israel ha caído en la obcecación, hasta tanto que la plenitud de las naciones haya entrado en la Iglesia, 26 entonces se salvará todo Israel, según está escrito: Saldrá de Sión el Libertador o Salvador , que desterrará de Jacob la impiedad; 27 y entonces tendrá efecto la alianza que he hecho con ellos, habiendo yo borrado sus pecados.
28 Es verdad que en orden a la buena nueva, son enemigos de Dios por ocasión de vosotros; mas con respecto a la elección de Dios, son muy amados por causa de sus padres los patriarcas. 29 Pues los dones y vocación de Dios son inmutables. 30 Pues así como en otro tiempo vosotros no creíais en Dios, y al presente habéis alcanzado misericordia por ocasión de la incredulidad de los judíos; 31 así también los judíos están ahora sumergidos en la incredulidad para dar lugar a la misericordia que vosotros habéis alcanzado, a fin de que a su tiempo consigan también ellos misericordia. 32 El hecho es que Dios permitió que todas las gentes quedasen envueltas en la incredulidad, para ejercitar su misericordia con todos.
33 ¡Oh profundidad de los tesoros de la sabiduría y de la ciencia de Dios, cuán incomprensibles son sus juicios, cuán inapelables sus caminos! 34 Porque, ¿quién ha conocido los designios del Señor? O ¿quién fue su consejero? 35 O ¿quién es el que le dio a él primero alguna cosa, para que pretenda ser por ello recompensado? 36 Todas las cosas son de él, y todas son por él, y todas existen en él; a él sea la gloria por siempre jamás. Amén. Romanos 11, 11-36