Yo no vengo aquí buscando enemigos.
Soy converso porque nací en una familia profundamente atea. Me llevaron a un colegio cristiano, pero no creían en nada y se burlaban de la religión. Yo iba secretamente a misa, a veces, aunque hacía mi vida.
Cuando mi hermana estaba para morir de cancer me plantee:
¿No creo en Cristo? ¿No es momento de ponerlo ahora en práctica y salvar a mi hermana? Entonces rece mucho y fui mucho a misa, pero mi hermana se burló del sacerdote que tanto me costo meter en su habitación y no recibió la extrema hunción. Pero rezando así sentí a Cristo ( Utilizando el simil de la informática, el programador no necesita tocar el teclado para escribir en nuestro ordenador, tampoco entonces vi con mis ojos, ni oí con mis oídos, pero fue una percepción más real que las más reales) y entonces todo cambió. Dejé de fumar de repente y sin esfuerzo (Más de 2 cajetillas diarias fumaba) y desde entonces rezo mucho y voy mucho a misa, y leo y oigo y sirvo todo lo que puedo.
Eso no quiere decir que sea fuerte, todavía mi carne me hace caer, y eso me hace sufrir mucho, porque en cuanto me despisto me desvío de Dios.