Viganò: el papa Benedicto XVI sufrió el síndrome de Estocolmo
Joseph Ratzinger siempre ha estado en línea con la ideología del Vaticano II y sus partidarios, dijo el 11 de marzo el arzobispo Carlo Viganò en el sitio web RadioSpada.org.
Él explica que Ratzinger aplicó el equivocado enfoque hegeliano vulgar de “tesis”, “antítesis” y “síntesis” a la Iglesia, como:
Tesis: los textos del Vaticano II
Antítesis: los excesos posconciliares
Síntesis: la “hermenéutica de la continuidad”
Hizo lo mismo cuando inventó el título “Papa emérito”:
Tesis: Papa
Antítesis: ya no papa
Síntesis: sigue siendo Papa en parte
Ratzinger intentó resolver la crisis de la Iglesia juntando los opuestos, explica Viganò objetando que el único camino para restaurar la Iglesia es seguir el Evangelio, sabiendo que el Bien y el Mal no se pueden unir porque son y siguen siendo irreconciliables y opuestos.
Viganò explica que Benedicto XVI se rodeó de colaboradores inadecuados, poco fiables o corruptos, que se aprovecharon en gran medida de su 'mansedumbre'. Además, según Viganò, padecía el síndrome de Estocolmo, especialmente en relación con el cardenal Bertone y el arzobispo Georg Gänswein.
El síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la que un cautivo comienza a identificarse con sus captores y su agenda.
#newsSkiosesjaq
Él explica que Ratzinger aplicó el equivocado enfoque hegeliano vulgar de “tesis”, “antítesis” y “síntesis” a la Iglesia, como:
Tesis: los textos del Vaticano II
Antítesis: los excesos posconciliares
Síntesis: la “hermenéutica de la continuidad”
Hizo lo mismo cuando inventó el título “Papa emérito”:
Tesis: Papa
Antítesis: ya no papa
Síntesis: sigue siendo Papa en parte
Ratzinger intentó resolver la crisis de la Iglesia juntando los opuestos, explica Viganò objetando que el único camino para restaurar la Iglesia es seguir el Evangelio, sabiendo que el Bien y el Mal no se pueden unir porque son y siguen siendo irreconciliables y opuestos.
Viganò explica que Benedicto XVI se rodeó de colaboradores inadecuados, poco fiables o corruptos, que se aprovecharon en gran medida de su 'mansedumbre'. Además, según Viganò, padecía el síndrome de Estocolmo, especialmente en relación con el cardenal Bertone y el arzobispo Georg Gänswein.
El síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la que un cautivo comienza a identificarse con sus captores y su agenda.
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