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CAMPAÑA MEDIATICA CONTRA BENEDICTO XVI

¿De papa emérito a antipapa? La corte de Benedicto XVI suma poder frente a Francisco
Los comentarios del papa emérito Benedicto XVI sobre el celibato de los sacerdotes abrieron esta semana una agitada polémica en el sentido de que el pontífice retirado busca presionar a su sucesor, Francisco, sobre este delicado tema. La capacidad del anciano papa de hacer oír su voz tan fuerte, y de reunir alrededor suyo a un poderoso número de religiosos conservadores y críticos de Francisco levantaron una ola de preocupaciones ante lo que en otros tiempos denominaban “antipapa”. A lo largo de los últimos 7 años desde su abdicación, el exlíder de la Iglesia Católica rompió el silencio en numerosas ocasiones sobre cuestiones clave del catolicismo, planteando serias dudas sobre cuál de los "hombres de blanco" reina en el Vaticano. Atrás quedó el Benedicto XVI que en 2013 se convirtió en el primer pontífice en renunciar en casi 600 años, que eligió ser conocido a partir de entonces como 'papa emérito' y que dijo que viviría “escondido del mundo” en un antiguo convento dentro de los terrenos del Vaticano. Aunque inicialmente cumplió su promesa de llevar una vida de oración, ayuno, contemplación silenciosa e investigación académica, Benedicto XVI intervino en temas como la crisis de abuso sexual en el clero, culpando particularmente a la laxitud moral en la iglesia, los defectos en la ética teológica y una cultura más amplia del relativismo moral. Precisamente esta semana, su contribución a un libro de un cardenal conservador sobre la necesidad de que se mantenga el celibato en el clero fue vista como un intento estratégico de socavar las ideas de Francisco, y de impulsar la causa de un ala combativa ultraconservadora de la Iglesia. La dualidad que quedó patente a lo largo de la última semana obligó al cardenal Gerhard Müller, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a aclarar públicamente que no supone ninguna "confusión" en el magisterio el hecho de que convivan dos pontífices en el Vaticano y dejó claro que el único Papa es Francisco: “Ninguna confusión.
No tenemos dos papas, existe uno solo Francisco. Se dice Papa emérito por cortesía, pero en realidad Benedicto XVI es obispo emérito”, señaló al diario romano Il Corriere della Sera. Müller, que se ocupa de coordinar toda la obra de Teología del Papa alemán, afirmó, además, que no es “extraño” que el Papa emérito dé sus opiniones sobre temáticas que afectan a la Iglesia a pesar de que muchos expertos lo ven como una injerencia. “El Papa tiene el primado de la unidad de todos los obispos. También los eméritos participan en el magisterio de la Iglesia y juntos tienen la responsabilidad de ser dispensario de la fe. No hay nada de extraño”, aclaró el cardenal. Los expertos coinciden en que el mayor problema es que la Iglesia católica no tiene reglas claras sobre cómo debería ser la convivencia de dos papas contemporáneos: es la primera vez en 800 años que conviven dos papas en El Vaticano. "Hubo indicios de un problema desde el principio cuando eligió el título de ‘papa emérito’, en lugar del ‘obispo emérito’ más eclesiológicamente apropiado, continuó vistiendo la sotana papal blanca y decidió continuar su residencia dentro de los muros del Vaticano”, escribió Richard Gaillardetz, profesor de teología católica en el Boston College, en el National Catholic Reporter. (En 2013, el famoso teólogo suizo Hans Küng, adversario académico de Ratzinger había anticipado: "Benedicto XVI podría convertirse en un Papa en las sombras y ejercer una influencia indirecta aun después de su renuncia". “Sea como sea, está claro que el modelo de un expapa ha fallado”, escribe Christoph Strack. “La Iglesia ahonda su crisis. Se nota la falta de reglas para esta renuncia a un poder comparable con el de la monarquía absoluta, sin precedente en los tiempos modernos”. Para el experto, Benedicto XVI “hizo un mal servicio para establecer este patrón” en una Iglesia “amenazada por el escándalo”. “Además, ve sacudida ahora su estructura central: la excelsitud singular del sumo pontífice. Benedicto y sus murmuradores son responsables, pero a su sucesor le toca lidiar con esto”, opina. Benedicto XVI, de 92 años, dijo recientemente que lentamente disminuir sus fuerzas y que anhela volver a su tierra, el estado alemán de Baviera: "Mi corazón siempre está conectado con Baviera y por las noches le recomiendo nuestra región al Señor", aseguró en una entrevista en la que se definió como “un hombre anciano al final de su vida”. “Solía tener una gran elocuencia, ahora ya no funciona”, lamentó. Desde su retiro en febrero de 2013, Benedicto XVI vive en un monasterio ubicado en los jardines del Vaticano en compañía de su secretario privado.
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DIARIO ARGENTINO DICIENDO QUE BENEDICTO ES UN ANTIPAPA reulta que es lo contrario BERGOGLIO es un anticristo