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El Papa a los obispos centroamericanos: “¿Cuánto me afecta la vida de mis curas?”

El Papa a los obispos centroamericanos: “¿Cuánto me afecta la vida de mis curas?”

Vatican Media

Por INFOVATICANA | 24 enero, 2019
El Papa Francisco se ha reunido esta tarde -siendo por la mañana en Panamá- con los miembros del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), constituido por los miembros de las Conferencias Episcopales de los seis países de Centro América.

(Manuel Cubías/Vatican News)- El SEDAC es el primer organismo de comunión episcopal del continente americano. El actual presidente, José Luis Escobar Alas, de El Salvador, fue quien dirigió saludos al Papa Francisco, en nombre de la institución episcopal.


El Santo Padre comenzó sus palabras valorando la historia, la herencia martirial y profética de los países centroamericanos. El Papa subraya como el pasado ha marcado a cada país en la búsqueda de comunión, compromiso y discernimiento a través del SEDAC y, ahora, insiste, el Espíritu los llama hacia horizontes nuevos.

Fruto profético de la Iglesia Centroamericana es la figura de San Óscar Romero, quien sigue siendo fuente de inspiración. Por eso, “Apelar a la figura de Romero es apelar a la santidad y al carácter profético que vive en el ADN de sus Iglesias particulares”.

Enfatiza el Papa: “Romero pudo sintonizar y aprender a vivir la Iglesia porque amaba entrañablemente a quien lo había engendrado en la fe. Sin este amor de entrañas será muy difícil comprender su historia y conversión, ya que fue este mismo amor el que lo guió hasta la entrega martirial”.

El Papa insiste en que para Romero “Sentir con la Iglesia” es contemplarla como pueblo de Dios. Pero esta contemplación implica cultivar el dinamismo de la escucha y de la cercanía: “el pastor, para buscar y encontrarse con el Señor, debe aprender y escuchar los latidos de su pueblo, percibir “el olor” de los hombres y mujeres de hoy hasta quedar impregnado de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias (cf. Const. past. Gaudium et spes, 1) y así escudriñar la Palabra de Dios (cf. Const. dogm. Dei Verbum, 13)”.

Recuerda el Papa que “La kénosis de Cristo nos recuerda que Dios salva en la historia, en la vida de cada hombre, que esta es también su propia historia y allí nos sale al encuentro (cf. S. ÓSCAR ROMERO, Homilía, 7 diciembre 1978). Es importante, hermanos, que no tengamos miedo de acercarnos y tocar las heridas de nuestra gente, que también son nuestras heridas, y esto hacerlo al estilo del Señor”.

El obispo de Roma remarca en su mensaje, que “los jóvenes son uno de los “lugares teológicos” en los que el Señor nos da a conocer algunas de sus expectativas y desafíos para construir el mañana (cf. SÍNODO SOBRE LOS JÓVENES, Doc. final, 64). Con ellos podremos visualizar cómo hacer más visible y creíble el Evangelio en el mundo que nos toca vivir; ellos son como termómetro para saber dónde estamos como comunidad y sociedad”.

El Papa en su mensaje profundiza en la realidad juvenil y advierte que muchos jóvenes proceden de “Hogares resquebrajados tantas veces por un sistema económico que no tiene como prioridad las personas y el bien común y que hizo de la especulación “su paraíso” desde donde seguir “engordando” sin importar a costa de quién. Así nuestros jóvenes sin hogar, sin familia, sin comunidad, sin pertenencia, quedan a la intemperie del primer estafador”.

Por eso llama a los obispos a actuar. A actuar valorizando y siendo misericordiosos con las personas; a actuar valorizando las propias historias, culturas y sueños. Por eso los llama a “levantar la voz contra la desertificación cultural”. Insiste: “En esto también se juega la dignidad: en la autoestima cultural. Vuestros pueblos no son el “patio trasero” de la sociedad ni de nadie. Tienen una historia rica que ha de ser asumida, valorada y alentada”. Agradeció la organización de la Jornada de la Juventud Indígena, como un aporte a la pluralidad de la Iglesia latinoamericana.

En este contexto, el Papa, recordó haber visto a una señora, que vestía una mitra y portaba un cartel que decía: “nosotras las abuelas, también hacemos lío”.

“Un llamado al coraje”. Trabajar por los miles de migrantes, en su mayoría hombres y mujeres jóvenes, que buscan construir su vida, su familia. Esta tarea es fundamental para mostrar con obras el amor de Dios a sus hijos. Muchos de los migrantes son parte de lo que el mundo descarta.

El Papa hace una fuerte llamada a los obispos para que sean padres y hermanos de sus sacerdotes. Como autoridad, su misión es hacer creer a su clero, como personas, en sus vulnerabilidades. El Papa les pregunta a los obispos: “¿Cuánto me afecta la vida de mis curas? ¿Cuánto soy capaz de dejarme impactar por lo que viven, por llorar sus dolores, así como festejar y alegrarme con sus alegrías?”.

El Papa sabe que el clero, los sacerdotes están “en la línea de fuego”. Por eso define la figura del obispo, del pastor: Es importante que el cura encuentre al padre, al pastor en el que “mirarse” y no al administrador que quiere “pasar revista de las tropas”. Es fundamental que, con todas las cosas en las que discrepamos e inclusive los desacuerdos y discusiones que puedan existir (y es normal y esperable que existan), los curas perciban en el obispo a un hombre capaz de jugarse y dar la cara por ellos, de sacarlos adelante y ser mano tendida cuando están empantanados. Un hombre de discernimiento que sepa orientar y encontrar caminos concretos y transitables en las distintas encrucijadas de cada historia personal”.

El Papa, vuelve en su mensaje sobre los planteamiento de San Óscar Romero, quien plantea que la fuerza de la Iglesia no puede estar en el apoyo de los poderosos o de la política, sino que se desprende con nobleza para caminar únicamente tomada de los brazos del crucificado, que es su verdadera fortaleza. Y esto se traduce en signos concretos y evidentes, esto nos cuestiona e impulsa a un examen de conciencia sobre nuestras opciones y prioridades en el uso de los recursos, influencias y posicionamientos. La pobreza es madre y muro porque custodia nuestro corazón para que no se deslice en concesiones y compromisos que debilitan la libertad y parresía a la que el Señor nos llama”.

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