¿Bautizar, o no, a “hijos” de parejas LGTB?
En la Diócesis de Osma-Soria acaba de hacerse pública una orientación pastoral, dirigida a los párrocos, para que acepten al Sacramento del Bautismo a los niños de parejas homosexuales, cualquiera que haya sido el método usado para su “producción” (lo de “producción” lo pongo yo, intencionadamente): adopción legal, inseminación, alquiler de útero, etc.
La razón aducida es que “el pequeño debe ser acogido con la misma atención, ternura y solicitud que reciben los otro niño”, dejando claro que “no pretende juzgar la conciencia de nadie”, pero sin olvidar constatar, como no podía de ser otra manera, que “sea objetivamente contradictoria con las enseñanzas de la Iglesia Católica” la conducta moral de esas parejas.
Para dar mayor énfasis, la circular se apoya en recordar la gratuidad del Bautismo, señalando además que, “la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo”.
Pues me da que, en la Iglesia Católica, si esto sigue adelante, vamos a aportar a la historia y a la ciencia acumulada de la Humanidad un hallazgo como nunca se había logrado: LA CUADRATURA DEL CIRCULO. ¡Sí, señor! Y como estamos en una página como esta, añadiré: ¡Amén. Aleluya!
¿Por qué “cuadratura del círculo”? Porque la Iglesia, y lo digo sin juzgar las intenciones de ningún pastor ni de ninguna oveja –esto hay que decirlo obligatoriamente, tal como están las cosas: en caso contrario quedas como un patán o un ultramontano del siglo IX-, con estas directrices, la Iglesia, se contradice a sí misma: Y un reino dividido contra sí mismo, no puede subsistir (Jesucristo). Y, si no se remedia –aún hay tiempo, que conste-, estamos abocados a ello.
¿Por qué lo digo? Porque esta bienintencionada pastoral se da de bruces con el Derecho Canónico, que rige jurídicamente la vida de todos en la Iglesia: Jerarquía y fieles; pero, muy en primerísimo lugar, de la Jerarquía, que ES JERARQUÍA PORQUE SIRVE A LOS FIELES, porque “el hombre es el lugar de la Iglesia”, como dijo san Juan Pablo II.
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La razón aducida es que “el pequeño debe ser acogido con la misma atención, ternura y solicitud que reciben los otro niño”, dejando claro que “no pretende juzgar la conciencia de nadie”, pero sin olvidar constatar, como no podía de ser otra manera, que “sea objetivamente contradictoria con las enseñanzas de la Iglesia Católica” la conducta moral de esas parejas.
Para dar mayor énfasis, la circular se apoya en recordar la gratuidad del Bautismo, señalando además que, “la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo”.
Pues me da que, en la Iglesia Católica, si esto sigue adelante, vamos a aportar a la historia y a la ciencia acumulada de la Humanidad un hallazgo como nunca se había logrado: LA CUADRATURA DEL CIRCULO. ¡Sí, señor! Y como estamos en una página como esta, añadiré: ¡Amén. Aleluya!
¿Por qué “cuadratura del círculo”? Porque la Iglesia, y lo digo sin juzgar las intenciones de ningún pastor ni de ninguna oveja –esto hay que decirlo obligatoriamente, tal como están las cosas: en caso contrario quedas como un patán o un ultramontano del siglo IX-, con estas directrices, la Iglesia, se contradice a sí misma: Y un reino dividido contra sí mismo, no puede subsistir (Jesucristo). Y, si no se remedia –aún hay tiempo, que conste-, estamos abocados a ello.
¿Por qué lo digo? Porque esta bienintencionada pastoral se da de bruces con el Derecho Canónico, que rige jurídicamente la vida de todos en la Iglesia: Jerarquía y fieles; pero, muy en primerísimo lugar, de la Jerarquía, que ES JERARQUÍA PORQUE SIRVE A LOS FIELES, porque “el hombre es el lugar de la Iglesia”, como dijo san Juan Pablo II.
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