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EDGARIUS
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27 Abril 2017-Jueves 2º de Pascua-Jn 3, 31-36-No seamos aguiluchos de corral. EVANGELIO DEL JUEVES SEGUNDO DE PASCUA, 27 DE ABRIL 2017-CICLO A: Jn 3, 31-36: "NO SEAMOS AGUILUCHOS DE CORRAL". Nos cuenta …Más
27 Abril 2017-Jueves 2º de Pascua-Jn 3, 31-36-No seamos aguiluchos de corral.

EVANGELIO DEL JUEVES SEGUNDO DE PASCUA, 27 DE ABRIL 2017-CICLO A: Jn 3, 31-36: "NO SEAMOS AGUILUCHOS DE CORRAL". Nos cuenta un autor que una familia fue de paseo a la montaña. Encontraron un nido de águila y tomaron de ahí uno de los huevos, que al llegar a su casa le pusieron a una gallina, que estaba empollando. Al final, de aquel huevo salió el polluelo que creció en el corral junto a las otras aves, pero no aprendió a volar. Esta historia me pone a pensar en lo mismo que nos enseña el Evangelio de hoy. ¡Cuántas veces nosotros somos como aguiluchos en un corral, que teniendo las alas no volamos! TENIENDO ALAS NO VOLAMOS. El Evangelio de hoy empieza diciendo que el que viene de lo alto está por encima de todos... Pero el que viene de la tierra pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. "Dime de qué hablas y te diré quién eres, o dime de qué hablas y te diré de que careces". Nosotros somos de la tierra, pertenecemos a la tierra porque estamos hechos también de carne, pero a veces sólo hablamos de las cosas de la tierra... Y aquí es donde ya estamos aprendiendo a ser aguiluchos en un corral... Estando en el corral de la tierra se nos olvida que nuestro corazón es algo más que tierra, y está llamado a ser algo más que tierra. Pero, a veces sólo vivimos de las cosas de la tierra, pues "dime de qué hablas y te diré quién eres". Hay muchas cosas de las que hablo, de las que me quejo, a las que me apego, pero si son sólo materiales, de la tierra... Nosotros nos cortamos las alas al olvidar el cultivo de nuestra alma y corazón. No volamos muy alto. Por eso Jesús nos dice: el que viene de la tierra sólo habla de cosas de la tierra. Es triste que a nuestra alma no le demos un tiempo y el tiempo que ella necesita. Es importante analizar cuánto tiempo le damos a nuestra alma. Porque muchas veces son tantas las cosas materiales que nos rodean, y por las que luchamos que no somos capaces de dejar una hora para nuestra alma. Jesús viene a decirnos que tenemos necesidad de alimento para el alma. Y Jesús nos trae ese alimento. Y además dan testimonio sus mismas obras. Y esto es tan sencillo como dedicar un tiempo para orar, un tiempo para leerte el Evangelio, tan sencillo como escuchar a Dios, un tiempo para tu conciencia. EL QUE CREE EN EL HIJO TIENE VIDA ETERNA. Jesús nos dice el que viene del cielo está por encima de todos y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. Jesús nos insinúa que libres, fuera del corral, estamos mejor y que volamos más alto. Debemos salirnos del corral donde estamos muchas veces encerrados: debemos vivir con nuestro corazón en el cielo, pero también poniendo los pies en el suelo. Cristo Jesús nos dice y nos da testimonio de lo que ha visto y oído. Nos da testimonio de las cosas celestiales, de las que debemos estar viviendo todos los días. Pregúntate cuántas veces hablas tú de ir a misa, cuántas veces te has confesado a lo largo de este año, cuántas veces has buscado al Señor en el interior de tu corazón, cuál es tu comentario cuando alguien empieza a hablar de cosas espirituales. Tu respuesta te hará ver si eres aguilucho de corral, que se va cortando a sí mismo las alas, por no mirar más que en las cosas del corral de este mundo. Eso es poner en práctica las lecciones de Jesús que en el Evangelio de hoy vemos. Jesús nos da lecciones y vive las lecciones de vida que nos da. Jesús nos enseña de manera práctica el camino que debemos seguir. Dediquemos un tiempo de manera cualitativa para las cosas maravillosas de tu alma. ¡Qué hermoso que en un hogar se dedique un tiempo para leer el Evangelio y meditar un poquito sobre él! De esa manera, alimentas tu alma y corazón, y vives de verdades como ave de corral, pero también como águila que vuela hacia lo alto, porque nunca te has cortado las alas. "Señor, podemos decir, dame la oportunidad de que nunca yo termine en el corral, y que como águila vuele muy alto, hasta poderme encontrar contigo, en el abrazo definitivo en la casa del Padre". Vayamos en la onda de Dios y agarrándola del todo. ¡Es la onda de su amor! ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C. PONGO MI LINK DE FACEBOOK, por si alguno quiere hacer algún comentario o quiere contactarme: www.facebook.com/FRSGG/