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27 Oct. STA TERESA EUSTAQUIO. Visita nuestra página www.mujerfuerte.org Hijas del Sagrado Corazón de Jesús IFCJ Primera Lectura (Lectio Divina) Efesios 6, 1-9 Hijos, obedezcan a sus padres por amor …Más
27 Oct. STA TERESA EUSTAQUIO.

Visita nuestra página www.mujerfuerte.org

Hijas del Sagrado Corazón de Jesús IFCJ

Primera Lectura (Lectio Divina)
Efesios 6, 1-9
Hijos, obedezcan a sus padres por amor al Señor, porque eso es justo.
Honrarás a tu padre y a tu madre es un mandamiento muy importante, que
lleva consigo esta promesa: Te irá bien y vivirás largo tiempo en la
tierra.

Padres, no exasperen a sus hijos; más bien fórmenlos y corríjanlos,
para educarlos bien, como el Señor quiere.

Esclavos, obedezcan a sus amos de este mundo con docilidad, respeto y
sencillez de corazón, como a Cristo; no sólo cuando los están mirando,
ni sólo para quedar bien con ellos, sino como esclavos de Cristo, que
cumplen de corazón la voluntad de Dios.

Sírvanles, pues, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los
hombres, recordando que cada uno, sea esclavo o libre, será
recompensado por el Señor, según el bien que haya hecho.

Y ustedes, amos, correspondan a sus esclavos en una forma semejante.
Absténganse, pues, de toda clase de amenazas, recordando que tanto
ellos como ustedes tienen el mismo amo, que está en los cielos y en el
cual no hay favoritismos por una persona o por otra.

+ Meditatio
La vida cristiana en su cotidianidad es algo que sorprendía a los que
trataban con los primeros cristianos, pues las relaciones entre ellos
estaban marcadas por el amor. Este amor se expresaba en las relaciones
entre padres e hijos y sobre todo con los esclavos y su trato entre
éstos y sus patrones. Era un trato en el que cada uno entendía con
claridad su rol delante del Señor. Los hijos manifestaban su amor
obedeciendo a sus padres y éstos mostraban su amor educando y
corrigiendo a sus hijos. Esta relación entre padres e hijos es una de
las cosas que debemos de retomar en nuestra vida cotidiana, en donde
vemos una gran rebeldía de parte de los hijos, la cual, según mi
opinión, está basada en una falta de educación apropiada, en donde se
les ha buscado dar todo y más a los hijos. Según mi parecer, son pocas
las familias, aun cristianas, que educan en la disciplina y en la
austeridad, que educan a los hijos en el “temor de Dios”, para que lo
respeten y lo amen. Este principio es básico si queremos que nos
obedezcan pues, si no hay respeto hacia Dios, será difícil que lo haya
para con nosotros.

Mostremos nuestro amor a los hijos educándolos en una relación seria y
amorosa para con Dios nuestro Señor.

+ Oratio
Jesús, muéstrame la manera adecuada de ser un buen hijo. Tú, que
siempre fuiste el Hijo en quien el Padre se complace, muéstrame cómo
ser un hijo en quien mis padres se complazcan. Padre celestial,
enséñame a ser padre como tú eres Padre, quiero amar a mis hijos, como
tú me amas, quiero educarlos como tú me educas, quiero disciplinarlos
como tú lo haces conmigo.

+ Operatio
Hoy confrontaré mi manera de ser hijo y padre con la manera de serlo
de Dios y haré los ajustes necesarios para ir imitando cada vez más su
manera de serlo.
Regresar

El Evangelio de hoy
Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras
se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: "Señor, ¿es verdad que
son pocos los que se salvan?"

Jesús le respondió: "Esfuércense por entrar por la puerta, que es
angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no
podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la
puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta,
diciendo: ‘Señor, ábrenos‘. Pero él les responderá: ‘No sé quienes son
ustedes‘. Entonces le dirán con insistencia: ‘Hemos comido y bebido
contigo y tú has enseñado en nuestras plazas‘. Pero él replicará: ‘Yo
les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos
ustedes los que hacen el mal‘. Entonces llorarán ustedes y se
desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los
profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera. Vendrán
muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán
en el banquete del Reino de Dios.

Pues los que ahora son últimos, serán los primeros; y los que ahora
son los primeros, serán los últimos".

+ Reflexión
Hoy se escucha decir: "Dios es tan bueno, que la verdad yo creo que
nos va a salvar a todos". Esta expresión es en parte verdad y en parte
no. Ciertamente Dios es tan bueno y nos ama tanto que "envió a su Hijo
amado para que todo el que crea en él no muera sino que tenga vida
eterna". Sin embargo, requiere, como lo hemos oído hoy de nuestro
Señor, la cooperación del hombre: "Esfuércense por entrar". Este
esfuerzo no es otra cosa que la cooperación a la gracia que Dios ya ha
depositado en nuestro corazón y que nos impulsa a vivir en la gracia y
a rechazar el pecado.

De manera concreta podemos decir que una de las formas más efectivas
de cooperar a esta gracia, es reconociendo con sinceridad nuestras
áreas débiles (las que de ordinario nos llevan al pecado) —acción de
la gracia—, y alejándonos de las ocasiones de pecado —cooperación
humana—.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro
Irapuato
Primera Lectura (Lectio Divina)
Efesios 6, 1-9
Hijos, obedezcan a sus padres por amor al Señor, porque eso es justo.
Honrarás a tu padre y a tu madre es un mandamiento muy importante, que
lleva consigo esta promesa: Te irá bien y vivirás largo tiempo en la
tierra.
Padres, no exasperen a sus hijos; más bien fórmenlos y corríjanlos,
para educarlos bien, como el Señor quiere.
Esclavos, obedezcan a …Más
Primera Lectura (Lectio Divina)
Efesios 6, 1-9
Hijos, obedezcan a sus padres por amor al Señor, porque eso es justo.
Honrarás a tu padre y a tu madre es un mandamiento muy importante, que
lleva consigo esta promesa: Te irá bien y vivirás largo tiempo en la
tierra.

Padres, no exasperen a sus hijos; más bien fórmenlos y corríjanlos,
para educarlos bien, como el Señor quiere.

Esclavos, obedezcan a sus amos de este mundo con docilidad, respeto y
sencillez de corazón, como a Cristo; no sólo cuando los están mirando,
ni sólo para quedar bien con ellos, sino como esclavos de Cristo, que
cumplen de corazón la voluntad de Dios.

Sírvanles, pues, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los
hombres, recordando que cada uno, sea esclavo o libre, será
recompensado por el Señor, según el bien que haya hecho.

Y ustedes, amos, correspondan a sus esclavos en una forma semejante.
Absténganse, pues, de toda clase de amenazas, recordando que tanto
ellos como ustedes tienen el mismo amo, que está en los cielos y en el
cual no hay favoritismos por una persona o por otra.

+ Meditatio
La vida cristiana en su cotidianidad es algo que sorprendía a los que
trataban con los primeros cristianos, pues las relaciones entre ellos
estaban marcadas por el amor. Este amor se expresaba en las relaciones
entre padres e hijos y sobre todo con los esclavos y su trato entre
éstos y sus patrones. Era un trato en el que cada uno entendía con
claridad su rol delante del Señor. Los hijos manifestaban su amor
obedeciendo a sus padres y éstos mostraban su amor educando y
corrigiendo a sus hijos. Esta relación entre padres e hijos es una de
las cosas que debemos de retomar en nuestra vida cotidiana, en donde
vemos una gran rebeldía de parte de los hijos, la cual, según mi
opinión, está basada en una falta de educación apropiada, en donde se
les ha buscado dar todo y más a los hijos. Según mi parecer, son pocas
las familias, aun cristianas, que educan en la disciplina y en la
austeridad, que educan a los hijos en el “temor de Dios”, para que lo
respeten y lo amen. Este principio es básico si queremos que nos
obedezcan pues, si no hay respeto hacia Dios, será difícil que lo haya
para con nosotros.

Mostremos nuestro amor a los hijos educándolos en una relación seria y
amorosa para con Dios nuestro Señor.

+ Oratio
Jesús, muéstrame la manera adecuada de ser un buen hijo. Tú, que
siempre fuiste el Hijo en quien el Padre se complace, muéstrame cómo
ser un hijo en quien mis padres se complazcan. Padre celestial,
enséñame a ser padre como tú eres Padre, quiero amar a mis hijos, como
tú me amas, quiero educarlos como tú me educas, quiero disciplinarlos
como tú lo haces conmigo.

+ Operatio
Hoy confrontaré mi manera de ser hijo y padre con la manera de serlo
de Dios y haré los ajustes necesarios para ir imitando cada vez más su
manera de serlo.
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El Evangelio de hoy
Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras
se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: "Señor, ¿es verdad que
son pocos los que se salvan?"

Jesús le respondió: "Esfuércense por entrar por la puerta, que es
angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no
podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la
puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta,
diciendo: ‘Señor, ábrenos‘. Pero él les responderá: ‘No sé quienes son
ustedes‘. Entonces le dirán con insistencia: ‘Hemos comido y bebido
contigo y tú has enseñado en nuestras plazas‘. Pero él replicará: ‘Yo
les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos
ustedes los que hacen el mal‘. Entonces llorarán ustedes y se
desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los
profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera. Vendrán
muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán
en el banquete del Reino de Dios.

Pues los que ahora son últimos, serán los primeros; y los que ahora
son los primeros, serán los últimos".

+ Reflexión
Hoy se escucha decir: "Dios es tan bueno, que la verdad yo creo que
nos va a salvar a todos". Esta expresión es en parte verdad y en parte
no. Ciertamente Dios es tan bueno y nos ama tanto que "envió a su Hijo
amado para que todo el que crea en él no muera sino que tenga vida
eterna". Sin embargo, requiere, como lo hemos oído hoy de nuestro
Señor, la cooperación del hombre: "Esfuércense por entrar". Este
esfuerzo no es otra cosa que la cooperación a la gracia que Dios ya ha
depositado en nuestro corazón y que nos impulsa a vivir en la gracia y
a rechazar el pecado.

De manera concreta podemos decir que una de las formas más efectivas
de cooperar a esta gracia, es reconociendo con sinceridad nuestras
áreas débiles (las que de ordinario nos llevan al pecado) —acción de
la gracia—, y alejándonos de las ocasiones de pecado —cooperación
humana—.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro