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Ella sabía que su hijo cruzaba la hora más triste y amarga. Meditaciones del Rosario. Primer Misterio Doloroso. Oración de Jesús en el Huerto. Tu corazón, tu amor, tu oración lo pueden acompañar. …Más
Ella sabía que su hijo cruzaba la hora más triste y amarga.

Meditaciones del Rosario. Primer Misterio Doloroso. Oración de Jesús en el Huerto. Tu corazón, tu amor, tu oración lo pueden acompañar.

Los apóstoles dormían en la hora más triste de Jesús en esta tierra. La excusa: tenían sueño. Pero Jesús moría... Sólo un apóstol velaba: el traidor. “Era de noche” había dicho Juan. Desde ese momento sería eternamente de noche para él. Otra alma estaba en vela, orando con lágrimas profundas en su rostro: María. No puedo creer que la Virgen María esa noche pudiera dormir. Le habían arrancado el sueño. Los corazones que aman, aunque no vean, saben.

Ella sabía, por intuición maternal y sobrenatural que su hijo cruzaba la hora más triste y amarga, Y Ella, la Virgen fiel, la Madre maravillosa, le acompañó, lo fortaleció. Ella fue el ángel que le infundió fuerzas. Eres corredentora por haber sostenido con tus brazos, oración y amor al Redentor en su pasión y muerte. Esa noche no fuiste para ti, fuiste toda para Jesús moribundo. Tu corazón, tu amor, tu oración lo mantuvo en vilo. Como cuando era un niño le animaste a repetir aquellas palabras que Él te había enseñado desde siempre: “Tu voluntad, Señor”. Palabras que Él se sabía muy bien, pero que en el océano de dolor y abandono en que navegaba, era casi incapaz de balbucir.

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

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Tina 13
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