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Irapuato
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SAN FRANCISCO DE SALES - EL DOCTOR DE LA AMABILIDAD. LaVidadelosSantos Durante su estadía en Padua, dice el mismo Francisco, que lo que más le ayudó fue la amistad y dirección espiritual de ciertos …Más
SAN FRANCISCO DE SALES - EL DOCTOR DE LA AMABILIDAD.

LaVidadelosSantos Durante su estadía en Padua, dice el mismo Francisco, que lo que más le ayudó fue la amistad y dirección espiritual de ciertos sacerdotes jesuitas muy sabios y muy santos. Le ayudó mucho la lectura de un libro, que le acompañará durante su vida por 17 años, escrito por el Padre Scupoli llamado: "El Combate Espiritual". Lo leía todos los días y sacaba gran provecho de su lectura. San Francisco hizo un detallado plan de vida para preservarse durante su estadía en Padua, y se propuso hacer lo siguiente: 1) Cada mañana hacer el Examen de previsión: que consistía en ver que trabajos, que personas o actividades iba a realizar en ese día, y planear como iba a comportarse ante ellos. 2) A mediodía visitar el Santísimo Sacramento y hacer el Examen Particular: examinando su defecto dominante y viendo si había actuado con la virtud contraria a él, (durante 19 años su examen particular será acerca del mal genio, de aquel defecto tan fuerte que era su inclinación a encolerizarse). 3) Ningún día sin Meditación: Aunque fuese por media hora, dedicarse a pensar en los favores recibidos por el Señor, en las grandezas de Dios , en las verdades de la Biblia o en los ejemplos de los santos. 4) Cada día rezar el Santo Rosario: no dejarlo de rezar ningún día de su vida, promesa que siempre cumplió. 5) En su trato con los demás ser amable pero moderado. 6) Durante el día pensar en la Presencia de Dios. 7) Cada noche antes de acostarse hacer el Examen del día: decía, "recordaré si empecé mi jornada encomendándome a Dios. Si durante mis ocupaciones me acordé muchas veces de Dios para ofrecerle mis acciones, pensamientos, palabras y sufrimientos. Si todo lo que hoy hice fue por amor al buen Dios. Sí traté bien a las personas. Si no busqué en mis labores y palabras darle gusto a mi amor propio y a mi orgullo, sino agradar a Dios y hacer bien a mi prójimo. ¿Si supe hacer algún pequeño sacrificio?, ¿Si me esforcé por estar fervoroso en la oración? y pediré perdón al Señor por las ofensas de este día, haré propósito de portarme mejor en adelante; y suplicaré al cielo que me conceda fortaleza para ser siempre fiel a Dios; y rezando mis tres Avemarías me entregaré pacíficamente al sueño. Firmado: Francisco de Sales, Padua 1589.