Escuela de la Palabra. Son 23 jóvenes que han hecho un recorrido en estos dos años, se llama "Escuela de la Palabra", y está todo centrado en el Nuevo Testamento: son fines de semana en dos años de …Más
Escuela de la Palabra.
Son 23 jóvenes que han hecho un recorrido en estos dos años, se llama "Escuela de la Palabra", y está todo centrado en el Nuevo Testamento: son fines de semana en dos años de recorrido bíblico que prevé un final de este tipo. Después de dos años se compromete en este viaje especial a Tierra Santa.
Don Martino Signoretto propuso una peregrinación particular, en la clausura de un itinerario de dos años. Un viaje al redescubrimiento de los lugares de la Biblia, incluidos los del Antiguo Testamento. Un recorrido atípico en relación al convencional, que ha llevado a 23 peregrinos a caminar en el desierto, a enfrentar el calor y el cansancio, proveyéndose de todo. En los lugares descritos por los profetas y cantados por los salmistas, Don Martino guía a un grupo que en este viaje se vuelve algo más.
El desierto, al ser un lugar esencial, produce en el grupo un tipo de lenguaje tribal, de conocimiento y de colaboración, somos dos autobuses y un coche. Debemos proveernos en todo, nos volvemos una tribu, una pequeña escuela de discípulos alrededor de la Palabra de Dios. Usamos la Biblia todo el día, en cualquier lugar, oramos con la Biblia. La segunda ventaja es crear un lenguaje orante, nos llamamos itinerantes y orantes, cuando comenzamos a leer los pasajes del Nuevo Testamento en los lugares del Antiguo Testamento -- el lago Tiberíades, Galilea, Nazareth -- y oímos las palabras mismas de Jesús como son presentadas en el Nuevo Testamento tenemos un bagaje, un fondo que nos prepara casi consecuencialmente para comprenderlo de modo adecuado.
La lectura de la Biblia, las oraciones, la contemplación de los paisajes que los acontecimientos de estos siglos han vuelto irrepetibles, son compañeros constantes en este viaje marcado paso a paso por las palabras de los padres, y por el contacto constante con la tierra.
La primera catedral, el primer lugar santo es la tierra. Del modo en que Dios la creó, del modo como el Antiguo Testamento nos la entregó, como Dios la soñó y, por lo tanto, el Antiguo Testamento se vuelve para nosotros una primera etapa fundamental. Entonces se parte de los lugares como el desierto, desierto que como canta Isaías se vuelve jardín, desierto que se vuelve el lugar en donde estuvo Israel por cuarenta años, el desierto conocido por Abraham, el desierto del pueblo elegido, el desierto cantado por lo profetas, el desierto que es una prueba como dice el Deuteronomio, un desierto judío desde un cierto punto de vista, que prepara un lenguaje, un contexto, un sabor, una atmósfera, un color que es la base para comprender mejor el Nuevo Testamento.
15 días para los chicos de Don Martino, dos semanas para mirar lo que veían los profetas, para contemplar esos lugares que han permanecido inmaculados, para buscar el misterio de Dios, buscarlo como esa cierva del salmo 46 que vemos, durante el regreso, anhelar el agua.
Son 23 jóvenes que han hecho un recorrido en estos dos años, se llama "Escuela de la Palabra", y está todo centrado en el Nuevo Testamento: son fines de semana en dos años de recorrido bíblico que prevé un final de este tipo. Después de dos años se compromete en este viaje especial a Tierra Santa.
Don Martino Signoretto propuso una peregrinación particular, en la clausura de un itinerario de dos años. Un viaje al redescubrimiento de los lugares de la Biblia, incluidos los del Antiguo Testamento. Un recorrido atípico en relación al convencional, que ha llevado a 23 peregrinos a caminar en el desierto, a enfrentar el calor y el cansancio, proveyéndose de todo. En los lugares descritos por los profetas y cantados por los salmistas, Don Martino guía a un grupo que en este viaje se vuelve algo más.
El desierto, al ser un lugar esencial, produce en el grupo un tipo de lenguaje tribal, de conocimiento y de colaboración, somos dos autobuses y un coche. Debemos proveernos en todo, nos volvemos una tribu, una pequeña escuela de discípulos alrededor de la Palabra de Dios. Usamos la Biblia todo el día, en cualquier lugar, oramos con la Biblia. La segunda ventaja es crear un lenguaje orante, nos llamamos itinerantes y orantes, cuando comenzamos a leer los pasajes del Nuevo Testamento en los lugares del Antiguo Testamento -- el lago Tiberíades, Galilea, Nazareth -- y oímos las palabras mismas de Jesús como son presentadas en el Nuevo Testamento tenemos un bagaje, un fondo que nos prepara casi consecuencialmente para comprenderlo de modo adecuado.
La lectura de la Biblia, las oraciones, la contemplación de los paisajes que los acontecimientos de estos siglos han vuelto irrepetibles, son compañeros constantes en este viaje marcado paso a paso por las palabras de los padres, y por el contacto constante con la tierra.
La primera catedral, el primer lugar santo es la tierra. Del modo en que Dios la creó, del modo como el Antiguo Testamento nos la entregó, como Dios la soñó y, por lo tanto, el Antiguo Testamento se vuelve para nosotros una primera etapa fundamental. Entonces se parte de los lugares como el desierto, desierto que como canta Isaías se vuelve jardín, desierto que se vuelve el lugar en donde estuvo Israel por cuarenta años, el desierto conocido por Abraham, el desierto del pueblo elegido, el desierto cantado por lo profetas, el desierto que es una prueba como dice el Deuteronomio, un desierto judío desde un cierto punto de vista, que prepara un lenguaje, un contexto, un sabor, una atmósfera, un color que es la base para comprender mejor el Nuevo Testamento.
15 días para los chicos de Don Martino, dos semanas para mirar lo que veían los profetas, para contemplar esos lugares que han permanecido inmaculados, para buscar el misterio de Dios, buscarlo como esa cierva del salmo 46 que vemos, durante el regreso, anhelar el agua.