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Camino Neocatecumenal es una comunidad judío-protestante sólo con una decoración católica. El Camino Neocatecumenal es una comunidad judeo-protestante Sr. Fülep: Al mismo tiempo que se persigue a la …Más
Camino Neocatecumenal es una comunidad judío-protestante sólo con una decoración católica.

El Camino Neocatecumenal es una comunidad judeo-protestante

Sr. Fülep: Al mismo tiempo que se persigue a la tradición, hay algunos nuevos movimientos modernos que son muy apoyados. Uno de ellos es la comunidad de Kiko. ¿Qué opina sobre el Camino Neocatecumenal?

Mons. Schneider: Es un fenómeno muy complejo y triste. Siendo franco: es un caballo de Troya en la Iglesia. Les conozco muy bien porque fui su delegado episcopal durante varios años en Karaganda (Kazajistán). Y participé en sus Misas y reuniones y leí los escritos de Kiko, su fundador, así que les conozco bien. Si hablo abiertamente sin ser diplomático, debo afimar: El Camino Neocatecumenal es una comunidad judeo-protestante dentro de la Iglesia, sólo católica en apariencia. El aspecto más peligroso es el concerniente a la Eucaristía, porque la Eucaristía es el corazón de la Iglesia. Cuando el corazón está en mal estado, todo el cuerpo está en mal estado. Para el Neocatecumenado, la Eucaristía es antes que nada un banquete fraterno. Esto es protestante, una actitud típicamente luterana. Ellos rechazan la idea y la enseñanza de la Eucaristía como un verdadero sacrificio. Incluso sostienen que la enseñanza y creencia tradicional de la Eucaristía como sacrificio no es cristiana sino pagana. Eso es completamente absurdo; es típicamente luterano, protestante. Durante sus liturgias eucarísticas tratan al Santísimo Sacramento de una forma tan banal, que a veces llega a ser horrible. Permanecen sentados mientras reciben la sagrada Comunión, y así pierden partículas porque no tienen cuidado con ellas, y después de la Comunión bailan en vez de rezar y adorar a Jesús en silencio. Eso es realmente mundano y pagano, naturalista.
El segundo peligro es su ideología. La idea principal del Neocatecumenado según su fundador, Kiko Argüello, es la siguiente: la Iglesia tuvo una vida ideal [perfecta] sólo hasta Constantino, en el siglo IV; sólo ésa fue realmente la auténtica Iglesia. Y con Constantino la Iglesia empezó a deteriorarse: degeneración doctrinal, litúrgica y moral. Y la Iglesia tocó fondo en esta degeneración de la doctrina y la liturgia con los decretos del Concilio de Trento. Sin embargo, opuesta a su opinión, la verdad es todo lo contrario: ese fue uno de los momentos culminantes de la historia de la Iglesia por la claridad de la doctrina y de la disciplina. Según Kiko, la Edad oscura de la Iglesia duró desde el siglo IV hasta el Concilio Vaticano II. Sólo con el Concilio Vaticano II la luz regresó a la Iglesia. Eso es una herejía, porque equivale a decir que el Espíritu Santo abandonó la Iglesia. Y es muy sectario y muy en línea con Martín Lutero, que dijo que hasta [llegar] él, la Iglesia había estado en tinieblas y que sólo gracias a él llegó la luz a la Iglesia. La posición de Kiko es fundamentalmente la misma, sólo que Kiko postula el oscurantismo de la Iglesia desde Constantino hasta el Vaticano II. Así que, malinterpretan el Concilio Vaticano II. Dicen ser apóstoles del Vaticano II. Así justifican todas sus prácticas y enseñanzas heréticas con el Vaticano II. Eso es un abuso grave.

Sr. Fülep: ¿Cómo puede esta comunidad ser admitida oficialmente en la Iglesia?

Mons. Schneider: Esa es otra tragedia. Establecieron un poderoso lobby en el Vaticano hace al menos treinta años. Y hay otro engaño: en muchos eventos presentan a los obispos muchos frutos de conversión y muchas vocaciones. Un montón de obispos están deslumbrados por sus frutos, y no ven los errores, ni los examinan. Tienen familias numerosas, muchos hijos, y altos valores morales familiares. Por supuesto, eso es un buen resultado. Sin embargo, también hay una especie de conducta exagerada para presionar a las familias a tener el mayor número posible de hijos. Eso no es sano. Y dicen: estamos aceptando la Humanae Vitae, y eso, por supuesto, es bueno. Pero al final eso es una quimera, porque hoy también hay una barbaridad de grupos protestantes en el mundo con valores morales elevados, que también tienen un gran número de hijos, y que también van y protestan contra la ideología de género y la homosexualidad, y que también aceptan Humanae Vitae. Pero, para mí, ¡ese no es un criterio determinante de la verdad! También hay muchas comunidades protestantes que convierten a numerosos pecadores, gente que tenía adicciones como el alcoholismo y las drogas. Por ello, el fruto de conversiones no es un criterio decisivo para mí, por lo que no invitaré a mi diócesis a ese grupo protestante bueno, que convierte a los pecadores y tiene muchos hijos, para que se dediquen a hacer apostolado. Ese es un delirio de muchos obispos que están deslumbrados por los supuestos frutos.