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DOMINGO XXXIII del T O 2018 Día 18 XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario Es un tema, podríamos decir, clásico en el Evangelio, el del fin del mundo que nos ofrece en este domingo la Liturgia de la …Más
DOMINGO XXXIII del T O 2018

Día 18 XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario Es un tema, podríamos decir, clásico en el Evangelio, el del fin del mundo que nos ofrece en este domingo la Liturgia de la Iglesia por san Marcos. Jesús habla de él en varios momentos. Recordemos, por ejemplo, la parábola del trigo y la cizaña, que termina con la recolección de la mies, que expresa el final de los tiempos; la parábola de la red barredera, que va recogiendo todo género de peces y luego son separados los buenos de los malos, lo mismo que al fin del mundo los ángeles separarán a los hombres... También se narra san Mateo este momento final de los tiempos, y la venida de Jesús con sus ángeles como Juez de todos los hombres. Precisamente este evangelista termina su relato con unas palabras de Jesús a sus Apóstoles, animándoles a tener confianza siempre, porque nunca se sentirán solos: sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo, les dice. Posiblemente se nos antoja demasiado lejano ese momento previsto por el Señor con grandes cataclismos en el sol, la luna y las estrellas. Tal vez su pensamiento nos sobrecoja, aunque no nos inquiete seguramente la posibilidad de vivirlo. Sin embargo, es indudable que para unos antes y para otros después, para todos habrá un día final de este mundo. Hoy pedimos a Dios que sea también para todos el momento de la plena felicidad lograda para siempre; cuando se cumplan por Él todos nuestros anhelos y la voluntad de Nuestro Padre, que quiere a sus hijos junto a Sí por toda la eternidad. Elevemos ahora el corazón a Nuestro Señor, que está sentado a la derecha del Padre y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, pidiéndole que le esperemos como hijos ilusionados que aguardan la venida de su padre. ¿Acaso no hemos esperado así muchas veces? Sólo si nos habíamos portado mal temíamos su llegada por miedo al castigo. Pero ahora no queremos esperar con miedo. Deseamos ser buenos hijos que alegran a su Padre en cada llegada y le esperan con ilusión.
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Tiempo ordinario - dia domingo 33 evangelio de San Marcos.
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