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Corto estudio sobre la Misericordia y la Justicia Divina

ATRIBUTOS DIVINOS
ARMONIA ENTRE LA JUSTICIA Y LA MISERICORDIA DE DIOS

La Misericordia es un regalo de la bondad de Dios para que aceptemos su Justicia, que es una expresión de su Sabiduría, que es El mismo.

Dicho en palabras de Santo Tomás de Aquino: “La Justicia de Dios es el orden en las cosas, adecuado a su Sabiduría” (Suma I, 21, 2). Y también: “La Misericordia no anula la Justicia, sino que es como la plenitud de la Justicia” (Suma I, 21, 3).

Podría parecer extraño que dos cuestiones aparentemente contrapuestas puedan ser presentadas de manera armónica y complementaria.

Veamos citas bíblicas que muestran esta armonía:

“La Gracia y la Verdad se han encontrado, la Justicia y la Paz se han abrazado; de la tierra está brotando la verdad, y del cielo se asoma la Justicia” (Sal. 84, 11).

“La Justicia y el derecho son el asiento de su trono; la Misericordia y la fidelidad, van delante de Ti” (Sal. 88, 15).

“Tu Misericordia va más allá de los cielos y tu fidelidad alcanza hasta las nubes” (Sal. 107, 5).

“Pues cuánta es su grandeza, tanta es su misericordia” (Si. 2, 22b).

“Brilla como luz en las tinieblas para los rectos de corazón; El comprende, es clemente y justo” (Sal. 111, 4).

“El Señor es muy bueno y justo, nuestro Dios es compasivo” (Sal. 115, 5).

La explicación teológica es la siguiente: Según la Justicia, Dios distribuye justísimamente a todas sus creaturas lo que les corresponde según la naturaleza que El mismo les ha dado. Pero según la Misericordia, la creatura no merece nada, sino en virtud de que Dios le ha dado previamente todo (desde su misma existencia), y se lo ha dado gratuitamente.

La Misericordia Infinita de Dios va más lejos que la Justicia, porque Dios otorga a la creaturas muchos más beneficios que los que justamente les corresponde.

“Dios, al obrar misericordiosamente, no actúa contra sino por encima de la justicia. Ejemplo: Si a quien se le deben cien denarios se le dan doscientos, quien hace esto no es injusto, sino que obra libre y misericordiosamente. Lo mismo sucede cuando se perdonan las ofensas recibidas”. (Suma I, 21, 3)

“También en el hecho que los justos sufran en este mundo aparece la justicia y la misericordia. Pues por tales sufrimientos se les limpian pequeñas manchas, y el corazón, dejando lo terreno, se orienta más a Dios. Dice Gregorio : Los males que en este mundo nos oprimen, nos empujan a ir a Dios”. (Suma I, 21, 4)
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