La obediencia es algo para los conservadores tontos, no para el cardenal de Múnich, Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana.
El 4 de setiembre, Marx recibió una carta del cardenal Marc Ouellet, el prefecto de la Congregación para los Obispos.
Ouellet le dijo que un planeado Sínodo alemán (“Camino Sinodal”) es “contrario a las instrucciones del papa Francisco” y se debería parar con ello, porque pretende ocuparse de cuestiones para las cuales una Iglesia local no es competente.
Pero en una carta datada el 12 de setiembre, Marx le mostró el dedo mayor de la mano a Ouellet, informándole que el Sínodo continuará tal como está planeado. En orden a producir más daño, dio a conocer la carta al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.
En la carta, Marx admite abiertamente su intención de poner en duda la enseñanza infalible de la Iglesia: “No puedo ver por qué las cuestiones sobre las que el Magisterio ha tomado determinaciones deberían ser excluidas de todo debate”.
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