Yugo
280
53:28
LA SALETTE LA MADRE DE LAS PROFECÍAS. LA SALETTE LA MADRE DE LAS PROFECÍASMás
LA SALETTE LA MADRE DE LAS PROFECÍAS.
LA SALETTE LA MADRE DE LAS PROFECÍAS
Yugo
MENSAJE DEL SEÑOR A ROSARIO ARENILLAS
CRUZ BLANCA, 1 de Septiembre de 1984.

Rosario:– Padre, Padre... ya no puedo mas, no puedo más, Padre mío... ¿por qué Padre?
Señor:– Que pesadas se hacen Mis Palabras entre los hombres.
Cada día los hombres se encuentran mas confundidos para encontrar Mi camino.
Os hablo con el Espíritu del Padre, hijos míos, ¡cuanto os queda por aprender todavía. ¿Porqué …Más
MENSAJE DEL SEÑOR A ROSARIO ARENILLAS
CRUZ BLANCA, 1 de Septiembre de 1984.


Rosario:– Padre, Padre... ya no puedo mas, no puedo más, Padre mío... ¿por qué Padre?
Señor:– Que pesadas se hacen Mis Palabras entre los hombres.
Cada día los hombres se encuentran mas confundidos para encontrar Mi camino.
Os hablo con el Espíritu del Padre, hijos míos, ¡cuanto os queda por aprender todavía. ¿Porqué hacéis Mis Caminos tan difíciles?
¡Es tan sencillo, lo que Yo quiero de todos!
Solamente quiero que os comprendáis unos a otros, que os améis unos a otros, como Yo os amo a todos.
Quiero que de una vez y para siempre, abandonen ustedes "vuestras" torpezas.
Porque he dicho tantas veces que no he venido para nada NUEVO... he venido para limpiar algo que los hombres han ensuciado INTENCIONADAMENTE.
He venido para enseñarles a todos los hombres que la CABEZA VISIBLE ES LA SILLA DE PEDRO.
Aquel que no está unido a la SILLA DE PEDRO, siempre se encontrara VACIO.
Hijos míos, TENED CONFIANZA EN MI, QUE MUY PRONTO ESTARE CON VOSOTROS EN LA TIERRA.
Nada quiero y nada vengo a pedirles.
Vosotros, sí, podéis pedirme cuanto deseéis todos, si con buena voluntad venís a Mí.
Porque Yo no he venido a la tierra para CONFUNDIR A LOS HOMBRES, he venido para extenderles Mis Manos, para que Mi manos sean las GUIAS para todos los hombres... para todos caminar por el mismo camino, unidos.
Rosario:– Padre, Padre, Padre...
Señor:– Quisiera que todos los hombres Me comprendieran... quisiera deciros a todos, que estoy en todos, que he venido para JUSTOS Y PECADORES.
Rosario:– (Con una expresión muy dulce, exclama de nuevo):– Padre, Padre, Padre...
Señor:– UNIROS TODOS, UNIROS TODOS, Y NO APARTAROS DEL MISMO REBAÑO... pero si alguno de vosotros ha notado que una oveja está perdida y abandona el rebaño, con caridad y amor traedla a Mi Rebaño, porque no puedo consentir que se pierda ninguna oveja de Mi Rebaño.
A todos vosotros, os he elegido para algo muy importante.
Rosario:– ¡Padre, Padre!
Señor:– Quiero comunicarles humildemente, que NO ME ESPEREIS DORMIDOS, QUE ESTEIS ALERTA Y EN PIE, PORQUE MUY PRONTO ESTARE CON VOSOTROS, Y YO os aseguro que ninguno me reconoceréis.
Por eso estar estad despiertos, hijos míos, porque es tan profundo el sueño en que ha caído el hombre... que estaré junto a él y el no Me reconocerá.
(Privado J.): Tú, que tú (cuya) mente humana está tan enturbiada, hijo Mío, tú que te encuentras tan lejos de Mí, con esto voy a detenerte, hijo mío, con esto voy a estrecharte entre Mis Brazos... porque un día llegaré a pedírtela.
(Le entrega una cuenta de Rosario y continua el Señor):
Sé que no la conservaras ni la tendrás sobre ti con el mismo cariño con que Yo te la entrego, hijo Mío, pero despierta hijo mío, despierta.
Voy a bendecirte... pero voy a bendecir tu boca, hijo mío, para que siempre que hables, tu boca se abra con flores y conozcas a mi Madre, como una flor... y eso que te he dado es como un paso que tienes que dar... y no caigas en el vacío, caerás en los Brazos de Mi Madre.
Graba esta plegaria, (ruego) con atención, hijo mío, porque te encuentras lejos de mi Madre... pero Yo te prometo, hijo mío, que todo cambiará cuando tú bocas se abra para alabar a mi Madre.
Públicamente no podrás hacer (= no te atreverás a hacerlo) te esconderás en los rincones de tu hogar... y allí honraras a mi Madre.
(Privado a M.): Sigue soñando hija mía, sigue, porque tus sueños harán realidad tantas cosas.
Rosario: ¿Porque no las repartes Tú?.
(Alude la vidente a la distribución de las cuentas irisadas, de un rosario cristalino, que intenta el Señor que distribuya la vidente entre los asistentes)
Señor: Deteneros hijos míos, deteneros hijos míos, que no he venido para confundirlos... sois vosotros los que vuestras (cuyas) mentes humanas dan vueltas que allá para acá, hasta llegar confundidos.
Rosario: (Ruega al Señor que distribuya las cuentas de su (de ella) rosario, diciendo): ¿Y porque tiene que ser otro?... da el mío, porque estoy más acostumbrada.
(La vidente comienza a separar unas cuentas de otras, por orden del Señor y exclama):
No se lo destruyas más, no basta, Padre basta ya, Padre mío... porque a ella... (la propietaria del rosario es una devota asistente) no le gustara.
(Se oye la voz de la aludida que aceptar la Voluntad del Señor de repartir las cuentas de su rosario, diciendo: Repártelo, Padre mío... si Padre mío, repártelo..)
Rosario: Esto es muy duro, ayudame Tu, Padres mío... (se refiere a la dureza del alambre de unión de las cuentas del rosario)
Señor: (Privado a J.Q., dándole dos cuentas): Te voy a entregar dos, dos, hijo Mío, dos... para que un día puedes comprender para lo que un día te elegí hijo mío.
Yo te elegí como buen labrador, por eso, hijo mío, quiero que sigas labrando la semilla que te voy entregando entre los hombres.
(Privado para M. entregándole una cuenta): Toma, hijo mío, llevada a junto a ti porque un día querrás beber y no podrás beber ni alimentar tu alma de Mi Alma y de Mi Cuerpo... Te estoy entregando un pedazo de Mi Cuerpo para que un día, cuando tengas sed, pueda beber de ella. (La cuenta de rosario), porque quedaréis huérfanos de Mí, querréis beber y no tendréis agua para beber, y de esta perla (la cuenta que al ser cristalina e irisada parece una perla), que te he dado, que no es una perla, se te volverá en tu presencia un día, un manantial de agua potable, para que muchos hermanos tuyos, hijo mío, puedan de beber de ahí.
No la aceptes como un objeto de la tierra, porque hace unos momentos de dejó de ser de la tierra.
(El aludido devoto hace ademan de irse y le dice el Señor): ... pero, no te vayas porque quiero entregarte otras junto a esta bendición que voy a darte...
Quiero bendecirte, hijo mío, para que un día seas reconocido por el SIGNO DE MI PADRE y no con el SIGNO DE LA BESTIA.
Te voy a entregar esta (otra cuenta) hijo mío, porque una no será suficiente, porque tienes que dar de beber a tantos hermanos tuyos.
– Toma pequeño mío P.
– Pon tu mano hija mía, pon tu mano noblemente, porque voy a entregarte algo muy importante... es tan importante que el día que lleguéis a comprenderlo...
Es tan fuerte el cariño que he dedicado a este premio que estoy dandoos, hijos míos.
Te he entregado dos, hija mía.
Rosario: Ya he terminado Padre mío... no, no, no, no estoy cansada.
Señor: Toma, hija mía... estoy orando junto al Padre y estoy premiando a los hombres.
Quiero que tengáis fuerzas, muchas fuerzas, hijos míos, para que no caigáis "ustedes" por las mallas de la criba.
He dicho tantas veces que he venido para justos y pecadores.
(Privado para el Padre F.): F. hijo mío, toma... (le da una cuenta), porque tu también tienes que ser signado por Mí, porque tienes que ser librado del signo de la bestia.
El hombre intentara llevarte a los precipicios... pero allí estaré Yo esperándote, hijo mío.
(Privado para M. de Sevilla): No la acepte como un brillante, porque no se ha convertido en un brillante, se ha convertido en algo más importante.
Se ha convertido en palabra que quiero decirte... seréis cribados hijos míos, y no quisiera que tú entraras por las mallas de la criba.
(Privado para F. de Alcalá de Guadaira.): F. R. hijo mío, no tuve amigos en la tierra, pero sígueme hijo mío, sígueme sin amigos... sígueme junto a esta fuente... sígueme, sígueme hijo mío, consiguiendo el amor.
Donde no hay amor hijo mío, no estoy Yo.
– No dejes perder lo que con tanto amor que dado, hija mía.
(Privado para F. de Vitoria): F. F. quiero que seas transportador de este objeto que te doy, quiero que se lo entregues a Mi hijo P. dile que todos los caminos conducen a la Cabeza visible de Pedro... pero uniros todos y cogeros los frenos para no desviaros, hijos míos.
(Privado para J. de Sevilla.): J. hijo mío, J. hijo mío, voy a entregarte esta cuenta (de rosario)... no te desvíes de mi camino hijo mío... sígueme, sígueme que te estoy esperando... dame la mano para andar por los mismos caminos, los dos unidos, porque llegara el momento en que tendréis sed y no podréis beber, y esa cuenta que estoy entregándoos, será agua VIVA, hijo mío.
Entrégasela a tú hijo, que la acepte con el mismo cariño con que Yo se la entrego, hijo mío.
(En este momento la vidente extiende la palma de su mano derecha en la que aún quedan varias cuentas del rosario, aun no repartidas, y dice el Señor):
Señor: Estoy sirviéndolas en bandeja, aquel que lo desee puede coger una.
(Los aún no agraciados con una cuenta, se procuran una y continúa el señor)
Y ahora voy a dejaros voy a retirarme de vosotros... quiero bendeciros a todos... pero volveré y les diré tantas cosas tantas cosas que no estáis preparados para escucharlas... una (cuenta) para Anillos... y otra para mi hijo Pepe.
(El señor refiere a los dos videntes presentes en ese momento, Anillitos, y Pepe Cayetano.)
Rosario: Adiós Padre.
Señor: Volveré de nuevo para administrar a todos mis hijos.
Yugo
LA SALETTE LA MADRE DE LAS PROFECÍAS