Francisco dice “la reforma de la reforma” es “un error”. Criticó a los seminaristas “tradicionalistas”
Criticó a los seminaristas “tradicionalistas” y afirmó que sus “desequilibrios” se manifiestan en la celebración de la liturgia
En el encuentro anual del papa Francisco con el clero romano (celebrado el pasado 19 de febrero) la atención de los medios se ha centrado en sus observaciones sobre los sacerdotes casados. Semejante o tal vez mayor importancia tuvieron sus palabras sobre la liturgia, publicadas por agencia noticiosa ZENIT.
El Soberano Pontífice no podía haber sido más claro en su opinión sobre la “Reforma de la Reforma”. Habló de la necesidad de un ars celebrandi más respetuoso, pero todo el que haya seguido los debates litúrgicos de los últimos veinte años sabe que eso no quiere decir lo mismo que la “Reforma de la Reforma”. Esperamos sinceramente que los sospechosos habituales en la blogosfera y las redes sociales no pasen totalmente por alto por estas palabras del Papa ni traten de justificarlas formulando complejas explicaciones con el habitual “donde dije digo, digo Diego”, afirmando que quiso decir otra cosa, o bien que se trata simplemente de una noticia falsa o algo por el estilo. ¡Lo que sea con tal de seguir cerrando los ojos a la realidad!
Es increíble que el Sumo Pontífice criticara sin rodeos la “reforma de la reforma” pero no dijera nada negativo del motu proprio Summorum Pontificum en sí, todo lo contrario. Ahora bien, su palabras al parecer condenatorias y despreciativas sobre los seminaristas diocesanos “tradicionalistas” no se pueden ni deben despachar sin más afirmando que simplemente se referían a la conducta inmoral de tales seminaristas. Conducta que también se puede encontrar empíricamente con mucha más frecuencia entre seminaristas no tradicionalistas. Al aludir específicamente (¿“reforma de la reforma”?) a las “liturgias” celebradas por seminaristas “tradicionalistas” una vez ordenados, como manifestación de sus “desequilibrios morales y psicológicos”, salta a la vista que las palabras del Papa apuntan a las simpatías por la liturgia sagrada tradicional de muchos sacerdotes jóvenes y seminaristas. Al decir que la Congregación para los Obispos está interviniendo en este sentido, da a entender claramente que los obispos que acojan a seminaristas de tendencia tradicionalista lo hacen bajo su propia responsabilidad. Y al declarar que en los ambientes tradicionalistas “se dan con frecuencia” problemas psicológicos, puede estar haciendo unas generalizaciones sin piedad que a partir de ahora afecten a esos jóvenes.
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En el encuentro anual del papa Francisco con el clero romano (celebrado el pasado 19 de febrero) la atención de los medios se ha centrado en sus observaciones sobre los sacerdotes casados. Semejante o tal vez mayor importancia tuvieron sus palabras sobre la liturgia, publicadas por agencia noticiosa ZENIT.
El Soberano Pontífice no podía haber sido más claro en su opinión sobre la “Reforma de la Reforma”. Habló de la necesidad de un ars celebrandi más respetuoso, pero todo el que haya seguido los debates litúrgicos de los últimos veinte años sabe que eso no quiere decir lo mismo que la “Reforma de la Reforma”. Esperamos sinceramente que los sospechosos habituales en la blogosfera y las redes sociales no pasen totalmente por alto por estas palabras del Papa ni traten de justificarlas formulando complejas explicaciones con el habitual “donde dije digo, digo Diego”, afirmando que quiso decir otra cosa, o bien que se trata simplemente de una noticia falsa o algo por el estilo. ¡Lo que sea con tal de seguir cerrando los ojos a la realidad!
Es increíble que el Sumo Pontífice criticara sin rodeos la “reforma de la reforma” pero no dijera nada negativo del motu proprio Summorum Pontificum en sí, todo lo contrario. Ahora bien, su palabras al parecer condenatorias y despreciativas sobre los seminaristas diocesanos “tradicionalistas” no se pueden ni deben despachar sin más afirmando que simplemente se referían a la conducta inmoral de tales seminaristas. Conducta que también se puede encontrar empíricamente con mucha más frecuencia entre seminaristas no tradicionalistas. Al aludir específicamente (¿“reforma de la reforma”?) a las “liturgias” celebradas por seminaristas “tradicionalistas” una vez ordenados, como manifestación de sus “desequilibrios morales y psicológicos”, salta a la vista que las palabras del Papa apuntan a las simpatías por la liturgia sagrada tradicional de muchos sacerdotes jóvenes y seminaristas. Al decir que la Congregación para los Obispos está interviniendo en este sentido, da a entender claramente que los obispos que acojan a seminaristas de tendencia tradicionalista lo hacen bajo su propia responsabilidad. Y al declarar que en los ambientes tradicionalistas “se dan con frecuencia” problemas psicológicos, puede estar haciendo unas generalizaciones sin piedad que a partir de ahora afecten a esos jóvenes.
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