MAYO CON MARÍA: Día 20: ¿Un acordaos?
- ¿Qué quiere que recemos por usted cada día?
El Obispo prefiere hacerse el sordo, pero la insistencia le obliga a contestar:
- "Un acordaos".
Aquel, que estaba dispuesto a cualquier cosa, por difícil que fuese, se sintió como defraudado, pues le parecía poco. El Obispo leyó en la cara de aquel joven su desilusión y añadió:
- ¿Te parece escaso? ¡Qué poco valoras la oración vocal!
Con una sola oración a la Virgen, si tenemos fe, hacemos mucho por quienes queremos.
Madre, ayúdame a valorar cada oración. Si llamo por teléfono a un amigo dándole un recado, sé que me ha oído y que, si puede, lo hará. Cada vez que te digo algo, que te rezo un Acordaos, es -¡por lo menos!- como si te llamara por teléfono: Tú me escuchas y me haces caso.
SAN MARCELINO CHAMPAGNAT, el fundador de los Hermanos Maristas, tuvo que ir en Febrero de 1823 a visitar a un moribundo en una montaña en pleno invierno. Él y su acompañante se perdieron en el camino, porque todo estaba lleno de nieve y era de noche. Después de andar y mucho rato por entre la nieve, cuando estaba ya para morirse de frío, el viento era cada vez más fuerte y helado, Marcelino le dijo al hermano que lo acompañaba: "Amigo mío, estamos perdidos si la Virgen no viene a socorrernos; acudamos a Ella y pidámosle que nos saque del peligro en que nos hallamos de perder la vida en medio de estos montes y de esta nieve".
Con todo fervor rezaron aquella oración:
“Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado por ti.
Animado con esta confianza, a vos también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes,
y, gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana.
No desechéis mis humildes súplicas, oh Madre del Verbo divino, antes bien, escuchadlas
y acogedlas benignamente.
Amén”
Unos momentos después el otro hermano cayó desmayado de asfixia y de frío y cansancio. El Padre Champagnat trataba de reavivarlo para que no fuera a morir allí entre la nieve, y cuando llevándolo casi en peso había caminado como cien metros, de pronto vio una luz que se movía. Dio gritos, y al poco rato llegó un campesino, los llevó a su ranchito que estaba allí cerca, escondido entre la nieve, y los salvó de morir aquella noche entre la nieve.
La Virgen los había salvado.
Preguntado después el campesino por qué salió aquella noche de su casa con una antorcha encendida, respondió: "Yo nunca salgo de noche fuera de mi casa en invierno. Pero esa noche sentí una inspiración, como una voz dentro del alma que me urgía a dar una vuelta con la antorcha encendida alrededor de la casa, y, apenas estuve fuera, empecé a escuchar los gritos del Padre que pedía auxilio. Si no los hubiera llevado aquella noche a mi casa, habrían amanecido muertos por congelación en aquel páramo". Nuestra Señora nunca deja una oración sin atenderla.
Precisamente, hoy, día 20 de mayo, se celebra el nacimiento de este gran Santo, Fundador y Educador: 20 de mayo de 1789. (Marlhes, Loira, Francia, 1789, +Saint-Chamond 6-junio-1840).
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.
Después termina con la oración final.
ORACIÓN FINAL
¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén