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Palabra de Vida 6/2/2015: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado» / Por P. Jesús Higueras. (13 TV / Camino católico) Espacio "Palabra de Vida" de 13 TV del 6 de febrero de 2015, viernes de …Más
Palabra de Vida 6/2/2015: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado» / Por P. Jesús Higueras.

(13 TV / Camino católico) Espacio "Palabra de Vida" de 13 TV del 6 de febrero de 2015, viernes de la 4ª semana de Tiempo Ordinario, San Pablo Miki y compañeros, mártires, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Marcos 6, 14-29

«Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado»

En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.

Unos decían: – «Juan Bautista ha resucitado, y por eso los poderes actúan en él. »

Otros decían: – «Es Elías.»

Otros: – «Es un profeta como los antiguos.»

Herodes, al oírlo, decía: – «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.»

Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.

El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.

Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto.

La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.

La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: – «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.»

Y le juró: – «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»

Ella salió a preguntarle a su madre: – «¿Qué le pido?»

La madre le contestó: – «La cabeza de Juan, el Bautista.»

Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: – «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»

El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.

Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

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