Que pena que no tenga usted un pañuelo para secarse las lagrimas de sus lloriqueos, y en lugar de perder su energía en vanas lágrimas, la utilice en defender a Cristo y su Iglesia como a usted siendo sacerdote... mas que a nadie le corresponde. Que pena que pena que sea usted llorón cobarde sin agallas como ministro de Cristo, que ha de ser el primer abanderado en defender su Iglesia, y esconda la cabeza debajo del ala, porque le importa mas que un dictador de falsa misericordia no le humille sacandole de su parroquia o silenciandole que ganar la Gloria de Nuestro Señor. Pues sepa usted "padre" Nuñez... que el Rey de Reyes jamas dejará entrar en su santa ciudad a tibios ni cobardes, y que no se le olvide jamás.