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MariaCH
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Lección No. 31 Consagración al Corazón de Maria. Virtud del silencio “Debéis ejercitaros en la virtud del silencio, silencio exterior e interior. Aprended a moderar vuestras palabras. Aprended a …Más
Lección No. 31 Consagración al Corazón de Maria.

Virtud del silencio “Debéis ejercitaros en la virtud del silencio, silencio exterior e interior. Aprended a moderar vuestras palabras. Aprended a interiorizar, a meditar; no pequéis por exceso en el hablar. Si queréis alcanzar la sabiduría, debéis aprender a silenciar vuestras tres potencias: cuerpo, alma y espíritu; la paz en vuestra alma la encontraréis en el silencio. Silencio que ha de elevar vuestro espíritu al Cielo y uniros en un idilio de Amor Divino. Silencio que os hará más inteligentes, más receptivos a la Voz del Divino Maestro. Silencio que os habrá de llevar a la sobriedad, a la quietud, a la armonía, al equilibrio emocional. Los grandes sabios, los grandes Santos supieron colocar mordaza en sus labios, supieron abrir su corazón y su entendimiento a la Sabiduría Divina. La virtud del silencio os hará aceptos y agradables ante la presencia de los hombres. La virtud del silencio os hará almas prudentes, delicadas, moderadas en vuestro hablar. La virtud del silencio os adentrará en las sendas de la contemplación, en la ruptura con las cosas el mundo. La virtud del silencio os llevará a la adquisición de la virtud de la prudencia; ambas os dan crecimiento espiritual, dan fin a la procacidad de vuestras palabras. Hijos Míos, en el silencio escucharéis la Voz de Dios. En el silencio podréis encontraros más fácilmente con el Señor. Sus Palabras Divinas caerán en la profundidad de vuestro corazón como susurros de brisa suave. En el silencio os encontraréis con vosotros mismos, descubriréis vuestras flaquezas, vuestras debilidades, tendréis oportunidad de consideraros ínfimos, porque aún sois obras de arte no terminadas. En el silencio os regocijaréis, nadaréis en una paz infinita. En el silencio vuestro corazón se ensanchará al Amor de Dios, percibiréis Mi Presencia Maternal, Mi calidez de Madre. Hijitos Míos, evitad la palabrería, hablad con sutileza y silenciad vuestras potencias, de tal modo que aprendáis a tener un encuentro cara a cara con Dios.”