03:59
Irapuato
220
Evangelio del 01 de marzo de 2021 florycanto Evangelio según San Lucas 6,36-38. Jesús dijo a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán …Más
Evangelio del 01 de marzo de 2021 florycanto

Evangelio según San Lucas 6,36-38.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Venerable Madeleine Delbrêl (1904-1964)

laica, misionera en la ciudad.
La alegría de creer (La joie de croire, Seuil, 1968), trad. sc©evangelizo.org

“Sean misericordiosos como el Padre de ustedes es misericordioso” (Lc 6,36)
Ser misericordioso no parece ser una profesión de reposo. Es ya bastante sufrir por las propias miserias, sin tener también que sufrir las penas de quienes encontramos. Nuestro corazón no reusaría si hubiera otros métodos para obtener misericordia. No nos quejemos demasiado si tenemos seguido lágrimas en los ojos al cruzar tantos dolores en el camino. Por ellos comprendemos lo que es la ternura de Dios… Lo mismo que son necesarios crisoles sólidos para llevar el metal fundido, dispuesto y trabajado por el fuego, Dios necesita corazones sólidos dónde puedan cohabitar cómodamente nuestras siete miserias en busca de sanación y la misericordia eterna de la redención. Si nuestro corazón está seguido disgustado de tocar tan cerca esta pasta de miseria, de la que ignora si ella es él mismo o el otro, por nada del mundo quisiera cambiar esta tarea, porque encuentra su alegría en acercarse a este fuego incesante que demuestra infinitamente la bondad de Dios. Nos hemos habituado tanto a esta presencia de fuego, que espontáneamente vamos a buscar todo lo que le permite arder lo pequeño y débil, quien gime y padece, el que tiene necesidad de sanar. A ese fuego que quema en nosotros, damos en comunión toda esa gente con dolor que sale a nuestro encuentro, para que las toque y las sane.
Irapuato
Libro de Daniel 9,4b-10.
¡Ah, Señor, Dios, el Grande, el Temible, el que mantiene la alianza y la fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos!
Nosotros hemos pecado, hemos faltado, hemos hecho el mal, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y tus preceptos.
No hemos escuchado a tus servidores los profetas, que hablaron en tu Nombre a nuestros reyes, a nuestros …Más
Libro de Daniel 9,4b-10.
¡Ah, Señor, Dios, el Grande, el Temible, el que mantiene la alianza y la fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos!
Nosotros hemos pecado, hemos faltado, hemos hecho el mal, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y tus preceptos.
No hemos escuchado a tus servidores los profetas, que hablaron en tu Nombre a nuestros reyes, a nuestros jefes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país.
¡A ti, Señor, la justicia! A nosotros, en cambio, la vergüenza reflejada en el rostro, como les sucede en este día a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los que están cerca y a los que están lejos, en todos los países adonde tú los expulsaste, a causa de la infidelidad que cometieron contra ti.
¡A nosotros, Señor, la vergüenza reflejada en el rostro, y también a nuestros reyes, a nuestros jefes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti!
¡Al Señor, nuestro Dios, la misericordia y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él!
Nosotros no hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios, para seguir sus leyes, que él puso delante de nosotros por medio de sus servidores los profetas.

Salmo 79(78),8.9.11.13.
No recuerdes para nuestro mal
las culpas de otros tiempos;
compadécete pronto de nosotros,
porque estamos totalmente abatidos.

Ayúdanos, Dios salvador nuestro,
por el honor de tu Nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados,
a causa de tu Nombre.

Llegue hasta tu presencia el lamento de los cautivos,
preserva con tu brazo poderoso
a los que están condenados a muerte.
Y nosotros, que somos tu pueblo

y las ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias para siempre,
y cantaremos tus alabanzas
por todas las generaciones.