Santo Evangelio y Lecturas // LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA REINA DE LA PAZ

24 de enero del 2024
miércoles
Blanco / Azul

EN GUADALAJARA Fiesta, LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA REINA DE LA PAZ
Misas de la Virgen María [Conferencia Episcopal Española, 1998]
N° 45 p. 202 / Lecc. I p. 541

A causa de su íntima y estrecha relación con el Hijo, «Príncipe de la paz» (Cfr. Is 9, 6; Is 9, 1-6), la Santísima Virgen ha sido venerada más y más como «Reina de la paz»: en algunos Calendarios de Iglesias particulares –como es nuestro caso– lo mismo que de algunos Institutos religiosos se halla su memoria bajo esta advocación. Conviene recordar que Benedicto XV, el año 1917, en plena guerra europea, mandó añadir a las Letanías lauretanas esta invocación. Los textos eucológicos de esta misa se han tomado del fascículo Proprio delle messe per le diocesi di Savona e Noli, Tipografía Priamar, Savona 1978, p. 17.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 9, 6

Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, y es su nombre: «Príncipe de la paz».

ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, que por medio de tu Hijo Unigénito otorgas la paz a los hombres, por intercesión de la siempre Virgen María, concede a nuestro tiempo la tranquilidad deseada, para que formemos una sola familia en la paz y permanezcamos unidos en el amor fraterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA

[Yo engrandeceré a tu hijo y consolidaré su reino.]
Del segundo libro de Samuel 7, 4-17
En aquellos días, el Señor le habló al profeta Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa para que yo habite en ella? Desde que saqué a Israel de Egipto hasta el presente, no he tenido casa, sino que he andado en una tienda de campaña, por dondequiera que han ido los hijos de Israel. ¿Acaso en todo ese tiempo le pedí a alguno de los jueces, a quien puse como pastores de mi pueblo, Israel, que me construyera una casa de cedro?’
Di, pues, a mi siervo David: ‘Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Yo estaré contigo en todo lo que emprendas, acabaré con tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra.
Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré allí para que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde los tiempos en que establecí jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré descansar de tus enemigos. Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía; y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Él me construirá una casa y yo consolidaré su trono para siempre. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Si hace el mal, yo lo castigaré con vara fuerte y con azotes, pero no le retiraré mi favor, como lo hice con Saúl, a quien quité de tu camino. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente’ ”.
Natán comunicó a David todas estas palabras, conforme se las había revelado el Señor. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL del salmo 88, 4-5. 27-28 29-30

R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
“Un juramento hice a David, mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: ‘Consolidaré tu dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente’. R.
Él me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el Dios que me protege y que me salva ’. Y yo lo nombraré mi primogénito sobre todos los reyes de la tierra. R.
Yo jamás le retiraré mi amor ni violaré el juramento que le hice. Nunca se extinguirá su descendencia y su trono durará igual que el cielo”. R.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R. Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R. Aleluya.

EVANGELIO

[Salió el sembrador a sembrar.]
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 1-20
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago, y se reunió una muchedumbre tan grande, que Jesús tuvo que subir en una barca; ahí se sentó, mientras la gente estaba en tierra, junto a la orilla. Les estuvo enseñando muchas cosas con parábolas y les decía:
“Escuchen. Salió el sembrador a sembrar. Cuando iba sembrando, unos granos cayeron en la vereda; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, donde apenas había tierra; como la tierra no era profunda, las plantas brotaron enseguida; pero cuando salió el sol, se quemaron, y por falta de raíz, se secaron. Otros granos cayeron entre espinas; las espinas crecieron, ahogaron las plantas y no las dejaron madurar. Finalmente, los otros granos cayeron en tierra buena; las plantas fueron brotando y creciendo y produjeron el treinta, el sesenta o el ciento por uno”. Y añadió Jesús: “El que tenga oídos para oír, que oiga”.
Cuando se quedaron solos, sus acompañantes y los Doce le preguntaron qué quería decir la parábola. Entonces Jesús les dijo: “A ustedes se les ha confiado el secreto del Reino de Dios; en cambio, a los que están fuera, todo les queda oscuro; así, por más que miren, no verán; por más que oigan, no entenderán; a menos que se arrepientan y sean perdonados ”.
Y les dijo a continuación: “Si no entienden esta parábola, ¿cómo van a comprender todas las demás? ‘El sembrador’ siembra la palabra.
‘Los granos de la vereda’ son aquellos en quienes se siembra la palabra, pero cuando la acaban de escuchar, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. ‘Los que reciben la semilla en terreno pedregoso’, son los que, al escuchar la palabra, de momento la reciben con alegría; pero no tienen raíces, son inconstantes, y en cuanto surge un problema o una contrariedad por causa de la palabra, se dan por vencidos.
‘Los que reciben la semilla entre espinas’ son los que escuchan la palabra; pero por las preocupaciones de esta vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás, que los invade, ahogan la palabra y la hacen estéril.
Por fin, ‘los que reciben la semilla en tierra buena’ son aquellos que escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha: unos, de treinta; otros, de sesenta; y otros, de ciento por uno”. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN: Esta conocida parábola de Jesús es referida también por los otros dos evangelistas sinópticos (Cfr. Mt 13, 1-23 y Lc 8, 4-15). Ella es una respuesta contundente a quienes, –como los jefes del pueblo– solían poner en duda el éxito de su misión, al servicio de Reino. Aunque aparentemente los primeros resultados hablan de fracaso, la eficacia de la semilla está asegurada. Según la detallada explicación que Él mismo da, la semilla caída en tierra fértil compensa, y con creces, la esterilidad de las caídas en el «camino», en el «pedregal» o entre los «espinos».

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de expiación, al celebrar la memoria de la santísima Virgen María, Reina de la paz, y pedimos para tu familia los dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN

La Virgen engendró al Dios y hombre, Dios nos devolvió la paz, reconciliando consigo el cielo y la tierra.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Señor, tu Espíritu de caridad, para que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, en esta conmemoración de la Virgen María, Reina de la paz, cultivemos eficazmente entre nosotros la paz que él nos dio. Por Jesucristo, nuestro Señor.