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¿Qué es la verdad?

Por Julio Llorente | 30 mayo, 2020

Bibliotheca Homo Legens publica ¿Qué es la verdad?, un opúsculo que recoge la celebración disputatio al estilo medieval entre Fabrice Hadjadj, conocidísimo filósofo católico, y su tocayo Fabrice Midal, un afamado pensador budista.

Como expresa nítidamente su título, el libro aborda el interrogante de la verdad, que ha conturbado al hombre de todas las épocas y sobre el que todo filósofo digno de ese nombre ha reflexionado prolijamente. ¿Existe la verdad? Si existe, ¿qué es? ¿Puede el hombre conocerla? De la respuesta a esas tres preguntas depende nuestra entera concepción del mundo y, consecuentemente, nuestro modo de estar en él. Por decirlo de un modo quizá más ilustrativo, quien responda que sí no vivirá igual que quien responda que no.

El libro de Hadjadj y Midal, que bien merece la pena, decepcionará no obstante a quienes busquen una respuesta unívoca y cerrada al interrogante. De hecho, más que una respuesta, los autores ofrecen un indicio en el sentido estricto de la palabra. No contestan, sino que apuntan. Sugieren a los lectores dónde pueden buscar la verdad o, mejor, en qué circunstancias puede salir ella a su encuentro.

¿Poseer la verdad?

Este último matiz es importante, pues existe la conciencia generalizada de que es el hombre quien alcanza la verdad, quien la busca, quien la persigue. Desde este punto de vista, la verdad sería algo así como un tesoro que permanece, oculto e inmóvil, en las profundidades de una cueva remota hasta que alguien lo encuentre. Hadjadj y Midal se revuelven contra esta idea Según ellos, no es el hombre quien posee la verdad, sino la verdad la que lo posee a él:

La verdad es lo que no posees, lo que es siempre otro, lo que está delante (…) La verdad llega. Es indiscutible y, sin embargo, de un orden completamente distinto a la certeza. Nunca es mía. No soy ni su medida ni su autor. Surge, golpea.

En la misma línea, Hadjadj recuerda las célebres palabras de Cristo: “Quienquiera que es de la verdad escucha mi voz”. Subyace aquí la misma idea. Como uno no es lo suficientemente grande para abarcar la verdad, sólo le queda dejarse abarcar y transformar por ella.

Tranquilizadora e inquietante

También acostumbramos a concebir la verdad como aquello que nos alivia. “Mi corazón está inquieto hasta que no descansa en Ti”, dice san Agustín en Las confesiones. Siendo esto cierto, tampoco debería olvidarse que la verdad desasosiega, incomoda, quiebra nuestras certezas y nos descubre una nueva forma de mirar la realidad. “La misión de la religión no es tranquilizar al hombre en su buena conciencia, sino inquietarle en las profundidades de esa conciencia”, dice Midal.

Hadjadj coincide en esto con el pensador budista y, tras recordar aquella sentencia agustiniana de que “los hombres aman la verdad cuando se anuncia y la odian cuando les denuncia”, abunda en el carácter inquietante e indómito de la verdad:

Cuando la Verdad se presenta como carne atrayente, es probable que después de habernos dejado seducir por sus primeros coqueteos tratemos de condenarla a muerte, pues esa misma luz que nos atrae cuando ilumina el mundo nos asusta cuando ilumina nuestros rincones oscuros (…) La Verdad no sólo responde a mis preguntas, sino que me interroga a su vez.

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La verdad y los rostros

Como nos recuerda Hadjadj, la verdad no puede reducirse a un sistema universal, descarnado y puramente abstracto; también ha de estar relacionada con lo concreto, con lo diverso, con ese rostro bello que se presenta ante mí. Como es acogida, pronunciada y defendida por hombres, además de una dimensión objetiva, debe tener una subjetiva.

El totalitarismo también ama al hombre, trata incluso de traer el paraíso en la tierra para él: sociedad sin clases, Reich de los Mil Años, planificación familiar. De ese modo, puede eliminar a cualquiera como se elimina a un parásito. Lo que importa no es el hombre, en abstracto, sino Robert, Corinne, Fatima, Chögyam o incluso Fabrice… Esta es la realidad, por lo que la verdad no solo no puede ignorar la diversidad de rostros, sino que solo puede obrar por su amor y comunión. Está menos en la guía que proporciona generalidades que en el festival de todos los idiomas, pueblos y naciones.

Puede que ¿Qué es la verdad? no le brinde a quien lo lea el típico conocimiento útil para deslumbrar a sus amigos y que no dé una respuesta cerrada al interrogante planteado, pero eso no significa que no merezca la pena. De hecho, el lector que haga suyo el libro y se deje golpear por él no será el mismo cuando pase la última página.

¿Quiénes son los autores?

Nacido en Nanterre, Francia, en 1971, Fabrice Hadjadj es uno de los más notables intelectuales católicos contemporáneos. Sobresale entre los demás, en primer lugar, por su capacidad de defender las ideas de siempre con una óptica novedosa y un estilo tan ácido como fresco; y, en segundo lugar, por su inaudita polivalencia: es filósofo, teólogo, dramaturgo, humorista e incluso cantautor. Bibliotheca Homo Legens ha publicado tres de sus libros: Últimas noticias del hombre (2018), 99 lecciones para ser un payaso (2018) y Juana y los poshumanos o el sexo del ángel (2019).

Fabrice Midal, por su parte, es filósofo y profesor de meditación desde hace más de 20 años. Introductor del mindfulness en Francia, es el fundador de l’École Occidentale de Méditation. También trabaja como editor en Éditions Belfond y dirige una colección llamada «L’Esprit d’ouverture». Es autor de varios libros que han tenido gran éxito en su país.

por Julio Llorente.