LA GRACIA del Sábado 22 de Octubre de 2016 1ª Lectura (Ef 4,7.11-16) Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios Hermanos: Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que …Más
LA GRACIA del Sábado 22 de Octubre de 2016
1ª Lectura (Ef 4,7.11-16)
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios
Hermanos: Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. Él fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo. Así, ya no seremos como niños, zarandeados por las olas y llevados de un lado para otro por el viento de cualquier doctrina, a merced de hombres malvados y astutos, que conducen engañosamente al error. Por el contrario, viviendo sinceramente en el amor, creceremos en todos sentidos, unidos a aquel que es la cabeza: Cristo. De él, todo el cuerpo recibe su organización, su cohesión y su vida, según la actividad propia de cada una de las partes, y así el cuerpo va creciendo y construyéndose por medio del amor.
Palabra de Dios.
A Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
R Vamos a la casa del Señor.
L ¡Qué alegría sentí cuando me
dijeron: “Vayamos a la casa del Señor!”
Y hoy estamos aquí, Jerusalén,
jubilosos, delante de tus puertas /R
L A ti, Jerusalén, suben las tribus,
las tribus del Señor, según lo que a
Israel se le ha ordenado, para alabar
el nombre del Señor /R (Sal 121).
Aclamación antes del Evangelio
R Aleluya, aleluya. No quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, dice el Señor. R Aleluya (Ez 33,11).
Evangelio (Lc 13,1-9)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. A Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos?
Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.
Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?’ El viñador le contestó: ‘Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré’”.
Palabra del Señor.
1ª Lectura (Ef 4,7.11-16)
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios
Hermanos: Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. Él fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo. Así, ya no seremos como niños, zarandeados por las olas y llevados de un lado para otro por el viento de cualquier doctrina, a merced de hombres malvados y astutos, que conducen engañosamente al error. Por el contrario, viviendo sinceramente en el amor, creceremos en todos sentidos, unidos a aquel que es la cabeza: Cristo. De él, todo el cuerpo recibe su organización, su cohesión y su vida, según la actividad propia de cada una de las partes, y así el cuerpo va creciendo y construyéndose por medio del amor.
Palabra de Dios.
A Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial
R Vamos a la casa del Señor.
L ¡Qué alegría sentí cuando me
dijeron: “Vayamos a la casa del Señor!”
Y hoy estamos aquí, Jerusalén,
jubilosos, delante de tus puertas /R
L A ti, Jerusalén, suben las tribus,
las tribus del Señor, según lo que a
Israel se le ha ordenado, para alabar
el nombre del Señor /R (Sal 121).
Aclamación antes del Evangelio
R Aleluya, aleluya. No quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, dice el Señor. R Aleluya (Ez 33,11).
Evangelio (Lc 13,1-9)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas. A Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos?
Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.
Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?’ El viñador le contestó: ‘Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré’”.
Palabra del Señor.