María Valtorta - El adiós de Jesús a su Madre en el Cenáculo. Breve texto de la mística italiana María Valtorta, tomado de su libro “El Evangelio como me ha sido revelado”, también conocido como …Más
María Valtorta - El adiós de Jesús a su Madre en el Cenáculo.
Breve texto de la mística italiana María Valtorta, tomado de su libro “El Evangelio como me ha sido revelado”, también conocido como “El Poema del Hombre-Dios”.
Es una lectura capaz de hacer estremecer al corazón más endurecido. Una escena que deberíamos traer muchas veces a nuestra mente, para intentar comprender el tierno Amor que siente Dios por todos nosotros, por cada alma creada por Él, y su sed de salvar a todas. Lo valioso e importante que es el ser humano, cada criatura.
La contemplación de escenas como ésta ayuda a desidealizar, y alejarnos de una visión edulcorada, cómoda y "de estampita" del sacrificio real de Cristo, de lo que supuso asumir el horrible peso de todos nuestros crímenes. Conocer esto sólo puede llevarnos a una respuesta: corresponder a ese inmenso Amor, y al de la Virgen -que es reflejo y comunicación del divino- con profundísimo agradecimiento. Valoremos e imitemos el verdadero "salto al vacío" en la fe y en la oración que es toda la vida de Nuestra amada Madre, María. Puerta del Cielo para nosotros.
Sagrado Corazón de Jesús, Inmaculado Corazón de María, os amo y os doy las gracias. Me compadezco de todos los sufrimientos que padecéis por mí, a causa de mis pecados, y es mi más íntimo deseo corresponderos con todo mi amor, con todas las potencias de mi alma, consolaros y desagraviaros por mis propias ingratitudes y las de todos los hombres.
Breve texto de la mística italiana María Valtorta, tomado de su libro “El Evangelio como me ha sido revelado”, también conocido como “El Poema del Hombre-Dios”.
Es una lectura capaz de hacer estremecer al corazón más endurecido. Una escena que deberíamos traer muchas veces a nuestra mente, para intentar comprender el tierno Amor que siente Dios por todos nosotros, por cada alma creada por Él, y su sed de salvar a todas. Lo valioso e importante que es el ser humano, cada criatura.
La contemplación de escenas como ésta ayuda a desidealizar, y alejarnos de una visión edulcorada, cómoda y "de estampita" del sacrificio real de Cristo, de lo que supuso asumir el horrible peso de todos nuestros crímenes. Conocer esto sólo puede llevarnos a una respuesta: corresponder a ese inmenso Amor, y al de la Virgen -que es reflejo y comunicación del divino- con profundísimo agradecimiento. Valoremos e imitemos el verdadero "salto al vacío" en la fe y en la oración que es toda la vida de Nuestra amada Madre, María. Puerta del Cielo para nosotros.
Sagrado Corazón de Jesús, Inmaculado Corazón de María, os amo y os doy las gracias. Me compadezco de todos los sufrimientos que padecéis por mí, a causa de mis pecados, y es mi más íntimo deseo corresponderos con todo mi amor, con todas las potencias de mi alma, consolaros y desagraviaros por mis propias ingratitudes y las de todos los hombres.