Que desastre, los mas atacados por el maligno los consagrados, porque caen? solo una respuesta es posible no oran, no ayunan, no hacen sacrificios, penitencia, no leen LA SAGRADA BIBLIA CATOLICA, no son devotos de LA SANTISIMA VIRGEN, no usan los sacramentales, no se confiesan o no lo hacen bien, no comulgan o no o hacen en gracia, no saben la doctrina católica? en fin viven en pecado y parecen no darse cuenta o no les importa, no creo sea posible ser consagrado sin alimentar el alma de las cosas de DIOS, porque el enemigo viene les roba el amor a DIOS y lo santo y ni se dan cuenta. DIOS tenga misericordia de ella y se convierta.

La monja militante gay Mónica Astorga Cremona ya está automáticamente excomulgada, es una asesina de almas. En lugar de lograr el arrepentimiento de los travestis sodomitas prostitutos los ha confirmado en su vicio y ha logrado que ellos se empecinen en su pecado y presuman de el -ORGULLO GAY - desobedezcan y desafíen la Palabra de Dios, pisoteando la Sangre de Cristo.
MILITANCIA GAY: "[El vicio de la sodomía] Los moviliza a pertenecer a la milicia de los espíritu maligno. Les obliga a luchar una abominable guerra contra de Dios". San Pedro Damián
Santa Caterina de Siena Doctora de la iglesia y San Bernardino de Siena, afirmaron que la sodomía es el pecado más grave después del pecado en contra del Espíritu Santo, sin embargo, si se practica la sodomía persistentemente, en violación de los mandamientos de Dios, también se convierte en un pecado en el cual no hay perdón. En en el cap. 124 del diálogo de la Divina Providencia a Santa Catalina de Siena, Dios mismo le revela a ella la gravedad de ese pecado que es repugnante incuso para los espíritus angélicos apostatas. "LA SODOMÍA ES PESTILENTE PARA MÍ Y DESAGRADABLE HASTA PARA LOS MISMOS DEMONIOS", LE REVELÓ DIOS A SANTA CATALINA DE SIENA
Santa Hildegarda explicó que homosexualidad es la suprema ofensa contra Dios.
"Alguien que vivió practicando el vicio de la sodomía sufrirá más dolores en el infierno que cualquier otro, porque este es el peor pecado que existe.” (San Bernardino de Siena)