Juan Pablo I: otra beatificación chapucera
A menudo enfadado, impaciente y malhumorado, Francisco se quejó en su homilía de una Iglesia que se queja, está enfadada o impaciente y parece malhumorada o “sufre de nostalgia del pasado” -como él es nostálgico de la ideología de los años 60-.
La beatificación se escenificó en la Plaza de San Pedro en presencia de una multitud muy reducida, prueba impresionante de que no existe veneración popular por Juan Pablo I, aunque ésta sea una condición sine qua non para una beatificación.
Durante la liturgia, se utilizó una reflexión espiritual manuscrita de 1956 como reliquia de segunda clase. Al final de la beatificación, Francisco saludó calurosamente a los cardenales, incluyendo a Becciu, a quien condenó sin el debido proceso, y a Sarah, a quien destituyó lo más rápido posible, pero ahora preguntó teatralmente sobre una lesión en su mano derecha.
Todos los Papas que han muerto desde el anuncio del desastroso Vaticano II han sido “canonizados” o “beatificados”, lo cual es un intento de los manipuladores de imagen del Vaticano de presentar la catastrófica caída de la Iglesia desde 1965 como una edad de oro.
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